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La joven fiscal que arruinó su vida por unas copitas de más

Nadie cuestiona a un fiscal (hombre o mujer), que se tome sus tragos, lo que se condena es el abuso de poder ante otra autoridad que la requiere por el estado en que conduce un vehículo. 

Por Chachareros/Servicios de Inteligencia/Semana

Duele que un hombre probo y eficiente como el joven director seccional de Fiscalías en Atlántico, Wilder Guerra Molina, tenga, de todas maneras, que ponerle el pecho al escándalo de la subalterna suya, la Fiscal adscrita a la Unidad de Delitos, Carolina Cecilia Manotas Ortiz, quien el viernes Santo (18 de marzo) en la noche, día de recogimiento espiritual, protagonizó un acto bochornoso e indigno de la institución que en ese momento representaba.

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La fiscal Carolina Cecilia Manotas, en visible estado de alicoramiento.

Ocurrió que la fiscal Manotas Ortiz, de 36 años de edad, fue requerida por una patrulla de la Policía que controlaba, después del efervescente flujo vehicular por los días festivos, el intenso tráfico, en especial para evitar que personas alicoradas estuvieron al volante, lo que representa un peligro para su vida y para los demás.

Pero ocurrió que la joven fiscal Carolina Cecilia Manotas, fiscal adscrita a la Unidad de Delitos con la Administración Pública de Barranquilla, protagonizó el vergonzoso episodio cuando policías de una patrulla le exigieron los papeles de su vehículo. La funcionaria se encontraba en estado de embriaguez y ahora tiene problemas serios con las autoridades de tránsito pues, entre otras cosas, deberá pagar una multa cercana a los 16 millones de pesos. Más allá de la multa, lo más sorprendente es que quien violó la ley sea una funcionaria de la Fiscalía. Y no solo eso. Insultó a los uniformados con las palabras que ni una meretriz tiene en su maloliente repertorio.

Todo esto ocurre como consecuencia del mal ejemplo que viene de arriba. Del Fiscal General de la Nación, quien actúa como un emperador y desafía todos los poderes, siendo él no más que un apéndice del poder judicial. No más. Pero como regaña a todo el mundo y es un contestatario que compra las peleas, pues hasta el más humilde de sus subalternos se siente con derecho a insultar a unos oficiales de la Policía, que representan una autoridad.

Es algo absurdo. Policía, Fiscalía, CTI, Sijin, son organismos del Estado que deben trabajar en consonancia y hablar el mismo lenguaje para combatir el crimen organizado que agobia a la ciudadanía y prestar oportuna y eficaz servicio a la comunidad que requiera de ellos.

No es así. Cada entidad anda por su lado. La Fiscalía a nivel nacional anda manga por hombro. Los casos de denuncia en Barranquilla duermen el sueño de los justos.

En los últimos meses en Barranquilla se han producido cerca de 23 mil denuncias y tutelas por saqueos a cuentas corrientes y cuentas de ahorro de entidades como Davivienda. Los expedientes están en las decenas de cajas de cartón llenos de polvo sin que nadie se conduela de los pobres ciudadanos que están a la espera de que el Fiscal resuelva su caso. Pero cómo le va a prestar el obligado y oportuno servicio si, como el caso de la fiscal Manotas Ortiz, el común denominador es que se la pasan de rumba y después insultan a los policías con un lenguaje de alcantarilla.

Lo mismo que a Merlano

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Exsenador Eduardo Merlano Manotas, quien en mayo de 2012 protagonizó en Barranquilla un caso similiar y el Consejo de Estado le decretó la ‘muerte política’,

Lo ocurrido a la fiscal Manotas Ortiz no es el primero. Ni será el último, mientras no se haga claramente la división de poderes y se aplique a fiscales y otros servidores públicos la debida instrucción para que tengan como norma de disciplina, la sencillez. Que no se crean la última cocacola del desierto, como parece ser el caso de Carolina Cecilia.

Que es el mismo caso ocurrido con el senador oriundo de Sincelejo, Eduardo Merlano Morales, quien en un fin de semana se vino a gozarse a Barranquilla en su flamante carro blindado (aportado por el Congreso de la República, que tiene un costo de $400 millones que salen del bolsillo de los colombianos de a pie), y se pasó de whisky. Cuando una patrulla lo abordó en mayo de 2012 debido a que manejaba culebreando de un carril a otro, frenó en seco y les espetó la célebre frase que meses más tarde sería repetida por un joven de Bogotá, perteneciente a una prestante familia, “¿Usted no sabe quién soy yo? Sepa que soy muy importante y lo puedo hacer sacar de ese puesto”. La frase quedó para siempre grabada en el refranero popular.

El Consejo de Estado aplicó a Merlano Morales la máxima sanción, por presunto tráfico de influencia. Perdió la credencial de Senador, se le suspendió la licencia de conducción de por vida y tiene muerte política durante 43 años. Es decir, no puede, ni siquiera, ser candidato a una junta de acción comunal.

La tiene difícil

Según las autoridades del ramo, la prueba de alcoholemia practicada a la funcionaria arrojó como resultado grado 3. Carolina (o ‘Karol’) Cecilia Manotas Ortiz, la fiscal de la Unidad de Administración Pública que desafió a unos policías de tránsito cuando le pidieron la documentación del vehículo tras un accidente que tuvo, conducía en estado de alicoramiento.

Así lo dio a conocer el mayor Gustavo Chaparro, comandante de la Policía de Tránsito de la Metropolitana de Barranquilla.

Según el oficial, al ser informados del accidente los uniformados llegaron al lugar y encontraron a dos mujeres en uno de los vehículos, una de las cuales se encontraba en estado de embriaguez.

«La conductora estaba en estado de embriaguez por lo que se le adelantó el procedimiento de tránsito que es la inmovilización del vehículo, notificación de la orden de comparendo y la incautación de la licencia. Posteriormente se dejó a disposición de la autoridad competente».

De acuerdo con el oficial, la prueba de alcoholemia practicada a la funcionaria arrojó como resultado grado 3, lo que corresponde a la suspensión de la licencia de conducir por diez años y una multa de 28 millones de pesos.

Un caso que se repite

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A Carmen Cecilia Manotas se nota que es amante de los líquidos espirituosos.

La fiscal del escándalo recibe comparendo por embriaguez y podría pagar una multa de $16 millones. Además, le abren investigación por el delito de violencia contra servidor público, porque desafió la autoridad policial y lanzó fuertes improperios e insultos contra los uniformados que la requirieron para un simple control vial.

Se informó, además, que la fiscal Manotas Ortiz se vio involucrada en escándalo anterior y está siendo investigada por presunta corrupción. Del mismo modo se conoció que la funcionaria debe una fotomulta por conducir a velocidades no permitidas.

Luego de que la fiscal Carolina (o ‘Karen’) Cecilia Manotas Ortiz quedara grabada en un video en el momento en que se negó a presentar la documentación del vehículo que iba conduciendo y tratara a los agentes de policías de tránsito de corruptos, tras un accidente en el que se vio involucrada en Semana Santa, el director de Seccionales y Seguridad Ciudadana de la Fiscalía, Luis González, se pronunció ayer desde la capital del país rechazando enfáticamente el hecho.

“Para la Fiscalía General de la Nación resulta inadmisible el comportamiento irrespetuoso y rebelde de sus funcionarios dentro y fuera del servicio”, señaló.

La fiscal Karol Cecilia Manotas Ortiz, quien protagonizó un escándalo, el pasado 18 de marzo, la carrera 44 con 88, podría ser sancionada por conducir bajo los efectos del alcohol.

Manotas Ortiz, según el Sistema Integrado de Información sobre multas y sanciones por infracciones de tránsito (Simit), le fue impuesto un comparendo por “conducir bajo el influjo del alcohol o bajo los efectos de sustancias psicoactivas”.

El informe fue realizado por el uniformado José Arcadio Tique Colo, quien además le inmovilizó el vehículo, el cual fue llevado a los patios de la calle 54 con 11.

Según el artículo 152 de este Código de Tránsito, la conducta de la Fiscal de 36 años, es sancionada con multas de hasta 16 millones 547.040 pesos, según el grado de alcohol que se encuentre en la prueba realizada.

Antecedentes al volante

El Simit también muestra que Manotas Ortiz debe una fotomulta de junio de 2014 por “conducir un vehículo a velocidad superior a la máxima permitida”, en el municipio de Arjona, Bolívar, por valor de 435.699 pesos, de los cuales 127.699 pesos son por intereses de mora.

Por esta multa, el municipio de Arjona le generó cobro coactivo en agosto de 2014, mediante la Resolución ARF2014000796.

 

 

 

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