Austero en las formas y profundo en los mensajes Robert Allen Zimmerman,  conjuga la canción y la poesía en una obra que crea escuela.

Por Estela Monterrosa

Su obra es fiel reflejo del espíritu de una época que busca respuestas en el viento para los deseos que habitan en el corazón de los seres humanos.

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Bob Dylan en el Azkena Rock Festival de Vitoria en junio de 2010.

Cuando Alfred Nobel hizo su testamento dejó allí instaurado que el premio Nobel sería otorgado  “una parte a la persona que haya producido la obra más sobresaliente de tendencia idealista dentro del campo de la Literatura”.

Hoy al hablar del Premio Nobel de Literatura 2016, tenemos que hacer reverencia ante un músico que cuenta con 75 años, pero que desde muy pequeño su sueño era la música y la poesía, y todo lo que ha hecho hasta estos días ha sido de una calidad indiscutible en grado superlativo. Si hablamos de Robert Allen Zimmerman muchos no sabrán quién es, posiblemente dirán que es un escritor, pero si decimos Bob Dylan, inmediatamente la gran mayoría lo asocia con el rock, pero es que la vida de este premio Nobel es un cúmulo de éxitos, en todos los géneros musicales en que se ha desenvuelto, por las letras de sus canciones, que son bellezas poéticas, de rimas y de expresión espiritual.

Dylan en sus 75 años ha vivido intensamente y por lo tanto ha experimentado tantos sentimientos, que tiene interiormente de dónde inspirarse para expresar con belleza literaria todo aquello que lleva por dentro. Su vida ha sido un constante escribir, expresar, cantar, sentir, proclamar a los cuatro vientos, con su acompañamiento musical todo lo bueno de la vida, pero también aquello que te produce dolor, risa, lágrimas y por último en estos tiempos FE, porque hasta Dios llegó a su vida y tocó su corazón, como él mismo lo dice: «Hace años me dijeron que era un profeta. Yo solía decir: «No, no soy un profeta». Ellos decían: «Sí lo eres, eres un profeta». Yo decía: «No, no soy yo». Ellos solían decir: «Seguro que eres un profeta». Solían convencerme de que era un profeta. Ahora salgo y digo que Jesucristo es la respuesta. Ellos dicen: «Bob Dylan no es un profeta». Simplemente no pueden manejar la situación».

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Bob Dylan con Joan Baez en la marcha por los Derechos Civiles en Washington, D. C. en 1963.

Ese es el Dylan humano, el poeta, el que fue premiado por la academia sueca. No importa cuántos discos haya grabado, cuantos haya vendido, cuantos hayan alcanzado el primer puesto en las listas musicales, cuantas giras haya hecho, nada de eso importa, lo que interesa es su forma de escribir en la música, su sentimiento expresado en la escritura, lo que sienten sus seguidores cuando esa poesía con música los golpea en su interior, en sus sentimientos.

La profundidad de las letras de sus canciones es tal que cuando se encontró Bob Dylan con los Beatles, un encuentro que estaba destinado a suceder en algún momento, tal y como sucedió también con Elvis. Eran los más grandes y debían cruzar caminos necesariamente. La experiencia no fue tanto como un intercambio de ideas entre dos grandes artistas, sino una buena juerga entre colegas. Sin embargo, para ambos artistas fue un evento revelador.

Los Beatles a partir de entonces comenzaron a crear letras de mayor profundidad, más personales, además de que ya se habían fastidiado de tocar para miles de adolescentes gritonas que no los escuchaban y tampoco dejaban que ellos lo hicieran. Tal como la experiencia la solución era “interiorizarse”, cosa que comenzarán a hacer con el álbum Rubber Soul hasta llegar a extremos como el Sgto. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.

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Bob Dylan en concierto, en el Finsbury Park de Londres, el 18 de junio de 2011.

Por su parte, Dylan aprendió de los Beatles la construcción de melodías memorables, de canciones que la gente pudiera gozar y no sólo se dieran el trabajo a analizar sus letras profundas de contenido social. El tocar para los mismos existencialistas folk de suéter de cuello de tortuga con su guitarra acústica en un punto ya no era suficiente, quería ir más allá, salir a donde estaba el gran público, de ahí vendría su “electrificación” que tantas críticas le ganó. Los cambios se harían patentes en su álbum de 1965, Bringing It All Back Home. Fue tan grande lo que sucedió después del encuentro que la conjunción de estas estrellas no cambió la música popular, cambió los tiempos en los que viviríamos.

Por esto y por muchas otras cosas Dylan es considerado como una de las figuras más prolíficas e influyentes de su generación en la música popular del siglo XX y de comienzos del siglo XXI. Un hombre con una imaginación surrealista, es un hombre singular, sino veamos lo siguiente: Cuando le preguntaron, el año pasado, cómo veía a su público desde el escenario, el músico respondió: «Definitivamente no veo un mar de conformidad, gente que no puedo categorizar fácilmente. No podría decir que hay un tipo de fan. Veo a un tipo vestido de traje y corbata junto a uno con blue jeans. Veo a otro tipo de saco sport junto a otro que usa una camiseta y botas vaqueras. En ocasiones veo mujeres en vestido de noche y veo chavas con mirada punk. Todo tipo de gente».

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Dylan emprendió su primera gira mundial con The Hawks —posteriormente conocidos como The Band— como banda de acompañamiento.

Canciones como ‘Blowin’ in the Wind’, ‘The Times They are A-Changing y ‘Like a Rolling Stone’ lo consolidaron  en la década de los 60 no solo como el principal cronista de unos años convulsos y de gran transformación social en Estados Unidos, sino también como el gran responsable del acercamiento de la música tradicional a los nuevos esquemas artísticos de la incipiente cultura popular que empezaba a florecer en aquellos años.

Es que las letras de Dylan incorporan una variedad de temas sociales, políticos, filosóficos y literarios que desafiaron la música pop convencional existente y apelando generalmente a la contracultura emergente en la época. Influido por Woody Guthrie, su ídolo de siempre, Robert Johnson y Hank Williams, Dylan amplía y personaliza géneros musicales a lo largo de cinco décadas de carrera musical, en las que exploró la tradición musical estadounidense con el folk, el blues, el country, el gospel, el rock and roll y el rockabilly, así como la música folk inglesa, escocesa e irlandesa, pasando por el jazz y el swing. Dylan toca la guitarra, la armónica y los teclados, y respaldado por una alineación de músicos cambiante, ha salido de gira anualmente desde finales de la década de 1980, en lo que se conoce como Never Ending Tour, La gira interminable.

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Bob Dylan y Juan Pablo II.

Comentario aparte merece su conversión al cristianismo, su parte espiritual. En su búsqueda de la verdad a través de la música encontró el tesoro del cristianismo, que le ha servido de inspiración para componer de forma explícita tres de sus discos y muy pocos hubiesen apostado a que el genial Dylan llegase a cantar alguna vez ante un Papa. Pero la historia de Dylan se escribe así, como la de un ‘canto rodado’ y a golpes de inspiración, en ocasiones, como en el caso de su conversión al cristianismo, parece que es  inspiración divina. Tras sufrir la separación de su mujer, con la que tuvo cuatro hijos, un Dylan cuarentón sufre una crisis existencial que le lleva a descubrir el valor de la Cruz y la redención.

Fue una época dura para el cantante, pero tremendamente fructífera para su discografía. Así, en 1979, 1980 y 1981, publica tres discos seguidos que son conocidos por sus biógrafos como los ‘discos cristianos’: Slow train coming (El tren que viene despacio), Saved (Salvado) y Shot of love (Impacto de amor).En ellos se escuchan, mezclados con acordes desgarrados y tensos punteos, letras de canciones tan explícitas como When He returns (Cuando Él regrese).Son poesía, poesía maravillosa:

“Entrega tu corona sobre esta tierra manchada de sangre; quítate la máscara;

Él ve tus actos;

Él sabe tus necesidades antes de que tú le pidas; ¿Cuánto tiempo puedes falsear y negar cuál es la Verdad?”.

“De cada plan terrenal que el hombre hace para servirse, Él no se preocupa;

Él tiene planes para instalar Su trono;

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Bob Dylan canta ante el Papa en Bolonia.

Cuando Él regrese”.

En 1997  Juan Pablo II le dio una sonrisa al invitarle a tocar ante 300.000 jóvenes durante la celebración del Congreso Eucarístico de Bolonia. La invitación supuso un desacuerdo entre el Papa y el entonces cardenal Ratzinger, que no veía conveniente la actuación, en el marco del Congreso, de “ese tipo de profetas”. Pero el Papa polaco era capaz entonces de ver más allá de las apariencias, sirviéndose de la letra más conocida del poeta, justo después de que la cantara, para evangelizar.

La primera estrofa de Blowin’ in the wind pregunta: “¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre antes de convertirse en hombre?”, a lo que Juan Pablo II lanzó su respuesta al viento, para que perdurase en el tiempo tanto como la canción: “¿Cuántos caminos? Hay uno sólo: ¡Cristo es el camino que el hombre tiene que recorrer antes de ser llamado hombre!”.

Bob Dylan tiene 75 años, de los que ha dedicado 50 a la música, y 58 discos a sus espaldas, de los que ha vendido más de 90 millones de copias.

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Los Beatles y Bob Dylan en un super encuentro.

Sus giras musicales han dado varias veces la vuelta al mundo. Es una leyenda viva, atrevida, cansada pero siempre en marcha. Es un peregrino del rock que vive su vida dispuesto a rectificar, pero manteniendo algo inamovible: su fe. La coherencia de sus convicciones religiosas se manifiesta en una trayectoria con temas como Ye shall be changed (Serás transformado), Lord protect my child (Señor protege a mi niño), You changed my life (Cambiaste mi vida), Man of Peace (Hombre de Paz), Shooting Star (Estrella fugaz) o Ring them Bells (Tocad las campanas).

Estas son algunas de las muchas canciones en las que Dylan muestra un gran dominio de la Biblia -en especial, seguramente por su ascendencia judía, del Antiguo Testamento- y en las que hace una defensa de los valores del Evangelio. En el año 2009 se atrevió a sacar un CD a medio camino entre el country y el blues con una selección de villancicos titulada Christmas in the Heart (Navidades en el corazón).

“Soy alguien que cree, manifestó tras cantar ante el Papa, lo vivo así y lo he manifestado en mis canciones. Una vez escribí que Dios no es un ‘fetiche’ para las necesidades del hombre, y sigo pensándolo. Sinceramente, no ha cambiado nada, no tengo nada nuevo que añadir. Yo soy creyente”.

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Hogar de Duluth (Minnesota) donde Dylan pasó parte de su infancia.

Este ser humano especial, el genio de  Minnesota, es el Premio Nobel de Literatura 2016.Que vio la luz el 24 de mayo de 1941, se crió en las colinas de hierro Mesabi, en Hibbing, al oeste del Lago Superior.

Sus abuelos paternos, Zigman y Anna Zimmerman, emigraron desde Odessa —actual Ucrania— a los Estados Unidos a causa de un pogromo antisemita acaecido en 1905. Por otra parte, sus abuelos maternos, Benjamín y Lybba Edelstein, eran judíos lituanos que llegaron a América en 1902. En su autobiografía Chronicles: Volume One, Dylan escribió que el apellido de su abuela materna era kirguís y que su familia procedía de Kağızman, en la región de Anatolia Oriental al este de Turquía. Sus padres, Abraham Zimmerman y Beatrice «Beatty» Stone, formaban parte de una reducida comunidad judía. Robert Zimmerman vivió en Duluth hasta los seis años, cuando su padre contrajo la poliomielitis y su familia volvió a Hibbing, la ciudad natal de su madre, donde pasó el resto de su infancia. Autor del libro «Tarántula» y galardonado con un Oscar y Golden Globe por la canción «Things Have Changed» de la película «Wonder Boys», Dylan es dueño de una prosa única que cautiva a todas las generaciones. Su figura e importancia como artista le han permitido trascender las fronteras de lo estrictamente musical.

Hoy que ha ganado el Premio Nobel, Hay que estudiar despacio al genio Bob Dylan a lo largo de toda su discografía para disfrutar de su mensaje humanista y religioso, de su poesía y  también para hacernos una idea del verdadero Robert Allen Zimmerman.

Sobre el autor

Educadora de pre-escolar, con vocación de periodista. Barranquillera y Chacharera, con grandes metas, educando una nueva generación. Móvil 3024019715
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