El Congreso definirá mañana si acepta o no la proposición del Senador Iván Cepeda Castro. Los senadores del Centro Democrático, el partido de Uribe, defienden en bloque a su jefe político.
Por Jorge Sarmiento Figueroa – Editor general
Fue la promesa y lema de su campaña electoral; ahora es su objetivo número uno. El Senador Iván Cepeda quiere llevar al banquillo de los acusados, mediante un debate en el Congreso, al ex Presidente de la República y actual Senador Álvaro Uribe Vélez.
Cepeda, del partido de izquierda Polo Democrático, sostiene que «el Congreso es un escenario propicio para dejar en claro la responsabilidad política que tiene (Uribe) en múltiples hechos, muchos de ellos ligados a las estructuras paramilitares, a su surgimiento y a su evolución”, según explicó a la revista Semana. Por eso aprovechó los reflectores mediáticos del lunes 21, primer día de sesión plenaria después de la instalación del nuevo Congreso, cuando todos los senadores asisten, para presentar la proposición del debate.
Cepeda calculó que el partido de la U, mayoritario y representativo del Presidente Juan Manuel Santos, apoyaría su iniciativa por el enfrentamiento que Uribe ha tenido con Santos desde cuando inició su primer gobierno.
Los cálculos de Cepeda no se cumplieron. Los senadores de La U se retiraron a cuentagotas de la plenaria sin que fuera sometida a votación su propuesta de debate. En cambio, los 19 senadores del Centro Democrático, incluido Uribe, se mantuvieron disciplinados en la sala hasta el final.
Cepeda tuvo que anticiparse a lo que habría sido el hundimiento de su proposición y la retiró antes de que fuera votada.
Ese traspiés fue aprovechado por el Centro Democrático, que arremetió allí mismo contra Cepeda para descalificarlo por su trayectoria y antecedentes familiares. Ernesto Macías, quien fue el más reciente jefe de prensa de Uribe y hoy es uno de sus senadores, expresó en la plenaria que «pareciera que la única función del hijo de Manuel Cepeda es la de vivir pendiente de Uribe, como si este fuera culpable del asesinato de su padre. Está obsesionado y enfermo».
Aunque los ataques no lograron amedrentar a Iván Cepeda, que ha insistido en el debate y se prepara para presentarlo mañana en la sesión plenaria, sí le dieron al Centro Democrático un margen de maniobra para defender a su jefe.
Al final de la sesión, Alicia Arango, gerente del Partido de Uribe, trinó en su cuenta de Twitter: “Cuando veo senadores que fueron uribistas, cuando les convino, en silencio ante la infamia contra Uribe, me asombro, y de qué manera”.
Esa presión dio resultado. El portal Kyenyke.com da por descontado que no se hará el debate y subraya las declaraciones del Presidente del Congreso, José David Name Cardozo: “La Ley Quinta, que reglamenta el funcionamiento del Congreso, no habla del debate de control político de un congresista a otro congresista”. El diario El Espectador consideró que sus palabras eran una jugada política que retribuye a Uribe su apoyo para que Name Cardozo pudiera contar con los votos que lo llevaron a la Presidencia del Congreso.
El viernes 25, Cepeda cambió de nuevo la estrategia para no perder de vista su objetivo. “El debate de control es contra las autoridades que ahora tienen que actuar frente a eventuales nexos del ex presidente Uribe con paramilitares y narcotraficantes durante el tiempo que estuvo en esos cargos”, afirmó en entrevista con el diario El Tiempo, situando el foco del debate en el período en el cual Uribe fue Gobernador de Antioquia (1995-1997) y Presidente de la República (2002-2010).
Pero lo que en un principio parecía conveniente a Cepeda, que Uribe no tuviera la envergadura de un ex Presidente, sino la de un Senador, podría ser ahora una razón de peso para que el Congreso se abstenga de abrir paso al debate. El Centro Democrático logró que se preguntaran si un control político entre semejantes es conveniente, ya que mañana podría ser cualquiera de ellos el que esté en el ojo del huracán.
Con un escenario dividido entre la izquierda de Cepeda y la derecha de Uribe, el grado de influencia que ambos tengan sobre la mesa directiva del Congreso será decisivo.
Álvaro Uribe aceptó en público el reto, pero por la manera en que sus senadores aliados reaccionaron a la iniciativa es evidente que preferirían que su jefe no sea objeto de debate.
Mañana se celebrará una sesión en la que Cepeda verá si puede cumplir o no su promesa de campaña.