Un Chile furioso derrumbó por segunda vez consecutiva la aspiración argentina de ser campeón continental, una de las asignaturas pendientes de la generación albiceleste comandada por Lionel Messi.
Por Jorge Sarmiento Figueroa
Ver llorar de tristeza a Lionel Messi en una cancha de fútbol, impacta. El ganador de cinco balones de oro, de tres botas de oro, de cuatro champions europeas y de ocho ligas españolas, que ha roto todos los récords que quiso con el Barcelona Fútbol Club, un hombre al que hemos visto hacer lo imposible sin siquiera despeinarse, llevando siempre una sonrisa de niño, hoy lo volvimos a ver llorar con una camiseta que se le está volviendo una honda herida: la albiceleste.
¿Porqué lloraba? Porque aunque a sus 29 años ya lo ganó todo con los blaugrana, esta noche era la final de la Copa América. No era un partido de clubes, sino de Selecciones Nacionales. Y perdió. Volvió a perder, para ser más precisos. Es la segunda final consecutiva de la que sale derrotado en el torneo continental. Y la herida se hace profunda si recordamos que hace apenas dos años perdió el partido más importante que jugador alguno puede vivir: la final de un Mundial.
En definitiva, Lionel Messi no ha ganado un solo título con la Selección Argentina de mayores. Y eso pesa demasiado en el historia de cualquiera. Así sea Messi. Más, si es Messi.
Era un jovencito cuando ganó el campeonato mundial juvenil con Argentina y luego ganó la medalla de oro en los Olímpicos de 2008. Pero eso no pesa si eres argentino, si eres el mejor jugador del mundo y si no has ganado lo que en el fútbol se considera importante para las selecciones nacionales: un Mundial o un torneo continental.
Apenas el viernes pasado cumplió años. 29 años. El ambiente en el combinado argentino era entusiasta aun con las aburridas desavenencias con los directivos de la Federación Argentina de Fútbol. El equipo estaba unido, se sentía alegre, su fútbol era descollante, brillaba por todos lados, apabullaban a cualquiera. A diferencia de Chile, que era el campeón pero empezó una primera ronda con sombras, los argentinos desde el principio mostraron que venían a ganar la Copa América. Lionel Messi en especial.
Con determinación, casi con rabia, Messi quería quitarse el estigma de eterno subcampeón con su Selección. Sin embargo, la furia más poderosa venía creciendo del otro lado del cuadro de finalistas: La temible furia roja chilena. Un 7 a 0 contra México y el rápido 2 a 0 contra Colombia hizo olvidar la derrota inicial de Chile contra Argentina en la fase de grupos. La final sería otro partido, a otro precio.
Un expulsado por cada bando reflejó el tamaño de los taches de ambos equipos. ¿Para qué animarse con las guerras de Games of Thrones si en Argentina y Chile estaban matándose con guayos de fútbol? Fue una final a la manera en la que se juega en América, y eso es clave si tenemos en cuenta el Messi protegido por los árbitros en las canchas de Europa. Cuando Messi comenzaba a disputar los torneos suramericanos y conoció en carne propia el asedio de patadas de este lado del charco, quiso protestar a un árbitro por la permisividad del juego brusco. «Así se juega en América», le respondió el central.
Así se jugó este domingo también. Y así perdió Messi, esquivando zancadillas como loco, tratando de armar el fútbol en un campo de combate. Medel, Vidal, Jara y la lista interminable de furiosos chilenos le hicieron la vida imposible. Si llegaron a los penales fue porque al menos veinte jugadores terminaron con la cabeza en su lugar.
Al final de esta nueva final de derrota para la selección albiceleste, hay que concluir con el tema que titula esta crónica triste: Argentina, no llores por Messi. Porque las lágrimas de él bastan para mostrar cómo este jugador lo está dando todo por ti en la cancha. Es demasiado evidente que él no se conforma con ser el mejor del mundo ni con ganarlo todo con el club Barcelona. Lionel Messi quiere ser campeón contigo, Argentina, quiere que tú lo quieras en ese camino doloroso que le ha significado jugar para ti. Desde cuando falló el penalti él ya estaba llorando. No llores tú por él, aunque Maradona diga que al país ellos no vuelvan. No olvides que ese dios de tu fútbol que es Maradona, antes de llevarte a la gloria también tuvo que aprender primero a llorar por ti.
https://youtu.be/VG1Pi6w9dic