
“Estudié Finanzas porque era lo que mi papá quería. Pero lo mío siempre fue actuar”, confesó Manolo Cardona frente al auditorio NIDO en la plaza de la proclamación, durante su conversación en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias.
Este 2025, la edición 64 del FICCI reconoce a Manolo Cardona por su trayectoria internacional a propósito de su India Catalina honorífico. Sin embargo, Cardona no vino a mirar al pasado. Llegó con anuncios, proyectos, y sobre todo, con una claridad sobre quién es hoy y por qué no se detuvo en el camino que escogió hace más de dos décadas.
Una vocación que no pedía permiso

Nacido en Popayán en 1977, creció entre caballos, montañas y una familia en la que las expectativas estaban bien definidas . Su padre, político y economista, tenía claro que el arte no era una opción profesional. Por eso, cuando Manolo decidió estudiar Finanzas, lo hizo más por respeto que por convicción.
Mientras estudiaba, se mantuvo cerca del mundo audiovisual, hasta que tomó una decisión que le cambió la vida: hizo un casting para la telenovela Padres e Hijos. Lo eligieron. Y desde entonces, todo se movió rápido.
De Padres e Hijos saltó a producciones como Por qué diablos y Marido y mujer, consolidando su persona como una de los más reconocibles de la televisión colombiana a finales de los 90 e inicios de los 2000.
Del corazón de Colombia a los sets internacionales
Cardona nunca se conformó con solo ser conocido por su buen registro. Pronto llegó Rosario Tijeras (2005), un thriller que lo llevó al cine y lo posicionó como un actor de peso. Al año siguiente protagonizó La mujer de mi hermano, distribuida en Estados Unidos por Lions Gate. Fue la primera película en español lanzada por esa compañía en Estados Unidos.
Desde entonces, la industria internacional le abrió las puertas. Participó en proyectos en México, España y Estados Unidos. Se convirtió en un rostro recurrente en las series de Netflix, Telemundo y FOX, y trabajó al lado de figuras como Kate del Castillo y Demián Bichir.
Pero mientras actuaba, observaba. Y esa curiosidad lo fue acercando a otro rol: el de director.
El director que mira hacia Corea
“Desde hace años me obsesiona el cine coreano”, confesó en Cartagena,“ Park Chan-wook, Oldboy, esa forma de contar historias me marcó”.
Ese interés lo llevó a dirigir Uno para morir, su ópera prima, una película de suspenso psicológico producida en México, con un elenco internacional. La historia, oscura y contenida, confirma que su mirada como director se nutre de referencias distintas a las tradicionales del cine latinoamericano.
El fenómeno Medusa: acento costeño, espías y una segunda temporada
Uno de los momentos más esperados de su charla en Cartagena fue su experiencia grabando Medusa, la serie que hoy es tendencia en Netflix. Allí interpreta a Danger Carmelo, un personaje complejo, ambiguo, que se mueve en las sombras del Caribe colombiano.
“Contraté entrenadores a ‘espías barranquilleros’ que me ayudaron a entender ese mundo”, dijo entre risas.
Cardona, ni ninguno de sus colegas de se esperaba la acogida que tuvo la serie. Aunque reconoce que algunas críticas apuntaron a su acento, también defendió el trabajo serio y respetuoso que hizo para interpretar a un personaje nacido en la costa. Y fue claro: Medusa tendrá segunda temporada. “Y voy a trabajar aún más duro ese acento”, aseguró.
Lo que viene: Colombia, dirección y un gigante como aliado
Además del anuncio de la nueva temporada de Medusa, Manolo confirmó su próximo proyecto como director. Y no será menor: se rodará en Colombia y contará con Guillermo Arriaga —el reconocido guionista de Amores perros, 21 gramos y Babel— como productor ejecutivo.
Un actor que dirige su propio destino
Su presencia no es solo un premio: es una reafirmación de que el talento colombiano, cuando se toma en serio, puede tocar las puertas del mundo y también volver a casa, con algo nuevo que contar.