En su autobiografía «Vivir para contarla» retrata de cuerpo entero lo que significó para él Barranquilla.
A esta ciudad llegó por primera vez a los dos años de nacido, en una de las tantas mudanzas de sus padres con toda la prole.

Plaza La Aduana de Barranquilla
Regresaron a Aracataca, pero cuatro años después retornaron a Barranquilla luego de una estancia fugaz en Sincé, (población sucreña donde nació Gabriel Eligio, el papá de García Márquez). Luego la familia se trasladó a Súcre, pueblo perteneciente en esa época al Bolivar grande.
A los 6 años de edad Gabo fue matriculado en el colegio San José de Barranquilla para luego hacer un periplo escolástico en Chiquinquirá Cundinamarca.
Después de un recorrido por Bogotá y Chiquinquirá, hizo lo propio por Cartagena y Barranquilla en donde empezó en firme su actividad literaria y periodística con varios cuentos, columnas de opinión y periodismo.
Fue la maravillosa época de esplendor del afamado Grupo de Barranquilla liderado, entre otros, por: Álvaro Cepeda Samudio, Juan B. Fernández Renowitzky, Alfonso Fuenmayor y Germán Vargas Cantillo. El grupo solía reunirse diariamente en un céntrico café barranquillero al cual asistía día tras día Ramón Vinyes «El sabio Catalán», quien quedó en la historia para siempre en «Cien años de soledad», al igual que todos los miembros de ésa cofradía.
Por eso es que García Márquez, cuantas veces le preguntaban sobre sus vínculos con Barranquilla decía que la añoraba mucho — lo mismo que el olor de la guayaba cuando estaba lejos, y todo el cuerpo se le «ensamblaba tan pronto llegaba a ella».
Y una de sus épocas de oro como periodista las vivió en esta ciudad, con proyectos literarios como una revista deportiva y literaria, varios de sus mejores cuentos y la inmensa actividad como editorialista y columnista en El Heraldo.
Tareas que también realizó en breve temporada en El Universal de Cartagena y en El Espectador de Bogotá.
Los mejores recuerdos que dijo tener de Barranquilla porque fue que aquí donde Mercedes Barcha le dió el SÍ, y aquí fue donde se casaron en la iglesia de la Inmaculada Concepción. Se conocieron a muy temprana edad en el pueblo de Súcre. Allí Gabo se le declaró con la frase: » Tú serás mí esposa».
Por ésas razones es más que merecida y oportuna la iniciativa de Juan Jaramillo, director de la Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta (Clena) de trasladar la estatua de Gabo a la plaza de la Aduana de Barranquilla.










