Fantástica tierra, llena de folclor, magia, alegría y aún más de gente cálida y maravillosa. En esta época, se vive la Bonanza Currambera, sin duda alguna un tiempo sempiterno.
Por Mauricio Escalante Rodelo
El suave sonido de las aves marcaba el inicio del alba, mientras que el paisaje recibía una delicada caricia del viento, que vagaba con pasión desenfrenada antes de disiparse en el horizonte. Más allá del apasionado beso entre el Río Grande de la Magdalena y el Mar Caribe, emergía una inefable ciudad caribeña.
La visibilidad del imponente Río Grande de la Magdalena, le devolvió a la ciudad, aquella plenitud que le había valido el título de La Puerta de Oro de Colombia en el siglo XX. Por lo tanto hoy, en la tercera década del siglo XXI, el orgullo nuestro es inmarcesible. Y es que más allá de la inmensas edificaciones, la alta calidad educativa ha servido para gestar excelentes profesionales que han aportado significativos avances en el país, la salud también, ha permitido tener una población más sana, con atención oportuna y con la realización de procedimientos que años atrás no eran posibles hacer en los hospitales locales.
No se equivocó, el también barranquillero Agmeth Scaff al afirmar que ésta era “la tierra prometida”. Ya que además, el deporte ha llenado de infinita felicidad a los quilleros, después de los juegos Centro Americanos y del Caribe 2018, los cuales fueron un éxito, el Tiburón, Junior tu papá se ha coronado 5 veces campeón del Fútbol Profesional Colombiano, por lo que suma 12 estrellas, además da una Copa Sudamericana y una Libertadores. Asimismo, la Selección Colombia clasificó nuevamente en el Coloso de la Ciudadela a una Copa Mundial.
No menos importante han sido los eventos culturales, pues las obras teatrales en los parques es el mejor plan de las familias, las míticas historias y bailes ribereños en el Malecón del Río Magdalena enamoran a propios y foráneos. Y como si de un caso macondiano se tratara, las tertulias y lecturas literarias gozan de mucha popularidad.
Desde que recuerdo, siempre vi la gran magnitud del Carnaval de Barranquilla, pero ahora, la dimensión de las carnestolendas es Inmensa. Por eso sin importar el tiempo o el espacio la gente siempre dirá: -“¿Qué es lo que tiene el carnaval de Curramba?” como lo expresó Cuco Valoy hace muchísimos años-.
Los arreboles anuncian que el Ocaso se acerca, y junto a él mi viaje de regreso a la vieja Barranquilla, esa que en el 2018 es la antesala de todo lo que hoy vi. Porque en 10 años ¡Puerta de Oro! Te veo así, como una ¡Ciudad de ensueños!
