
EL COMENTARIO DE ELIAS por Jorge Guebely
Doctor Augusto Tejeiro Duque, presidente de la Corte Suprema de Justicia, lúcido su contundente cuestionamiento al autoritarismo del presidente Petro. Le advirtió, durante posesión de un nuevo magistrado: “El desacato de las leyes es fuente de caos.”
Pero oscuros sus silencios ante los constantes desacatos a la Constitución Nacional por cuenta de todos los mandatarios del país, desde el nacimiento de la República hasta nuestros días. Verdadero origen del crónico caos colombiano.
Nunca su voz contra el desacato del Art 13 sobre igualdad ciudadana, ni contra la minoría codiciosa, su enorme concentración de riqueza. Semillero de millones de colombianos hundidos en la pobreza, en la miseria.
Tampoco su voz contra magistrados, jueces, fiscales, que desacatan el Art. 228, derecho a la justicia. Contagiados de política o corrupción (lo mismo), las masacres, desapariciones, crímenes de Estado… permanecen en la impunidad. Justicia lenta, clasista, a favor de poderosos o corruptos, (lo mismo).
No se le oye nada contra el desacato del Art. 25, derecho al trabajo digno en Colombia. Ante su indiferencia, campea la informalidad, desempleo, trabajo precarizado, carencia de oportunidad laboral, veloz empobrecimiento. Nada dice sobre los salarios miserables en franco contraste con el de Magistrados y Senadores.
Ni habla del desacato a los artículos 64 y 65, derecho del campesino a la tierra. Pareciera desconocer los ocho millones de desplazados por la codicia terrateniente. Gran número de ellos, asesinados, descuartizados, por ejércitos privados y oficial también.
Nunca su voz contra el desacato del Art. 40, derechos ciudadanos a una política honesta y universal. Solo sordina contra políticos electoreros, el incumplimiento de sus brillantes promesas, fabricadas solo para ganar elecciones. Silencio contra una purulenta política pro elitista.
Indiferencia magistral la suya ante el enorme desacato a la Constitución Nacional, origen de la quiebra colombiana del presente, del pasado, quizás del futuro. Un pueblo sin empleo, ni educación, ni salud; violentado por la injusticia, con sus líderes sociales asesinados, vulnerados sus derechos a la vida, se desploma en el caos. Se convierte en presa fácil de bandas criminales, guerrillas, narcotraficantes, paramilitares, gobiernos de extremas, proxenetismo, corrupción, sicariato, mercenarismo. Lo peor, termina cargando ladrillos para políticos electoreros…
¡Señor Magistrado! Ante tanta lucidez contra el presidente y enorme silencio contra la vulneración de la Constitución Nacional, me pregunto: ¿Cómo puede ver lúcidamente la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en su consciencia?
Si acudo a Voltaire, pensaría en una consciencia impúdica. Según él: “La impudicia de algunos consiste en predicar la moral que ellos mismos no practican.” ¡No encuentro otra explicación, señor Magistrado!