La jornada de protesta para exigir fecha para el revocatorio se centró en vencer las barricadas que el Gobierno venezolano puso para evitar que manifestantes entraran a la capital.
Lexander Loaiza Figueroa @Lexloaiza
Judith, una periodista valenciana, empezó desde la madrugada a enviar fotografías de la travesía que emprendió desde la capital del céntrico estado de Carabobo, hasta Caracas. Un recorrido de 200 kilómetros que en una situación normal no se llevaría más de tres horas, este jueves se prolongó por más de seis.
Y es que las barricadas que puso el Gobierno de Nicolás Maduro para evitar el acceso de manifestantes opositores, se multiplicaron más que en los días previos. La Guardia Nacional fue habilitada en puntos neurálgicos para evitar el paso de vehículos y autobuses que suponían, llevaban manifestantes a la ‘Toma de Caracas’, como fue denominada la jornada de protesta que la oposición convocó para este 1ro de septiembre.
Desde la madrugada, hubo peajes, alcabalas y restricciones por trabajos de asfaltado que congestionaron el tránsito vehicular por la Autopista Regional del Centro, la vía expresa que comunica a los estados occidentales y centrales con la capital venezolana.
Ya a media mañana, la situación se tornó peligrosa, cuando se presentaron enfrentamientos airados entre manifestantes y guardias nacionales negados a escuchar razones. A la altura del estado de Aragua, gobernado por el oficialista Tareck El Aissami, se reportaron ataques de los llamados colectivos, grupos armados que a bordo de motos, atacaron autobuses que trasladaban opositores a Caracas. Muchos se quedaron en el camino.
Judith, afortunadamente logró pasar, al igual que muchos otros, quienes sortearon el camino haciendo el recorrido en vehículos particulares e incluso a pie para llegar a la cita. Ya en Caracas, se unió a otros miles que habían comenzado el trayecto incluso desde días anteriores. 30 mil, según las cifras de Maduro. Entre 450 mil y 1 millón, según los opositores.
Las manifestaciones se concentraron fundamentalmente en el este de Caracas, ocupado fundamentalmente por urbanizaciones de clases media y alta. El acceso al municipio capitalino de Libertador, gobernado por el también oficialista Jorge Rodríguez, también estaba vedado.
Las fotografías aéreas, que la gente se ingenió tomar desde altos edificios e incluso de drones –que habían sido prohibidos por el gobierno- colmaron las redes sociales y lograron rápida difusión en medios digitales. La oposición catalogó la jornada como un rotundo éxito.
Previo a la marcha el Gobierno hizo de todo para evitar la protesta. Desde el día anterior, colocó alcabalas y barricadas en autopistas que daban acceso a Caracas. Prohibió la venta de boletos de autobús desde ciudades como Maracaibo, Barquisimeto, San Cristóbal y Puerto La Cruz. A través de su órgano regulador de los medios, advirtió sobre la cobertura de la protesta opositora. También apresó a importantes dirigentes antichavistas acusándolos de terrorismo. Convocó a una marcha paralela con militantes oficialistas, expulsó a periodistas extranjeros que tenían asignada la cobertura de la manifestación opositora y por último, anunció que solicitaría al Tribunal Supremo de Justicia, acusado de ser un brazo ejecutor del Gobierno, la eliminación de la inmunidad parlamentaria de los diputados, lo que según entendidos, atentaría con el ya debilitado equilibrio de poderes en Venezuela, y que debe imperar en un sistema democrático.
El relator para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Edison Lanza, denunció restricciones del Gobierno venezolano al derecho de protesta y al derecho de la prensa a informar, ante la marcha opositora en el país suramericano.

En las protestas de Caracas participaron personas que incluso caminaron hasta 700 kilómetros para llegar.
“Estamos siguiendo con enorme preocupación los acontecimientos”, explicó Lanza, quien advirtió hace un mes en un comunicado conjunto con su homólogo de Naciones Unidas del “deterioro” de la libertad de prensa en Venezuela.
El secretario Ejecutivo de la coalición opositora y convocante de la jornada Mesa de la Unidad Democrática, Jesús Torrealba, leyó ante sus seguidores un comunicado en el que llamó a una nueva protesta el próximo 7 de septiembre, ante las sedes regionales del Consejo Nacional Electoral, acusado de dilatar sin justificación técnica o legal el referéndum revocatorio. También habrá otra protesta el 14 de septiembre en las principales ciudades del país. La consigna dijeron, es permanecer activos en la calle hasta que los venezolanos puedan elegir si siguen con Nicolás Maduro o si lo sacan del poder. Por lo pronto, dijo el también dirigente opositor Henrique Capriles, el objetivo era poner en evidencia que el Gobierno de Maduro le tiene “terror” a la decisión de la población de “quiere cambio”, lo que a juicio de las medidas oficiales, se logró.
Excelente!!! Mejor descrito imposible! Gracias por tu objetividad.