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Grave impunidad

Por Jorge Guebely

Criminales, cobardes y canallas, la élite que utiliza las armas del Estado contra ciudadanos inermes. Estrategia guerrerista para ocultar las injusticias sociales y defender sus privilegios. Por la salud mental del país, debe ser judicializada para evitar la impunidad y la repetición.

Sin justicia se desborda la perversidad. No la hubo en La Violencia, matazón iniciada con el asesinato de Gaitán, desarrollada durante dos gobiernos conservadores: Ospina Pérez y Laureano Gómez, y finalizada en la dictadura de Rojas Pinilla. Matazón clasista contra liberales pobres y pequeños campesinos, de terratenientes y empresarios enriquecidos. Matazón sádica. De víctimas decapitadas, empaladas y lenguas como corbatas, ante la indiferencia del gobierno y la sordera judicial que no oía los gritos de terror. Matazón con la fuerza bruta de ejércitos privados y chulavitas tenebrosos.

No hubo justicia y se generó la segunda matazón del siglo xx, la guerra fría colombiana. De nuevo, la élite criminal ejerció su terror de Estado contra guerrillas marxistas, maoístas, castristas; producto social por los excesos de injusticia. Y ante la incapacidad estatal de combatirlas frontalmente perpetró horrendas ejecuciones extrajudiciales, torturó estudiantes y masacró campesinos. Terror sádico con motosierras, cuerpos desmembrados, partida de futbol con cabeza humana. Fuerza bruta de: militares y paramilitares, DAS y Policía.

Y habrá nueva guerra si hoy no hay justicia para la élite criminal. Si ella logra impunidad, si evade la JEP, si oculta sus crímenes y promueva la desigualdad. Si profundiza las hambrunas y se solaza con la corrupción. Si elude responsabilidades ante los asesinatos de líderes sociales, proliferación de masacres y nuevas ejecuciones extrajudiciales. El abuso de sus privilegios, su impunidad ante la ley humana, son los condimentos que causan las guerras colombianas. No es el narcotráfico el que las engendra, sólo las alimenta. Lo es la persistente mezquindad, urdida por una elite, que prefiere la guerra a la justicia social.

Tercera matazón que ya está en curso con disidencias de las Farc, el ELN, Clan del Golfo, paramilitares, mercenarios del crimen y fuerzas del Estado. Por el dolor de madres que vieron a sus hijos ejecutados extrajudicialmente por monstruosos militares que hoy andan sueltos. Por la proliferación de masacres, asesinatos de líderes sociales, represión y desempleo. Pavorosa guerra contra la injusticia y la inequidad social. Por un estómago mejor alimentado y una conciencia más humanizada.

Razón tenía Juan Pablo II cuando afirmaba: “No habrá paz mientras perduren las opresiones de los pueblos, las injusticias y los desequilibrios económicos…”. Sobre todo, mientras persista la impunidad de los poderosos.

jguebelyo@gmail.com 

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