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Fariseísmo oficial

Por Jorge Guebely

Antigua es la hipocresía política, artificio social para engañar con venenosos discursos. Humareda lingüística para consolidar la deshumanización, la sumisión y la esclavitud mental de un pueblo.

Hipócritas, aquellos fariseos, miembros de un poderoso partido político-religioso en épocas de Cristo, a quien le llevaron una adúltera para que la repugnara públicamente. Doble moral de los hipócritas, moral de fariseos. No les importaba el adulterio, sino la trampa al líder social y espiritual. “Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Sabia respuesta, los políticos-fariseos se retiraron flagelados por vergüenza propia.

Estrategia que hoy sería un fracaso. El mismo Cristo se convertiría en un hazmerreir público, en un terrorista castro-chavista. No sólo le tirarían piedras, sino gases lacrimógenos y balas a la cabeza. Poco hemos avanzado en el ascenso humano, pero sí en su podredumbre.

Fariseísmo de políticos tradicionales colombianos, enfermedad mental para gobernar. Estigmatizan las protestas sociales para negarles sus peticiones. Las rotulan de terroristas para combatirlas a tiros. Censuran los vándalos, pero promueven el vandalismo con el ESMAD y la policía de civil. Rechazan informe de CIDH por intromisión interna, pero se entrometen en Venezuela, Ecuador y Estados Unidos.

Fariseísmo militar. Se escandalizan por cascos donados a la primera línea, pero callan las armas del Estado provistas a “gente de bien” en Cali. Rechazan los crímenes de las FARC, pero celebran los del Ejército Nacional. Apoyan las víctimas de las guerrillas, pero desprecian las de los paramilitares.

Fariseos que lloran hipócritamente la muerte de un policía, pero celebran el asesinato de 59 manifestantes. Se escandalizan por la aspiración de un docente al Congreso, pero crean enorme burocracia pro-electoral. Abanderados de “…una doble moral -afirmaba Bertrand Russell-, una que predica y no practica; otra, que practica y no predica”.

Fariseísmo que se alimenta con la ignorancia ciudadana. Con los oídos distorsionados, incapaces de distinguir la voz del fariseo. Voces que “…rezan con los mismos labios que mienten”, afirmaba José Ingenieros. Que hablan de la vida con las mismas palabras con las que invocan la muerte, afirmo yo.

Fariseísmo del Estado conservador en franca decadencia. Develada por la juventud mental que ya no resiste tanta inmoralidad. Conciencia que capta el desprestigio del Estado conservador por el pudrimiento de sus farisaicos discursos. Que entienden mejor que antes el origen de su tragedia humana. Que adopta, consciente o inconscientemente, las palabras dolidas del Evangelista: “¡Ay de vosotros, fariseos hipócritas! ¡Sepulcros blanqueados, hermosos por fuera y llenos por dentro de huesos muertos y de toda clase de inmundicias!”

jguebelyo@gmail.com

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