Dadme a vuestros seres cansados y pobres, a vuestras masas agolpadas deseando respirar con libertad”. poema grabado en el pedestal de la Estatua de la Libertad.
Por: Estela Monterrosa
Un africano de un campo de refugiados en Kenia, abanderado de los Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Pekín en el 2008. Los Juegos Olímpicos de Rio 2016 son el sueño de cientos de atletas que se han preparado para competir, y culminar las metas propuestas ganando una medalla en Brasil.
Todo comienza en el país de origen ganándose el cupo para conformar el grupo competitivo, luego de conformado este grupo que compite en los Juegos Olímpicos, se elige el deportista que como abanderado lleva en el desfile de inauguración la bandera de su país, honor que representa la emoción como si fuera ganarse una medalla de oro.
He aquí la historia de un abanderado de los Estados Unidos que no era natal del país del norte, pero le dieron la oportunidad de representarlo y lo logro con creces.
Los periódicos titulaban en la víspera de los Juegos Olímpicos de Pekin 2008: López Lomong: De niño perdido de Sudán a abanderado de USA.
Pero ¿Por qué «de niño Perdido»? López Lomong, o Lopepe Lomong como se llamaba en Sudán, era un niño que vivía en Kimotong, al sur del país, con sus padres Awei Lomong y Rita Namana. Soñaba con que acabase el sermón de los domingos para ir a jugar a fútbol con sus amigos. En 1991, cuando tenía 6 años, un día sin esperarlo fue la última vez que asistió a la iglesia. Unos soldados rebeldes, los Janjaweed, lo secuestraron junto a otros niños para convertirlos en niños soldados. El conflicto de Darfur, las dos guerras civiles sudanesas, la rebelión del sur, los crímenes contra la humanidad de Omar Hassan Al-Bashir… son temas de difícil comprensión para nosotros desde la lejanía. ¿Quiénes son los buenos? ¿Quiénes los malos? Pero a Lopepe no le dieron opción de elegir bando. Prepárate o muere, sé niño soldado o muere. Y muchos de sus amigos perecieron.
Sin saberlo, Lopepe acaba de entrar a formar parte del grupo de 20.000 niños robados a sus familias y conocidos como los niños perdidos de Sudán. Un asustado Lopepe estuvo tres semanas confinado en un campamento de los soldados del Ejército de Liberación de Sudán. Hasta que una noche, aprovechando un agujero en la alambrada, huyó junto a cuatro niños más, mayores que él y que se apiadaron de un pequeño de 6 años. Durante 3 días no dejaron de correr hasta que tuvieron la certeza que habían llegado a la frontera con Kenia. Allí una misión católica los acogen y se quedan viviendo y aprendiendo en ese lugar.
En el año 2000 viendo en una vieja televisión en blanco y negro los juegos olímpicos de Sidney y con 15 años de edad, la final de 400 metros, y Michael Johnson ganando el oro, y sus lágrimas en el podio escuchando el himno estadounidense, y sin saber cómo ni por qué, aquella imagen impactó a Lomong. “¿Se puede llorar después de ganar?” se preguntó. Y una convicción nació en él: “Quiero ser como ese de la tele, quiero ir a los Juegos Olímpicos representando a Estados Unidos”. Para él, la bandera de las barras y estrellas siempre había estado presente en su vida, ya que era la que portaban los soldados que escoltaban los envíos de material humanitario que recibían a menudo en Kenia.
En el 2001 escribe un pequeño ensayo en un trozo de papel y los misioneros de la misión católica lo entrega a los funcionarios de EEUU que llegan allí,en ese año dan asilo a 4000 jóvenes del campamento y López Lomong estaba entre los asilados y ese mismo año, cumplidos los 16, fue enviado a Tully, Nueva York, con una familia sustituta, Robert y Bárbara Rodgers pasaron a encargarse de él. López Lomong llevaba toda la vida corriendo y se percató de que podía ser bueno en ello.
Fue creciendo, como hombre y como atleta, y sus resultados le llevaron a entrar en la Northern Arizona University, en Flagstaff. En 2007 se convirtió en campeón universitario bajo techo de 3.000 m y de 1.500 m al aire libre. Y el sueño de niño en la noche de Kenia se convirtió en realidad cuando el 6 de julio de 2007, 16 años después de ser secuestrado, pasó el test de ciudadanía USA.
Tenía un país, una nacionalidad, perdía su fecha de nacimiento, sí, porque aunque él sabía que nació el 5 de enero, el gobierno estadounidense le asignó nueva fecha, 1 de enero de 1985. Pero daba igual. ¡Ya nunca más sería un niño perdido de Sudán! ya podía ser como Michael Johnson y clasificarse para los Juegos de Pekín 2008. Y lo hizo. Y viajó con otros 587 atletas a la capital de China.
El destino le iba a dar la oportunidad, la gran oportunidad de su vida ya que López Lomong era del Team Darfur, un grupo de atletas que trabajaban para que la guerra en Sudán fuese declarada un genocidio por los tribunales internacionales. ¡Y sería por eso que los capitanes del equipo USA lo eligieron como su abanderado! López Lomong ha explicado la vergüenza que sintió cuando todas la estrellas estadounidenses alzaron sus brazos para señalarle a él como abanderado. ¿Se imaginan a Michael Phelps, Ryan Lochte, Dara Torres, Natalie Coughlin, Tyson Gay, Sanya Richards, Nastia Liukin, Kobe Bryant, LeBron James, Jason Kidd, Serena Williams, diciendo: “López Lomong, tú serás nuestro abanderado” ?
El 8 de agosto de 2008, López Lomong entró en el Estadio Nacional de Pekín con una boina tan blanca como sus dientes que se veían ante aquella sonrisa que lucia y que expresaba su agradecimiento y felicidad portando la bandera que tantas veces había visto en la Misión. Un africano de Estados Unidos que, desde la independencia de Sudán del Sur en 2011, trabaja para mejorar la calidad de vida de los suyos. Ha creado la Fundación López Lomong; ayudando a crear la asociación 4 South Sudan. ¡nada es suficiente para devolver el regalo que él recibió! I run for my home country, I run 4 South Sudan, es su lema hoy.