Estaba tan entusiasmado Marc Anthony, que en medio del evento se paró a improvisar, a capela, un canto a los próximos habitantes del hogar que ayer empezó a levantarse.
Por Rafael Sarmiento Coley, Director Fotos: Jorge Bolaño Turcios
¡Qué triste es ver a un niño por la calle pidiendo alguna cosa para comer, mientras hay tanta gente a la que le sobra todo y sus canecas de basura se llenan día y noche de desperdicios de una mesa repleta de todo! Esa foto real, física, la han visto por las calles de San Juan (Puerto Rico), Nueva York, Santo Domingo, Barranqulla y por supuesto, centenares
Tamayo, Christian, Elsa , Marc y Henry.
de otras ciudades y poblaciones con el mismo flagelo, fue la que estremeció el corazón de los directivos de las fundaciones Tecnoglass-Eswindows, Maestro Cares, Pacific Rubiales y Alcaldía de Barranquilla. La alta tasa de niños y niñas de la calle.
Son los niños que disfrazan el hambre masticando papel o chicle, en la esquina debajo de un semáforo; otros se las ingenian limpiando los parabrisas, vendiendo frutas, dulces o cigarrillos. Lo más triste es que, como son niños de 4, 5 ,6 y 7 años, todavía son indefensos ante los jovenzuelos drogadictos que los despojan de los pocos centavos que logran en su venta callejera. Y no hay quien los defienda. Se quedan ahí, sentados en el sardinel, llorando su dolor profundo por el hambre, por el desamparo, por la impotencia y por la falta de una caricia de madre o de padre.
Una solidaridad milagrosa
Para el Arzobispo de Barranquilla, Monseñor Víctor Tamayo, esta es una realidad de una luminosa “solidaridad milagrosa”. Lo que fue aprovechado por El Cole para preguntarle a Marc Anthony si esta bondadosa acción «tuya es porque has sentido a Cristo en tu corazón, loco».
Marc, con una amplia sonrisa le respondió: «Mi relación con Jesucristo está mejor que nunca, por eso estoy aquí y seguiré este camino que él me ha señalado». La unión de estas fundaciones, la integración de estos nobles corazones que lideran y sacan adelante estos hermosos proyectos, es lo que hará posible que en pocos meses Barranquilla cuente con un hogar de paso para 100 niños y 100 niñas desamparados de esta región; una escuela primaria para los niños del hogar y del vecindario, una iglesia y una sala de internet para la enseñanza virtual. Los ocupantes de este acogedor hogar tendrán sus tres comidas al día, meriendas intermedias, buenas camas y abanicos para dormir plácidamente, y una enseñanza del más alto nivel, para que salgan de allí convertidos en honorables ciudadanos útiles para la sociedad.
“Será una especie de oasis en medio del desierto, para aquellos niños y niñas que viven en la calle sin ningún amparo”, dijo el ícono de la música Marc Anthony, que ya experimentó la primera emoción al inaugurar un centro similar en República Dominicana.
Empresarios con corazón
En este empeño lo acompañan el empresario Henry Cárdenas, como los estandartes de la Fundación Maestro Cares (MC). Y en Barranquilla se les unieron esos talentosos empresarios José Manuel y Christian Daes. Ambos de una sensibilidad humana que les brota por la piel y se meten en cuanto proyecto sea útil para la sociedad, para mejorar el entorno económico en la ciudad que los ha visto crecer a nivel local, nacional e internacional con sus colosales empresas que empezaron de la nada.
“La Fundación Tecnoglass apoya de corazón estas iniciativas, porque estamos seguros que de aquí de este hogar de paso saldrán muchos niños y niñas convertidos en estrellas del deporte, de la música, de la danza, de los negocios. Y eso es lo que a nosotros nos emociona”, señaló Christian Daes.
Alejandro Jiménez
Alejandro Jiménez, de la Fundación Pacific Rubiales, considera que un país que desatiende a la niñez desamparada tendrá cada día más pobreza, “pero si se hacen esfuerzos conjuntos como estos, y se multiplican como peces en todo el país, no tendremos niños con hambre por las calles. Por el contrario, tendremos hombres y mujeres talentosos, productivos, útiles para la sociedad en que nacieron”.
Henry Cárdenas opina que llevar a cabo proyectos como este Hogar de Paso es “como sembrar el futuro que seremos. Uno casi siempre piense en el hoy. Debemos pensar en el mañana. Y pensar sobre todo, en el mañana de los futuros habitantes de este hogar de paso”.
Elsa Noguera, la alcaldesa, casi no podía hablar de la emoción. Para ella “es un privilegio que Barranquilla haya sido escogida, entre tantas otras ciudades para este hermoso proyecto, al cual le dije un ¡Síííí! Grandote desde el comienzo”.
La Alcaldía aportó la hectárea y media en donde se hará la construcción en Ciudad Verde, entre los barrios La Paz y El Pueblito, al otro lado de la Circunvalar. El terreno está bastante retirado de la Vía principal. Es posible que quede más cercano a la proyectada segunda Circunvalar.
En verdad, colocar la primera piedra y ver la maquinaria movimiento tierra motivó a Marc Anthony a exclamar: “¡Hoy es un día muy emotivo para mí y para mi socio Henry Cárdenas. Gracias al apoyo de todos los presentes nuestro sueño de continuar ayudando a los niños desamparados de Latinoamérica y tener la oportunidad de construir nuevos hogares es una realidad”.
“Gracias por apoyar nuestros sueños”
Marc y Henry
Henry Cárdenas, colombiano residente en Estados Unidos, respondió: “Esta es la continuación de un esfuerzo que tuvo sus inicios en los últimos tres años y el cual no hubiese sido posible sin el apoyo de Marc y de las organizaciones que han dicho ¡presente! Desde un principio. Nuestras más infinitas gracias a: Christian y José Manuel ´Yuyo´ Daes, Federico Restrepo, y la Alcaldesa Elsa Noguera, Rafael Toro y Goya Foods, y el personal de nuestras fundaciones y organizaciones por formar parte de esta historia”.
“Yo diría que es uno de los días más felices de mi vida. ¡Gracias por apoyar nuestros sueños”, puntualizó, emocionado, Christian Dáes, dirigiéndose a Marc Anthony, Henry Cárdenas, Alejandro Jiménez, Rafael Toro, Monseñor Tamayo y la alcaldesa Elsa Noguera que no cabía en su cuerpo de la alegría por ver convertida en realidad una idea que, cuando se la plantearon, la vio lejana. Ahora la tiene ahí. En sus narices. ¡Ay qué suerte la de Elsita! Todo parece caerle del cielo.
