Se conocen los ganadores del VI premio Nacional de Cuento La Cueva.
Por Chachareros
Yace la tarde. La noche gritaba su llegada y se hacía sentir con el cantar de unas cotorras, se refugiaban en un árbol de almendra ubicado cerca la carrera 43 con calle 72, lugar que caminé minutos antes, para dirigirme al restaurante bar la cueva. Se llevaría a cabo la ceremonia de premiación.
Antes de comenzar el evento, sonaba una canción cuyo nombre era; <<Nochecita>> de Maite Hontele (trompetista Holandesa que se ha especializado en interpretar ritmos del caribe) junto a Herencia de Timbiquí (agrupación que hace parte del nuevo folclor del pacífico), su melodía era exquisita, como el jugo de fresa que disfruté previo al acto que me llevaría a sentir un éxtasis literario.
Heriberto Fiorillo empieza a poner en contexto a los asistentes, dejando claro que no hay complicidad alguna para escoger a los ganadores del dictamen, destacando que todo lo organizado era producto del amor a este tipo de relatos. sin más preámbulos, los ganadores:
En el tercer lugar fue para «Piel Suave» de Alvaro Castillo granada, un vendedor de libros usados que se inspiró en sus compradores para escribir su relato.
«Nunca se sabe donde van a aparecer los libros. Llegan y se van azarosamente. Es como si respondieran a un llamado misterioso, ancestral, para llegar a formar parte de una historia siempre nueva. Algo así como una novela constante.»
El segundo lugar fue para Fernanda Trías y su cuento “Miembro fantasma” la traductora y narradora Uruguaya basó su relato en las vivencias de un niño en la época de la dictadura, resaltando que Colombia le permite escribir diferente, y esto le permitió encontrar un mundo de posibilidades.
En el primer puesto estuvo «Patas de Curracón» de Nicolás Medina. Su cuento surge de un homenaje que le quiso hacer a su abuelo, el cual sufre de alzheimer.
«Eduardo despertará a las cinco de la mañana. Estirará su brazo derecho para buscar sus gafas y no las encontrará. Se sentará en el borde de la cama y se pondrá las pantuflas. Querrá ir a la sala pero su cerebro lo llevará al patio. Se sentará en una banca, y, aunque sentirá el frío, lo obviará y mirará las nubes grises. Empezará a llover.”
Todas las historias tienen una línea narrativa parecida, fortalecida por la creatividad de sus autores, quienes demuestran una vez más que nos alimentamos de nuestro medio ecológico para fecundar narraciones valiosas. Estas tienen como finalidad mostrar lo asombroso en cada cosa de nuestra cotidianidad.
