Hace 23 años, el barranquillero Orlando Mendoza Mantel, con su diploma de arquitecto recién estrenado, llegó a la isla caribeña con una maleta llena de ilusiones.
Hoy la maleta está llena de un hogar, con una hija que es la niña de sus ojos y una prestigiosa firma constructora, Ormen (Orlando Mendoza).
“Soy barranquillero, arquitecto de profesión, hijo de Vícente Mendoza y Fanny Mantel. Llegué a la isla de Aruba en el año 1990, exactamente el 3 de diciembre, por iniciativa de una invitación de un arquitecto que estaba haciendo un proyecto de 100 casas que se llamaba Tropical Caribe House, del cual yo soy participe de ese diseño y en el momento de la construcción necesitaban un arquitecto residente para ejecutar ese y otros proyectos”.
Orlando Mendoza Mantel, a pesar de los años vividos en la isla bajo dominio holandés, no ha dejado, por nada del mundo, su tumbao barranquillero. El aguaje de camaján de barrio que de vez en cuando juega a la pelota, porque, barranquillero que se respete juega beisbol y baila salsa de la buena.
El papiamento no ha sido, precisamente, un escollo para Orlando, como sí lo ha sido el holandés, lengua que tuvo que ejercitar a las carreras para poder recibir la visa de residente como ciudadano del Reino Unido de Holanda.
“Desde mis primeros meses en Aruba me comunicaron que sería el arquitecto residente y yo acepté muy amablemente. El proyecto, que estaba programado para 100, se redujo a solo 40 casas. Duré 3 años en ese proyecto, pero a raíz de ese trabajo, hice contactos con varios contratistas. Por el momento regresé a Barranquilla, pero me volvieron a llamar y regresé en 1993. Fue fácil en esa época llegar a la isla, prácticamente indocumentado, porque llegar a Aruba, Bonaire y Curazao en ese tiempo era más fácil conseguir un permiso de trabajo. Ese se conseguía por medio de un trámite sencillo. Pero al principio no tuve problema para conseguir el permiso. Ya a los 4 días yo tenía mi permiso de trabajo con la cual he estado siempre aquí en la isla y me siento satisfecho que ya son 23 años que tengo trabajando. Son 8 años que duré trabajando con varias compañías y después me independicé y construí mi propia compañía que se llama Ormen construcción: Or de Orlando y Men de Mendoza”, cuenta este barranquillero ‘arrebatao’.
¿Cuáles fueron esas empresas que le dieron la mano inicialmente, que vale la pena nombrarlas, y luego si nos dice cuáles son los proyectos que ha ejecutado, los que estás trabajando ahora y que espera que viene para el futuro?
–Los proyectos son, no sé si habrá tiempo para mencionarlos, pero voy a mencionar los más importantes. En principio trabajé, como lo dije anteriormente, con la compañía Tropical Caribe House y, después, tres años con una compañía netamente arubiana, Genaty Consultye, en la cual trabajé 8 años. Allí empecé como supervisor, hasta llegar a ser director de obra. Ocurrió algo que lamento y es que la compañía por problemas económicos cerró. A raíz de eso me desplacé hacia otras empresas, en asocio con otras compañías.
Una de ellas de propiedad el arquitecto Archimaduro, un reconocido profesional Arubiano, con quien hicimos varios obras. Pero a medida en que salía una nueva entidad contratista, él me contrataba y yo las ejecutaba. Y a nivel personal he hecho edificios como Maratón, Venihana, Houter, la reforma del Radisson Hotel, parte de una torre gigantesca para apartamentos, he realizado varias construcciones entre otras, la casa del pediatra barranquillero Henry Cruz. Por cierto también he elaborado la reforma de la casa del señor Victorino, el dueño de los restaurantes Victorino, muy famoso aquí en la isla y hace 3 años estoy vinculado a una compañía que se llamaba Asab, del señor Richard, quien me ha contratado para elaborar varios proyectos entre otros, inicialmente adecuar un terreno que hemos hecho por fases. Primero de 800 metros cuadrados un edificio de 640 metros cuadrados y después hice una bodega de 500 metros cuadrados y actualmente estamos haciendo la extensión de la primera bodega que inicialmente laboramos de 640 metros cuadrados y estoy trabajando planos para la construcción de apartamentos en este terreno con un laboratorio, etcétera”.
¿Para qué tanta 
superficie en bodegas?–En realidad estoy hablando de ‘Bodega’, una compañía que tiene dos funciones. Por un lado, es la encargada del mantenimiento del aeropuerto y también otra compañía que se llama Dufle, que es una compañía de la perfumería en Aruba y de los whiskies en exportación. El grupo empresarial tiene como 15 perfumerías aquí en el aeropuerto mismo.
¿Cuáles son los sueños de Orlando Mendoza, además de trabajar en esa compañía, cuáles son sus otros proyectos?
–Hace poco tuve la dicha de recibir en mi casa al señor Richard. Yo invité también a mi casa a un parlamentario con quien busco los contactos para ver si inscribo mi compañía para la lista de contratistas del Gobierno, para ver si el otro año se ejecuten muchas obras. Entonces, esos son los planes, a futuro, que tengo; y ahora, enseguida, estaré al pienso de unos parqueaderos que se van a hacer por primera vez en la isla. Serán parqueaderos verticales. Y el auto se colocará así mismo en forma vertical. Será una verdadera novedad en la isla. Será como un ascensor. Se coloca el auto y él mismo te lo lleva al quinto piso, tercero; son ascensores verticales automáticos, porque actualmente la isla tiene un déficit de parqueaderos.
¿Cuántos habitantes tiene Aruba?
–Entre extranjeros y arubianos actualmente son aptos para votar 65.000 habitantes, pero la isla en total tiene 250.000.
¿Lo cual quiere decir que la población infantil es numerosa?
–En verdad, Aruba es una población joven.
¿Un mensaje a la gente en Colombia que cree que venir a Aruba es fácil y enseguida conseguir trabajo o entrar a una empresa como el sueño Americano – aquí es el sueño arubiano- corriendo el riesgo de sufrir una terrible pesadilla? ¿A usted lo deportaron alguna vez?
–Aruba está pasando por una situación no muy buena a nivel de construcción. Con toda sinceridad le digo a la gente que se viene que aquí el trabajo está muy escaso. Van a venir y pasarán trabajo, ya se está viendo gente pasando necesidades, paisanos que se vienen pensando que esto es un sueño, pero la verdad es que se están pasando muchas necesidades y no vale la pena el riesgo. Mucha gente se mete por lanchas en las cuales se registran numerosas desapariciones. Mucha gente pierde la vida por esas vías clandestinas e ilegales. Nadie responde por eso. Entonces, a eso se agrega que también los permisos no los están dando así de fácil como antes. Tienen que estar ilegal. Vivir a escondidas, como un delincuente. Ahora mismo no es la época en que se pueden venir. Y sobre la segunda pregunta, el momento en que me avisaron para yo irme, fue una situación dramática, que me tomó por sorpresa. Tenía que irme de un día para otro. No tenía ni pasaporte. Me dijeron que me lo sacaban en el consulado, cosa que no creí, sin embargo yo me fui.
¿Cómo hiciste para entrar a Venezuela?
–Es que la persona dueña del proyecto era un venezolano muy poderoso y me mandaron una camioneta con 4 agentes que me subieron. Y, la verdad, yo no sé como hicieron. Entre a Venezuela sin un papel. Ellos iban por las alcabalas saludando a las guardas esos retenes militares-aduaneros (allá se llaman alcabalas y allí le quitan a uno hasta los zapatos, y lo peor es que no se los devuelven). Y así llegué a Maracaibo. Allí ellos dijeron que iban a hacer un papeleo. No se pudo hacer. Duré una semana en Maracaibo comiendo unas arepas resecas y una cosa que llaman fororo (una especie de polvo de chocolate clarito y revuelto con harina de trigo) y me tuve que regresar a Riohacha. Estando en Riohacha, ¡uyy para qué le cuento, comiendo friché de chivo a toda hora, tanto que cuando orinaba el miao olía a puro chivo. Y puro whisky día y noche. Estaba hospedado donde una familia de La Guajira que tuvo problemas en el pasado, es decir una familia famosa para no hablar de apellidos. En todo caso, entre dientes, los empleados me contaron que hasta hace poco allí se formaban unas plomeras de padre y señor mío. Caían tirios y troyanos. Yo dije, ¡epa, esta vaina no es conmigo! Decidí irme a Barranquilla en un bus de palo que a cada rato se dañaba y había que empujarlo para que volviera a andar. Ya en Curramba la Bella, en el momento en que pude sacar el pasaporte, ahí sí pude entrar normalmente a Maracaibo y tomé una avioneta y me llevaron a Aruba.
¿Pero ahora todo es más fácil, no tiene que comer tanto chivo para orinar el olor de este cuadrúpedo?–Es que esos pequeños inconvenientes que tuve hace 23 años fue por la falta de paciencia de la gente que me necesitaba allá. Pero es que antes se demoraba mucho sacar un pasaporte. Ahora se logra en menos de lo que se sube y se baja el gallo de la gallina. Eso ahora veo que es de un día para otro la entrega del pasaporte. Pues sí, esa es la historia. Mi historia aquí en Aruba, desde donde mando un saludo a Curramba con mucha alegría en el corazón.
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