CrónicasNacionales

El último fandango

Una nube cargada de lluvia se cernía sobre el pueblo. Las ganas de llover persistían y Juana, emperifollada, rogaba al “milagroso de la villa” para que la robusta nube preñada de gotas se alejara.

Por: Jhonny Polo

Por otro lado, José Dolores, sentado un tronco de coco, flexionaba su cintura sesenta grados para atarse las abarcas “tres puntás”.

Había fandango en la plaza principal en honor a Santa Lucía, y era un orgullo para las parejas de enamorados amanecer en el ruedo con el mechón encendido en sus manos.

Toda la preparación previa para el bello baile, estaba finamente calculada, pero Juana y José Dolores seguramente no podrían bailar ni una sola pieza, aunque se murieren de deseo, porque don Jacinto, progenitor de Juana, velaría para que ella no se soltara del lazo asfixiante de su prometido, el hijo de un hacendado.

En el instante en que las agraciadas muchachas del pueblo, vestidas con sus coloridas polleras fandangueras, realizaban suplicas a Santa Lucía para que no lloviera, una ráfaga dividió el cielo como un lapo, era un rayo, y con él paradójicamente cesó la amenaza de lluvia.

En cuestión de segundos se atestó la vieja plaza central de personas que a torrentes ingresaban por todas la callejuelas, alborotando en su afán una compacta nube de polvo que escasamente permitía distinguir el tumulto humano de una estampida de bueyes.

El ruedo estaba listo y las parejas como en una especie de ritual, comenzaron a moverse, extasiados al son de trompetas y tambores. La música era netamente instrumental, aunque a veces un negro fornido estiraba la garganta y cantaba poseído, canciones ancestrales.

Mientras tanto a José Dolores y a Juana no les quedaba sino esperar la fortuita ocasión que en una vuelta coincidieran sus miradas para  hacer de ellas un eterno remanso y los segundos que durara dicho giro, transformarlo en un contemplar fantástico y alucinante.

Por fin cuando lograron toparse frente a frente, sus ojos se prodigaron tantas coas, al tiempo que una lechuza se elevó y cantó en lo alto como un mal presagio. Hasta el cosmos quedaba pequeño comparado con todo lo que lograron prometerse en el ínfimo lapso que dura una mirada en el giro de un baile.

La noche avanzaba vertiginosamente, y los tragos de ñeque que había ingerido José Dolores lo animaron a raptar de los brazos de su prometido a la bella Juana, custodiada por su padre, armado con una escopeta.

Juana intentando proteger la vida de José, se puso esquiva ante el abrazo, pero pudo más la pasión por él, que terminó aferrada a su cuerpo con entrega perenne. Levantó la cabeza y su semblante miraba los bellos ojos de José. Se fundió en un sueño que duró poco, porque constató de inmediato que de la boca de su amado brotaba en forma de pelotas coaguladas la sangre de sus entrañas.

El prometido de Juana había asestado en la espalda de José una puñalada mortal, manchando el amanecer que se vislumbraba en el horizonte del playón.

Desde aquel entonces una mujer trastornada baila fandango en la plaza principal sin música alguna y los niños le gritan improperios.

La desquiciada abraza fuerte contra su pecho un trozo de madera, un palo de esos que crecen a la orilla del río y que al pasar del tiempo se ponen tan fuertes como una piedra. En su constante danza la mujer contempla el pedazo de madera como a una valiosa reliquia. Es José por supuesto. Su eterno amante. No hay ruedo, no hay música pero ella baila, tal vez no esté loca, a lo mejor los otros no pueden sentir la melodía que la obliga a moverse casi por inercia.

Quizás las personas normales del pueblo no pueden entender que su amado José se quedó eternamente en sus brazos, transformado en un trozo de guayacán.

 

Sobre el autor

Comunicador y Periodista. Editor deportivo de Lachachara.co, tiene experiencia en radio, prensa y televisión. Se ha desempeñado en medios como Diario del Caribe, Satel TV (Telecaribe), RCN, Caracol radio, Emisora Atlántico, Revista Junior. Fue Director deportivo de la Escuela de fútbol Pibe Valderrama y dirigió la estrategia de mercadeo y deportes de Coolechera. Para contactarlo: Email: figueroaturcios@yahoo.es
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