Ilustración por Omar Figueroa Turcios – Texto Jorge Sarmiento Figueroa
En un país mero macho, con pantalones largos, pistola al cinto y voz de picante tequila, un hombre cantó como ningún hombre antes lo había hecho. Este hombre sacó del alma su amor y lo volvió canciones. Desde entonces en ese país los mariachis ya no solo visten de negro, también se atreven a llevar colores y rosas junto a las pistolas. Y se atrevieron a entonar los coros más tiernos, como lo hacía aquel hombre, a quien no solo le deben una lágrima, también el valor inmenso de llorar.]]>