
Intentaron tomarse el Capitolio. En Barranquilla, disturbios antes de los partidos de Junior con River y América vs. Atlético Mineiro.
Por Rafael Sarmiento Coley
En un dialogo virtual a través de una de las plataformas, el alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo Heins hizo un contundente llamado a los barranquilleros a no dejarse provocar por unos pocos elementos que han llegado a la ciudad con el propósito de desvirtuar el civismo y los valores culturales de la capital atlanticense, ajena al vandalismo y la violencia sin sentido.
Porque, aclaró, “una cosa muy respetable -y que yo lo veo como algo positivo—es que la sociedad civil reclame y defienda sus derechos cuando estos se vean vulnerados. Es algo legítimo y así lo contempla la Constitución. Lo que no está bien es que utilicen un escenario de integración internacional, como lo es un partido como el que jugaron Junior y River el miércoles en la noche en el estadio ‘Romelio Martínez’. Al final se impuso la sensatez y Barranquilla reafirmó su condición de ser un sitio de libres, en donde el dialogo siempre se antepone a la violencia”.

En las intervenciones de distintos periodistas como Henry Forero, Fanny Sossa, Miguel Utria, Víctor López, Mabel Morales, entre otros, y con la coordinación del ejecutivo de comunicaciones de la Alcaldía de Barranquilla, Ricardo Villa, la opinión general de los reporteros es que esos actos de violencia y vandalismo antes, durante y después del partido se vieron como mosca en leche. Entre otras cosas porque se vio la clara intención de perturbar y causar pánico.“

«Lo importante fue que nuestro equipo policial, nuestros funcionarios y la Alcaldía en general se dedicó fue a proteger a los marchistas, a defenderles sus derechos a la protesta, pero sin permitirles vandalizar los actos, porque la que quedaría muy mal había sido Barranquilla en un partido internacional ante un equipo de tanto prestigio como el River de Buenos Aires”.
Esa es la estrategia


Veteranos periodistas argentinos que vinieron a cubrir este partido coincidieron en que, de repente, se encontraron viendo una película vieja, en blanco y negro. La puesta en escena de los camisas negras de Perón, ‘perros rabiosos’ de Videla y su junta militar durante la sangrienta dictadura en Argentina.
En fin. Toda esa brutal violencia a la que solían recurrir dictadorzuelos sanguinarios como Marcos Pérez Jiménez, Rafael Leonidas Trujillo y, más recientemente, Pinochet y su banda de criminales, el chinito Fujimori y el sicópata sexual Daniel Ortega.
Son las mismas artimañas que se desempolvan con frecuencia en cualquier país de América Latina. En este momento es Colombia, la víctima de una estrategia macabra de inseguridad y desorden total –creado por ejércitos infiltrados por las propias Fuerzas Militares de Colombia—para crear las condiciones propicias que permita al uribismo apoderarse del poder absoluto mediante la declaratoria de Estado de Excepción, escenario propicio para los dictadores sanguinarios, pues quedan con manos libres para hacer y deshacer.
El partido de Gobierno, Centro Democrático, desde hace más de dos décadas comenzó a desafiar al pueblo trabajador. Primero les redujo el sueldo, al quitarles los recargos nocturnos, pago triple de dominicales y festivos y horas extras. A los pensionados les quitó de un plumazo dos mesadas al año.
Todo ello con el propósito de ir creando en el colectivo un malestar que fuera creciendo hasta estallar en lo que está el país hoy, luego de la insensata reforma tributaria que, al final, el gobierno de Duque retiró. Lo que demuestra que era una clara provocación para que el pueblo reaccionara con rabia. Saliera a las calles a protestar. Y entonces, infiltrarles gentes de las Fuerzas Armadas para generar violencia, vandalismo, heridos, muertos y desaparecidos.
Con lo cual se van configurando las condiciones para que el Gobierno se vea “obligado por la fuerza de los acontecimientos” a declarar el Estado de Excepción, y, ahí sí, sálvese quien pueda.
Tan seguro está el partido de gobierno que tiene bajo absoluto control la situación, que los hijos del expresidente Uribe, Tomás y Jerónimos, en estos días, con bombos y platillos inauguraron enormes centros comerciales de grandes superficies –uno de ellos en Montería, cerca del Ubérrimo, el bunker del uribismo—con una inversión, según los expertos en el tema, que supera los $40 billones. La pregunta es ¿De dónde sacan esos muchachitos tantos billones si llegaron a la Casa de Nariño más pelados que una pepa de guama?”.
Parecería una ingenuidad de muchachos nuevos ricos ponerse a ostentar tanta riqueza en medio de una pandemia que tiene la economía colombiana a secas. Pero en el fondo es otra de las tantas estrategias de provocación para que el pueblo se envalentone para entones sacar la espada del Esta de Conmoción Interior, tal como se han anticipado a advertirlo analistas internacionales de distintos países, entre ellos Fernando del Rincón, quien hace algunos años ponderaba los planes de Gobierno de Uribe, y ahora lo abrió como el paraguas, porque, sostiene, ha seguido por un camino errático que lo conducirá a los mismos escenarios despreciables de Hugo Chávez Frías, Nicolás Maduro, Anastasio Somoza, Fugimori y Pinochet, todos ellos cual más matarife y autoritario con un desmesurado culto a la personalidad.
Un alcalde sensato
Por eso cayeron muy bien en el gremio periodístico barranquillero las palabras sensatas, mesuradas y propositivas, del alcalde Jaime Pumarejo Heins, quien, por algo, desde cuando asumió el cargo, ha figurado en todas las encuestas como el mandatario del país que cuenta con la más alta credibilidad.
Algo que no se gana con matonismo ni altanería. Sino con el permanente dialogo y la búsqueda de consensos para las grandes causas de beneficio para la sociedad civil. Todo lo contrario, a lo que persigue el actual gobierno colombiano: tener más poder para legislar en beneficio de los grandes monopolios económicos que con largueza les han financiados todas sus campañas para ponerlos a su servicio en el poder. Es así, según lo dijo Catalina Ospino en el programa español ‘Sociedad Transparente’: “Los gobiernos están en el poder para servirles a los ciudadanos, no para servirse ellos de ese poder. Por eso es que los gobiernos autoritarios le tienen mucho miedo a la opinión pública participativa”.
Delincuentes infiltrados
En las últimas horas a la altura de la carrera 43 con calle 99 barrio Miramar sector norte de la ciudad, en un rápida reacción, se logró la captura de cuatro personas que fueron sorprendidas en flagrancia, cuando hurtaban una residencia.
En Desarrollo del Plan Caribe 2021, Unidades del Modelo Nacional de vigilancia Comunitaria por Cuadrantes, en conjunto con unidades de la seccional de tránsito y transporte, luego de que vecinos alertaron de unas personas desconocidas que se encontraban al interior de una vivienda e informaran al número del cuadrante. Al llegar a verificar, los cuadrantes fueron recibidos con disparos desde la parte interna de la misma, lo que ocasiono un fuerte intercambio de disparos, lo cual tuvo como resultado la captura de Jaime Salgado Torres de 39 años, Luis Jesús Romero Pacheco 40 años, Yoandry Luis Bravo Ugas 35 años y Mario Alberto Pérez Muñoz de 41 años.
Algunos testigos de estos sucesos aseguran que vieron a esas cuatro personas liderando en algunos puntos de las marchas de protesta arengando a la muchedumbre para que rompiera vidrios, vitrinas y hurtara mercancías. – Y con ellos marchaba también un sujeto a quien denominan ‘El Turco Loco’, porque desde hace rato deambula en Barranquilla con un megáfono denigrando de una de las familias tradicionales de Barranquilla, vinculadas a varios negocios y a la política.