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Un ratero honrado

Por Ricardo Bustamante

Desde que escuché el tema musical de Rafael Escalona “La Custodia de Badillo”, me ha llamado la atención el verso, para mí jocoso y ambivalente, llevado al acetato con ocasión de la pérdida inexplicable de una custodia sagrado de la iglesia del municipio cesarence: “Lo que pasa es que la tiene un ratero honrado, lo que ocurre es que un honrado se la robó”.

A esa retórica del verso, los gramáticos la denominan Oxímoron, esto es, palabras que cuando van juntas crean paradojas o contradicciones, pero suelen acabar siendo observaciones agudas sobre nuestro mundo.  

Me puse a averiguar los posibles antecedentes literarios o cinematográficos que pudo haber tenido a la mano el compositor para hacer evidenciar que los ladrones muchas veces, en circunstancias específicas, suelen ser honrados y, estos, convertirse en ladrones. Me encontré con el famoso cuento “El ladrón honrado” de Dostoievski, escrito en 1848, en el que describe hábilmente los últimos días de vida de un borrachín llamado Yemelián Iliich. Para el escritor ruso, el personaje, amigo de lo ajeno y a la vez con fachada de honorable, no tuvo otro remedio que robar. La vida lo obligó a hacerlo y, de algún modo, su condición de persona honesta le permitió entender lo que hizo y retractarse; en otras palabras, el ladrón nunca quiso robar, sino que las circunstancias lo llevaron a la inconciencia.

La fecha de creación de “La Custodia de Badillo” es anterior al filme “Marnie, la ladrona” (1964), película de suspenso psicológico dirigida por Alfred Hitchcock, basada en la novela homónima de Winston Graham y protagonizada por Sean Connery y Tippi Hedren. El texto de Graham (1961) es un año anterior a la fecha de creación de la obra de Escalona (1962). Marnie roba dinero teniendo como excusa traumas de la niñez, con ocasión a la vida de prostitución de su madre, pero ella se considera -y así es finalmente entendida- como honrada.

En resumidas cuentas, intuyo que todo este cuento de “Rateros Honrados” o “Ladrones Honrados” y “Bandidos Honrados”, viene de la novela del ruso Dostoievski. De allí inició la saga de películas, novelas, composición musical y serie de televisión “Bandido Honrado” (2019), trama, esta última, centrada en la historia de Emilio Ortega, quien luego de salir de prisión, decide darle un giro radical a su vida y quiere aprender a ser bueno, pero no le queda nada fácil enfrentarse a su nuevo rol.

Por último, el diccionario de lengua española le da al adjetivo “ratero” un significado distinto al de “ladrón”. El primero es el que hurta con maña y cautela cosas de poco valor; y, el de “ladrón”, la de apropiarse de cosas que no le pertenecen.

Digo, acá entre nos, la custodia, que después se descubrió no era tal, sino un cáliz, sustraído de la iglesia del pueblo de Badillo era pequeño y de poco valor material pero por lo sagrado era de gran significación espiritual para los curas y feligreses católicos. Debió utilizarse el adjetivo “Ladrón” por “Ratero”, tal como lo denomino Dostoievski. Pero, ahora que caigo en cuenta y pensándolo mejor, creo que tampoco el escritor ruso consultó el diccionario, teniendo en cuenta las minucias con las que se alzó Yemelián Iliich.

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