Fiscalía denuncia a Lula por lavado de dinero y ocultar patrimonio. Medios locales afirman que Lula y su esposa, Marisa Leticia, ocultaron su patrimonio al negar la propiedad de un departamento de tres plantas en la localidad costera de Guarujá.
Por Chachareros con apoyo de Exélsior
Parecería cosa de tontos comparar lo que sucede en Brasil, frente a lo que se ha vivido en Colombia en el último medio siglo. Aquí ha habido presidentes que se han enriquecido de manera descarada, sin que jamás hayan tenido que ir a responder por algo ni siquiera a una comisaría.

Días de gloria para Lula, un verdadero ídolo de la nueva política en Brasil. La política del Partido de los Trabajadores.
Casos recientes se han visto de acusaciones serias de hijos de presidentes que se han aprovechado de esa coyuntura para hacerse multimillonarios con negocios que, de una u otra forma, tienen que ver con el Estado.
Casos como el de numerosas zonas francas. Liquidación y venta de Telecom. Eliminación del Seguro Social y cambiarlo por una Nueva EPS que no se sabe quiénes son algunos socios privados. El entierro de pobre a Adpostal, con una impune masacre laboral de por medio. Además, se crea de inmediato una empresa privada que se queda con todos los activos de Adpostal y nadie sabe quiénes son los misteriosos socios de la Alianza APP (alianza público-privado). Acaban con las empresas de apuestas permanentes y los nuevos dueños de las nuevas empresas son unos completos fantasmas misteriosos, que actúan como jefes de ‘la cosa nostra’.
Un poco más atrás, la más gigantesca y poderosa prestadora del servicio de salud en todo el país, Saludcoop, quebró en medio del peor escándalo, y mientras se decía que de dicha empresa eran socios amigos muy cercanos de un expresidente, incluso miembros de su familia, al final el único culpable resultó ser el señor Palacino, presidente de la compañía, pero, obviamente, no es el único que debe ir a la cárcel por el resto de sus días.

Lula hizo profundas transpofrmaciones, y cuando el mundo capitalista se asustó por su origen sindical y sus primeras de cambio, él salió a tiempo a calmarlos con voz convincente. Y cumplió.
Porque mientras Palacinos y sus compinches derrochaban en licores, narcóticos, modelos prepagos y condominios al estilo de los emires árabes petroleros, en las clínicas de Saludcoop se morían centenares de pacientes por falta de una debida atención y el mezquino suministro oportuno de la medicina. A todo enfermo terminal se le negaba una medicina tipo morfina o heroína que lo ayudara a morar sin tanto dolor. Por el contrario, médicos y enfermeras lo dejaban a su suerte, solo con sus sufridos familiares que compartían los terribles dolores de un cáncer estomacal.
Aquí nada pasa. Allá caen los ídolos
Y nada pasa. En Colombia nadie toca a los expresidentes. Son figuras decorativas. Pero figuras de cristal reforzado que cae y se levanta como si nada.
En cambio, en Brasil, la cosa es a otro precio. Allá la oposición está haciendo una fiesta con el Partido de los Trabajadores, y al pobre Luiz Inacio Lula da Silva lo han vuelto una piltrafa humana que produce lástima.
La fiscalía de Sao Paulo denunció este miércoles al expresidente Luiz Inacio Lula da Silva por lavado de dinero y falsedad ideológica, a días de haber sido interrogado por la policía por su supuesta implicación en la trama de corrupción en Petrobras.
Se trata de una denuncia que no fue realizada por los fiscales que el viernes pasado pidieron el interrogatorio policial de Lula, ya que se produce en Sao Paulo y no en Curitiba, capital del estado de Paraná y donde es coordinada la Operación Lava Jato (Operación Limpieza) contra la corrupción en la petrolera estatal brasileña.
Aunque el Ministerio Público de Sao Paulo rechazó dar detalles hasta mañana jueves, la prensa brasileña asegura que Lula y su esposa, Marisa Leticia, fueron denunciados en un documento de 192 páginas por lavado de dinero y falsedad ideológica en el marco de otra trama, el denominado caso Bancoop.
Ambos son acusados de tratar de ocultar su patrimonio al negar la propiedad de un departamento de tres plantas en la localidad costera de Guarujá que, según los investigadores, sí les pertenece.
Además de ellos, uno de los hijos de la pareja, Fabio Luís Lula da Silva; el ex tesorero del Partido de los Trabajadores (PT), Joao Vaccari; dirigentes de una constructora brasileña y otras 11 personas, están acusados de organización criminal y estelionato (fraude).

A pesar de todo Lula guardaba la esperanza que la cosa no pasaría a mayores y podría lanzarse para repetir en 2018. Fue su peor error. Porque desató un huracán en contra suya y del PT.
Esta denuncia no se enmarca en la Operación Lava Jato, sino en otra causa en la que Lula era sospechoso.
Esta nueva causa tiene que ver con la quiebra de inversiones inmobiliarias de la Cooperativa Habitacional de los Banqueros de Sao Paulo (Bancoop), como consecuencia de supuestos desvíos para financiar campañas del PT entre 2002 y 2004.
En el centro de las sospechas contra el expresidente –tanto en el Lava Jato como en el caso Bancoop- está un departamento de tres plantas, cuya propiedad niega la familia del exmandatario, pero que los investigadores le atribuyen con base en pruebas documentales.
La policía asegura que el lujoso tríplex –con piscina y ascensor interno- sería del exmandatario, quien habría realizado una profunda reforma de éste con dinero procedente de dos constructoras –OAS y Odebrecht- investigadas en la operación Lava Jato.