Por Jennifer Cabana, periodista cultural
El pasado fin de semana volví a disfrutar un Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, esta vez su edición 59 que trajo a la vasta audiencia del Caribe y del mundo la oportunidad de elegir entre 2.400 películas de 62 países.
Fue un verdadero regalo a los amantes del séptimo arte, hambrientos por historias, por otras miradas y estructuras narrativas. Desde el 6 hasta el 11 de marzo el Centro Histórico de la ciudad, salas de cine y distintos barrios de La Heroica se vistieron con sus mejores colores para mostrar cortos, largos, documentales, películas de todos los géneros para todos los gustos en esta fiesta audiovisual sin igual, la más antigua de Latinoamérica.
Colombia, país anfitrión del encuentro, contó con una gran muestra, abordando temas variados, pocos tratados por el cine nacional convencional. A continuación resalto algunas obras.
La niña errante
Empiezo con ‘La Niña Errante’ del cineasta Ruben Mendoza. Fue la película inaugural del festival y su segunda proyección contó con la presencia del director y varias de las actrices que protagonizaron este relato. El film nos muestra la historia de Ángela, una niña que queda huérfana luego del fallecimiento de su padre y que conoce a sus tres hermanas mayores precisamente en el velorio. En un viaje por carretera cuyo objetivo es llevar a la niña a vivir con una tía, las cuatro féminas nos muestran su humanidad, la importancia de la hermandad, el significado de crecer.
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Fotograma de ‘La Niña Errante’.[/caption]
El director nos muestra distintas características de la mujer, incluyendo su poder, su inteligencia, emocionalidad, vulnerabilidad. Someramente colombiana, la película transcurre en espacios no específicos pero muy propios del país: un hotel humilde en un pueblo pequeño que raciona la luz, escenas de ríos, la llegada a una playa, el abrazo a un árbol. Cuenta con momentos de gran incertidumbre, como la vida misma, dando al espectador una sensación de que la historia, aunque ficticia, fácilmente podría ser real.
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Ruben Mendoza, director de La Niña Errante, junto a sus protagonistas (de izquier a derecha) Lina Marcela Sánchez, María Camila Mejía y Sofía Paz Jara.[/caption]
El Concursante
El Concursante fue otra película colombiana exhibida junto a su director Carlos Osuna y la mayoría del elenco. Rodada en el barrio Nelson Mandela de Cartagena, contó con actores naturales, talento del Caribe colombiano. La historia se basa en una entrega desastrosa de ollas de presión que los
concursantes reclaman mediante 20 etiquetas coleccionadas. Basada en hechos reales, seguimos a Cristóbal, un joven desempleado, humilde y cuya misión es llevar a casa ese elemento de cocina para ayudar a su mamá en el restaurante familiar.
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Elenco de ‘El Concursante’. (Cortesía prensa FICCI)[/caption]
El protagonista Ronaldo Tejedor Simarra hizo un excelente trabajo de actuación al igual que Elena Díaz, quien da vida al personaje de Mary, la abuela que sentada bajo un paraguas espera y desespera desde la extensa cola de quienes sueñan con adquirir la olla.
Lo que más me gustó de El Concursante fue su gran banda sonora, hecha por Kissinger Miranda, Son Palenque, DJ Rata, Los Mangueras y Charles King. Todas las canciones fueron compuestas especialmente para el film. La primera que suena se titula ‘Sueña Nada más’ y fue escrita e interpretada por Charles King,
el Palenquero fino. Debo confesar que me emocioné mucho al ver a este champetero que tanto admiro en la pantalla gigante.
https://www.youtube.com/watch?v=17ukpghanHQ
Cada tema fue elegido de manera magistral para conectarnos con los personajes, con el sol, el color, el sabor de Cartagena, desde uno de sus barrios más populares.
Literalmente me bailé la película desde mi puesto en el Centro de Convenciones, y esperaba con ansias el próximo disco. Fue muy interesante escuchar al director y a los actores al final de la exhibición y saber que una historia que se volvió viral a través de los medios de comunicación trascendió a través del séptimo arte. Por medio de esta comedia, Osuna hace una crítica a las constantes injusticias a las que son sometidas las clases marginales en el país.
Colombia también contó con varios cortometrajes en el Festival. Destaco que por vez primera, Tolú, Sucre hizo presencia en el FICCI por medio de ‘San Patacón’, la ópera prima de Rodolfo Franco Ricardo de 23 años, recién egresado del programa de Cine y Audiovisuales de la Universidad del Magdalena.
Entrevista Rodolfo Franco

Elenco del cortometraje ‘San Patacón’, talento de Tolú, Sucre.Alrededor de 60 toludeños se trasladaron hasta Cartagena con la ilusión de ver a su pueblo y la historia de Rodolfo en una sala de cine. El corto -basado en una historia costumbrista del narrador oral Reinaldo Ruiz- es una comedia en donde a la protagonista- Doña Tere- se le arregla la “mala mano” cuando contra la voluntad del cura de Tolú se pone a fritar un viernes Santo y le aparece el rostro de Jesús en un patacón.
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Fotograma de ‘We The Animals’.[/caption]
Además de cine colombiano tuve la oportunidad de ver películas como ‘We the Animals’ de Jeremiah Zagar (Estados Unidos) ‘Sócrates’ de Alex Moratto (Brasil) y ‘Sola en mi Boda’ de Marta Bergman (Bélgica). Cada una de estas películas me dejó una reflexión ante nuestras diferencias culturales, pero ante todo nuestras igualdades como seres humanos. El desamor y el anhelo de ser amado, son temas recurrentes. De las tres que menciono ‘Sola en mi Boda’ fue mi película favorita del festival. En ella conocí el relato de Pamela, una rumana-gitana, joven madre soltera, desempleada que desea con todas sus fuerzas cambiar de vida. La seguimos en esa búsqueda hasta que, luego de abandonar a su bebé y abuela, se va a vivir con un belga que conoció por medio de una agencia de bodas por internet.
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Imagen de Sola en mi Boda de Marta Bergman.[/caption]
La historia, como tantas otras que vi, es una bola de inciertos, de sorpresas, de situaciones tan inesperadas sin embargo tan relacionables, y por eso conecta de manera magistral.
Tras regresar a Barranquilla luego de ver seis películas y siete cortometrajes, me siento recargada de aprendizajes y entendimiento. Siento mis sentidos afinarse un poco más luego de ver tanto buen cine. Pues ahora cualquier sonido me recuerda a la sonorización impecable que se logra en lo audiovisual; los objetos a mí alrededor me hacen pensar en los detalles del arte de una película, los diálogos cotidianos a los libretos impecables que logran los guionistas.
La vida misma es una película, la realidad que cada quien construye, con conflictos, desamores, encantos, bandas sonoras, clímax e inciertos.
Gracias a los organizadores del FICCI por permitir a quienes amamos tanto el cine, la oportunidad de ver tantos títulos, de poder acercarnos a los directores, actores, productores de las obras, para conocer un poco más de cerca la magia detrás de cada gran historia.]]>