Lo malo es que hubo carros arrastrados por los arroyos; peleas entre vándalos sin oficio en el barrio El Valle. Daños eléctricos en Barranquilla y numerosos municipios, atendidos por Electricaribe.
Por Rafael Sarmiento Coley
Hacía falta el primer gran aguacero de mayo, en el mes del ‘Carángano’, al decir del difunto Marcos Perez Caicedo, en referencia a un insecto que se multiplica en tiempons de lluvia. También es un popular instrumento musical.
La nota negra, esas grescas tontas. La verdad es que no hay explicación alguna para que jóvenes del mismo barrio (El Valle), vecinos de las mismas calles, en vez de gozarse la lluvia fresca que cae del cielo tras un larguísimo receso, en medio del estrés, las angustias y depresiones de una pandemia que tiene al mundo de rodillas se dediquen a darse trompadas, patadas, mordiscos y golpes con cuanta arma contundente les arrastra el arroyo hasta sus pies.
Más que un absurdo, es una lamentable estupidez, mientras que a pocos metros de donde ellos desembuchan sus iras y sus frustraciones, gente del mismo estrato bajo como ellos luchan, en medio de gritos de dolor, por salvar sus seres que el caudal indómito amenaza con cargar con todo y hasta con la casita. Y metros más abajo dos pobres señoras solitarias gritan a bordo de una buseta que el arroyo arrastra sin piedad, sin que el conductor pueda hacer nada por superar la emergencia. ¿Solidarid? Cero. Lo que sobra en la pandilla de vándalos es ‘patá y trompá’, como en la época primitiva del hombre de las cavernas.
Días de 40 granados a la sombra
Barranquilla y buena parte del Atlántico soportaron 19 días de unas temperaturas infernales que, en momentos, llegaron al estado febril, de 40 grados a la sombra. No se sentía la menor brisita que mitigara un poco la sofocación. Y, como si fuera poco, para asomarse a la puerta de la casa o ir a la tienda a comprar alguna cosa para refrescarse, había que ponerse tapabocas y aguantes, lo que le subía un poco la temperatura al cuerpo del pobre cristiano que por fuerza de las circunstancias apremiantes tenía que salir a la calle con todos los protocolos que este indomable Coronavirus obliga.
Y apenas empezaron a caer las primeras gotas, se producen los apagones en serie. No solo en distintos barrios de Barranquilla, sino en varios municipios del Atlántico, a juzgar por el informe de la Electricaribe, que en esta ocasión actuó de manera responsable, diligente y oportuna., cosa que se les aplaude y se les agradece.
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En Sabanalarga
El Gerente de Electricaribe en el sur del Atlántico, Juan Diego Narváez, informó que la empresa ha incrementado su operativa de atención de averías para restablecer el servicio en los sectores que resultaron afectados por las lluvias de este lunes.
En menos de 4 horas los técnicos lograron restablecer el servicio en los municipios donde se interrumpió el servicio tras las lluvias, entre ellos Luruaco, Repelón, Polonuevo, Sabanalarga, Suan, Santa Lucía, Santo Tomás, Palmar de Varela, Usiacurí, Juan de Acosta, Piojó y Tubará.
Una vez normalizados todos los circuitos, se reforzó la operativa para atender los daños puntuales en el menor tiempo posible y el equipo técnico de la empresa continúa trabajando ininterrumpidamente en diferentes sectores del departamento.
Electricaribe recuerda que ante cualquier incidencia en el sistema eléctrico se debe reportar desde la Línea 115 o la aplicación Electricaribe para dispositivos móviles.