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Una ciudad se sostiene con la confianza

Si la gente ama a su ciudad, la recorre, la cuida, la narra, la comparte. Sus líderes lo hacen también, dan el ejemplo.

Por Jorge Sarmiento Figueroa

«La seguridad de la calle es mayor, más relajada y con menores tintes de hostilidad o sospecha precisamente allí donde la gente usa y disfruta voluntariamente las calles de la ciudad y son menos conscientes, por lo general, de que están vigilando», Jane Jacobs (periodista y urbanista, 1906-2006).

El mismo día que salió la noticia de que un particular reclama su supuesto derecho de propiedad sobre la mítica cancha pública del barrio Nueva Granada, estallaron las redes sociales de los barranquilleros con videos, audios y alertas por una inusitada ola de atracos.

Ciudades sostenibles - cancha nueva granada

Foto de: Lametronoticia.com

Eran sucesos que parecían desconectados, singulares, pero que se entretejieron en la comunicación viral de la comunidad y afectaron el imaginario de confianza que los habitantes se tienen entre sí y con la ciudad.

No fue una coincidencia que varios periodistas de todas las ciudades de la región Caribe colombiana, incluida San Andrés, se reunieran esa misma semana en Barranquilla para participar en el taller Ciudades Sostenibles, organizado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Ibeoramericano, Fnpi; y por la Financiera del Desarrollo Territorial S.A., Findeter. El tallerista principal fue Ernesto Cortés Fierro, editor jefe del diario El Tiempo. Junto a él estuvo Waldir Ochoa, director de L.A. Network y autor de la cibergrafía sobre Ciudades Sostenibles. Y para dar soporte a la información de ciudad, estuvo Rocío Mendoza, directora de Barranquilla Cómo Vamos. Los responsables de dar apertura al taller fueron Ricardo Corredor, Director Ejecutivo de la Fnpi; y Alejandro Callejas Aristizabal, vicepresidente técnico de Findeter.

Ciudades sostenibles taller

Las ciudades, el amor y el miedo

«La ciudadanía, la gente, está deseando que le devuelvan el bienestar perdido», dijo al inicio del taller el editor jefe de El Tiempo, para enseguida complementar con una idea que fue como un consejo: «Los líderes de la ciudad, incluidos sus periodistas, deben pensar la ciudad, porque eso es también enamorarse de ella. Y de ahí surge escuchar, ver y contar sus historias, sus necesidades, sus expectativas, sus valores, sus lugares, su gente, sus datos, sus cambios. Eso también es defenderla».

Ernesto Cortés Fierro, editor jefe de El Tiempo.

Ernesto Cortés Fierro, editor jefe de El Tiempo.

Luego de esto, Cortés Fierro recordó, sin embargo, que la confianza que los barranquilleros estamos perdiendo en nuestra ciudad, hace mucho Bogotá la tiene perdida. Y que el problema es endémico para toda Latinoamérica. «Cada cinco minutos una persona es asaltada en nuestro continente», informó. Y enseguida hizo una autocrítica con regaño de oficio: «Pero si de lo que se trata es de recuperar la confianza y el bienestar en nuestras ciudades, algunos medios se han dedicado a lo contrario, a exacerbar los miedos y la violencia, a solo abordar la noticia como un eco de la violencia, casi convirtiéndose en oficinas de prensa de la delincuencia». Es el mismo caso para la corrupción o la mala prestación de servicios, que somos expertos en señalar culpables y lanzar quejas, pero no miramos más allá en lo que está ocurriendo con nuestra sociedad, que es la que permite y apoya que personas corruptas o egoístas asciendan a roles de poder político, económico, social y cultural.

Ernesto Cortés Fierro conoce el periodismo porque lo ha recorrido desde cargar ladrillos en el medio de comunicación en el que hoy ocupa uno de los cargos de mayor prestigio y responsabilidad en Colombia. Durante el taller evocó la anécdota que vivió en Barranquilla con el fallecido cronista Ernesto McCausland cuando éste era editor jefe del diario El Heraldo. «En una visita que hice a la ciudad, Ernesto me dijo que quería presentarme el Centro histórico, la manera como estaba evolucionando. Era una noche oscura, llegamos y parqueó su carro a un lado de la vía. Nos bajamos y él empezó a caminar sin percatarse de la seguridad del carro ni de la nuestra. Caminaba con una confianza impresionante, yo en cambio iba con el miedo que sentimos las personas en las calles de Bogotá, el miedo a caminar libres, el miedo a atender a un desconocido que se nos cruza en un anden, el miedo a subir en un bus urbano, el miedo al sonido de una moto. Entonce le dije: ‘Ernesto, te van a robar el carro o nos van a atracar’. Él me respondió como el más barranquillero de todos: ‘Nombe qué carajo, esa vaina aquí no pasa’. Y justo a pocos metros nos salió al quite un habitante de la calle, que saludó a Ernesto como si fueran amigos de toda la vida: ‘¡Ey, McCausland, todo bien, te voy limpiando el carro!».

En ciudades como Bogotá el sistema de transporte y la movilidad están tan colapsados como la cultura ciudadana. La solución gubernamental hasta ahora es un Código de Policía impositivo. Foto de: El Tiempo.

En ciudades como Bogotá el sistema de transporte y la movilidad están tan colapsados como la cultura ciudadana. La solución gubernamental hasta ahora es un Código de Policía impositivo.
Foto de: El Tiempo.

Los asistentes al taller guardamos silencio reflexivo, nos preguntábamos si esa Barranquilla seguirá siendo la misma después de esta ola de delincuencia. Sobre eso, Cortés Fierro dice haber visto cómo la narrativa basada en el crimen termina convirtiendo a las ciudades en espacios de violencia. Los sicólogos sociales descubrieron, por ejemplo, que en la medida en que los medios de comunicación reproducen sin contexto y sin reflexión las noticias de suicidios, de inmediato surgen nuevos casos similares.

La ciudad sostenible es mucho más que una empresa

Ernesto Cortés también pone el dedo en la herida para señalar la opulencia y la ostentación de las ciudades que crecen inhumanas, así como a los dirigentes que gobiernan con la idea de hacer de la ciudad un negocio. «Solo cinco áreas metropolitanas del mundo proveen la riqueza de las 7 mil millones de alma que hoy somos. Ejemplo: California, Estados Unidos, es tan rica que si fuera un país sería parte del G10; son tan ricos que están planeando independizarse como nación». El análisis es que los gobiernos del tipo de ciudades que son vistas solo como empresas terminan siendo insostenibles, porque nadie quiere ser visto como empleado del que es su hogar, y porque la naturaleza y el hábitat no puede contarse como un activo que se puede vender, sino que se  tiene que sostener y compartir de manera libre. ¿Acaso alguien puede pagar con dinero el aire, los alimentos y el esparcimiento a la madre naturaleza? La gente que pierde el bienestar termina desconfiando de los dirigentes, para quienes a su vez gobernar se vuelve un problema debido a las olas de delincuencia y de indiferencia de la sociedad que ellos terminando estresando.

Cómo se hace sostenible una ciudad

En el taller hubo dos visiones que confluyeron para encontrar pistas sobre la sostenibilidad de las ciudades. La de Ernesto Cortés Fierro, concebida desde el periodismo y desde las narrativas urbanas que la misma comunidad construye en las plazas, los parques, los centros comerciales, las iglesias, las redes sociales. «Las ciudades son un refugio de muchas culturas que se encuentran o que se aislan. El hip hop es un refugio inmenso para jóvenes de Bogotá que quieren huir de la delincuencia y de las drogas que aprisionan a sus vecindarios».

Alejandro Callejas, de Findeter, durante el taller con periodistas.

Alejandro Callejas, de Findeter, durante el taller con periodistas.

La otra visión que confluyó es la de Alejandro Callejas, vicepresidente técnico de Findeter, quien esbozó cómo viene trabajando esta financiera con varios entes territoriales colombianos, como Barranquilla, para ayudarlas a encontrar el rumbo como ciudades sostenibles. Callejas, que tiene el apellido propicio para el tema, enumeró las líneas de acción, a las cuales nosotros complementamos en definiciones que pueden a aplicar a cualquier ciudad como Barranquilla:

Ambiental y cambio climático: Una ciudad integrada con la naturaleza, que no solo crece con cemento y que sabe que hacerle daño a la naturaleza es un suicidio.

Económico y social: Una ciudad que genera, atrae y distribuye de manera inteligente los recursos para que su sociedad como un todo satisfaga sus necesidades económicas y sociales a través del tiempo. De nada sirve tener una ciudad rica hoy si estamos generando pobreza para el mañana. O peor, si la riqueza solo la disfrutan los que pueden pagar precios más caros.

Desarrollo urbano: Una ciudad que es hábitat para el ser social y que por tanto piensa cómo articular los sectores para que sean eficientes y agradables la movilidad, los servicios, la productividad.

Fiscal y gobernabilidad: Una ciudad que sabe que la corrupción es inherente al ser humano, pero que sabe que entonces también la honestidad está presente siempre que decidamos disfrutarla y ponerla al servicio de los demás. Los líderes de una ciudad son los primeros responsables de la salud fiscal y el gobierno, pero su ejemplo de ser visto, vigilado y aplicado por todos. Para esto es vital la cobertura y calidad en la educación, así como la libertad de expresión y la responsabilidad en la comunicación social.

Shangai antes y después

Shangai, en China, es una de las ciudades más pobladas del mundo. La imagen ilustra cómo su ambición de crecimiento la llevó a destruir su propio hábitat. Hoy es una de las ciudades más ricas del planeta, pero también es de las más inequitativas y contaminadas. Tan contaminada está que varias veces sus autoridades se han visto en la obligación de recomendar a los habitantes no salir de sus casas.

Periodismo y ciudad

La crisis del periodismo es mundial. No es un problema solo de coyunturas, como el plebiscito en Colombia, las elecciones en los Estados Unidos o los videos falsos y las protestas sociales por atracos en Barranquilla. «La gente ya no está creyendo como antes en lo que los periódicos titulan, ni en las voces de autoridad que les hablan en la radio, ni en las imágenes de los noticieros. Porque ahora les es fácil contrastar la información en las redes sociales y ser ella misma fuente de noticias. La gente se ha dado cuenta que la mayoría de la información que los medios presentamos como noticia son solo comunicados que salen de las oficinas de prensa de la presidencia, de los ministerios, alcaldías, gobernaciones y demás entidades de gobierno. Por eso ha bajado la credibilidad en los medios. Pero esa crisis es una oportunidad, porque la gente no ha abandonado a los periodistas que sí les cuenta los sucesos con rigor y honestidad, que les ayuda a reflexionar sobre la vida», dijo Cortés Fierro en sus palabras finales del taller. Él decía sin tapujos una idea que aplica para todos los medios en Colombia y en cualquier lugar: Si nos dedicamos a publicar a ciegas cada palabra o evento de un presidente o de un alcalde y no decimos lo que ocurre de verdad en las sociedades, la gente irá a buscar esa información en donde se la den.

Ese «donde se la den» es el caldo de cultivo en el cual han surgido la posverdad, el periodismo fantasma, el periodismo ciudadano, el wasapea y tantos otros ejemplos de relatos informativos que no siempre se basan en los hechos y los datos para contar la realidad, pero que han terminado siendo válidos para quienes sufren en sus sociedades de medios periodísticos irresponsables.

Rocío Mendoza, de Barranquilla Cómo Vamos.

Rocío Mendoza, de Barranquilla Cómo Vamos.

¿Qué tipo de sociedad queremos ser? Barranquilla tiene su oportunidad de decidirlo. «Es innegable todo lo que el alcalde Alejandro Char ha logrado para nuestra ciudad. Y de todos los proyectos, el que más gente agradecida tiene es el de Todos al parque, porque la gente siente que de verdad es un espacio suyo, que es libre, que es ambiental, que es urbano, que es económico y que fue pagado por ellos sin que le doliera un peso más», dijo Rocío Mendoza como colofón de un taller que sucedía el mismo día en que Barranquilla entraba en crisis.

«La confianza en las calles de una ciudad se construye a lo largo del tiempo a través de muchos, muchos, pequeños contactos públicos en las aceras… la mayor parte de ellos son ostensiblemente triviales, pero su suma no es en absoluto trivial», Jane Jacobs (periodista y urbanista, 1906-2006).

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Practicante del periodismo desde niño, comunicador de profesión, artista por vocación. Email: jorgemariosarfi@gmail.com Móvil: 3185062634
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