
Desde hace 21 años la periodista viene clamando justicia por todas las atrocidades que Fuerzas del Estado hicieron en su contra, incluyendo la repudiable violencia sexual contra persona indefensa.
Por Chachareros/semana.com/elespectador.com
La periodista Jineth Bedoya fue secuestrada, golpeada y violada por paramilitares mientras hacía una visita de trabajo a la cárcel. Lucha contra la impunidad en su caso.
Este lunes 15 de marzo la Corte Interamericana de Derechos Humanos le dio apertura a las audiencias públicas en el proceso que se adelanta contra el Estado colombiano por el secuestro y abuso a la periodista Jineth Bedoya Lima en repudiables sucesos ocurridos en mayo de 2000 cuando tenía planeando desarrollar una entrevista como parte de su trabajo.
En ese momento esta por fenecer el oscuro período presidencial de Andrés Pastrana Arango, a quien Tirofijo le dejó la silla vacía, lo que dio pie para que el Centro Democrático apelara, en todo su furor, a la estrategia del miedo. Se incrementaron los secuestros. Las pescas milagrosas. Y el paramilitarismo inició su ‘reinado macabro’, convencido de que el próximo Presidente gobernaría con ellos de su lado.
Por eso cometían actos demenciales como el que cometieron con la periodista Jineth Bedoya Lima, sometida a las peores bajezas y humillaciones que una mujer pueda soportar, por el simple hecho de estar ejerciendo su oficio como periodista. Ahora, 20 años después, por fin se asoma una luz de esperanza para que el Estado colombiano responda por tanta crueldad contra una mujer reportera indefensa, que durante dos décadas estuvo clamando justicia para limpiar en parte las heridas que le dejaron aquellos brutales sucesos bochornosos cometidos por las denominadas Autodefensas Unidas de Colombia, que, según todos los indicios, se convirtió en la sombra en un tenebroso brazo armado del Gobierno que reemplazó a Pastrana en la Casa de Nariño.
Una audiencia de la verdad

Este lunes la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), reunió en una sola audiencia a los representantes de víctimas, la Agencia de Defensa Jurídica del Estado de Colombia, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, representantes de organizaciones de derechos y libertades, todos con el objetivo de escuchar las intervenciones y argumentos de las partes.
La primera en ser escuchada fue justamente la víctima en este proceso, la periodista Jineth Bedoya, ella contó qué labor cumplía para la fecha de los hechos y cómo fue objeto de la violencia por cuenta de organizaciones criminales, que justamente eran los principales implicados en su investigación periodística.
“A finales de 1998 y por eso decidí dejar la emisora RCN radio donde trabajaba y cuando ingresé a El Espectador y retomé la investigación de la cárcel La Modelo iniciaron las amenazas, en mayo de 1999. Lamentablemente mi mamá y yo sufrimos un atentado que denunciamos ante las autoridades, ante la Policía pero nunca se investigó posteriormente, cuando las amenazas se incrementaron, enviamos una carta al antiguo Departamento Administrativo de Seguridad (el desaparecido por corrupto DAS), pidiendo protección y que se me entregara un esquema de seguridad”, dijo Bedoya.
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Contó Jineth que la sugerencia de las autoridades para frenar estas amenazas fue reunirse con los presuntos responsables de las mismas en la cárcel La Modelo. Ella aceptó y llegó con un equipo de El Espectador y fue en esa reunión o en la antesala de ese encuentro que terminó secuestrada, abusada y torturada.
“En las puertas de la cárcel me amarraron, me golpearon en un carro me sacaron de la ciudad y empezó una larga travesía de muchas horas en las que afronté todo tipo de abusos de torturas. Todo terminó en una violación masiva en un lugar a muchas horas de Bogotá donde había otros hombres uniformados. Después de eso no sé qué ocurrió, pero ellos me dejan abandonada en una carretera casi muerta. Eso fue lo que ocurrió el 25 de mayo”, describió Bedoya en la audiencia.
Ante la pregunta de la Corte IDH sobre quiénes fueron los responsables de sus secuestro y tortura y abuso, Bedoya explicó que fue gracias a sus investigaciones, no de la Fiscalía, que lograron establecer la autoría de las amenazas y los hechos de violencia en su contra.
“Había una red de policías activos que secuestraban personas y se las vendían al frente 53 y otros frentes de las Farc. Sabíamos que había agentes del Estado implicados, lo que no entendíamos en este momento es que hubiera personal de tan alto nivel en esta red criminal, muchos años después gracias a las investigaciones periodísticas, pero también a los testimonios que han entregado varios paramilitares que han sido llamados al proceso, conocimos que quien dirigía esa red criminal era un general de la policía”, dijo Bedoya.
La periodista le dijo a la Corte que después de casi 21 años las amenazas continúan, de ahí que es muy difícil olvidar o ignorar semejantes hechos de violencia como reflejo de lo que viven las mujeres en Colombia, además de ser periodista. He recibido “amenazas desde un teléfono fuera de Colombia le entregamos todos los datos si todas las pruebas en la Fiscalía y años después tampoco ha logrado establecer quienes hicieron esas amenazas”.
Entre las peticiones que hizo Bedoya a la Corte IDH planteó la posibilidad de cerrar la cárcel La Modelo de Bogotá y convertirlo en un centro de reunión para víctimas de violencia sexual, un centro de memoria como ocurren en otros países, que cárceles se elevan como edificios dedicados a reconciliación.
“Es que la cárcel La Modelo en Bogotá debería ser uno de los memoriales como se puede encontrar en cualquier otro país del mundo donde la gente ha tenido que enfrentar las peores guerras y barbaries. Transformar algo que tiene tanto dolor, una estructura sobre la cual los cimientos tiene debajo pedazos, trozos de seres humanos que fueron descuartizados, que fueron votados por los ductos de las cañerías en el acueducto, y poder convertirlo en una respuesta real de reparación por parte del Estado, creo que sería también un camino para muchas mujeres”, dijo Bedoya en su propuestas.
El Estado representado por la Agencia de Defensa Jurídica, se abstuvo de realizar preguntas a Bedoya en señal de respeto por la víctima. Y por miedo a un regaño del dueño del Centro Democrático que ha prolongado su vigencia política, no por sus buenas acciones o por haber transformado a Colombia en un país próspero y pacífico. Todo lo contrario. Ha convertido el país en uno de los más violentos y desiguales del mundo.