‘El buen verdugo’ se está haciendo viral en YouTube. Hay universidades donde no se sabe quién manda.
Por Jorge Mario Sarmiento Figueroa
Amantes que heredan universidades, envenenamientos con dosis de suspenso. Desfalcos millonarios, amenazas, presiones políticas. Infiltraciones paramilitares, células guerrilleras. Disputas judiciales entre esposos, hermanos, primos, tíos.
Son tan intensos los juegos de ambición que viven algunas emblemáticas instituciones de educación superior en Barranquilla, que ya hay casos en los que su imagen pública no depende de los escalafones de calidad, sino de la prensa judicial.
Esta semana los protagonistas de estos casos son los herederos del fallecido Gabriel Acosta Bendeck, fundador de la Universidad Metropolitana y del hospital Metropolitano, enfrascados en una disputa sin fin por el control de dichas instituciones.
Tiempo atrás el turno lo vivió la Universidad Autónoma del Caribe, que incluso llegó a ver en peligro su continuidad por cuenta de los manejos administrativos y financieros orquestados por el entonces rector Ramsés Vargas Lamadrid y su familia.
Según varias fuentes consultadas por La Cháchara, la intervención del Ministerio de Educación y los cambios directivos han logrado recuperar los vientos de estabilidad en la Autónoma del Caribe, para bien de la comunidad que depende de ella de manera directa e indirecta.
Pero si la ciudad tiene memoria de lo sucedido con el fundador Mario Ceballos Araujo, fallecido, y con su última esposa, Silvia Gette Ponce, ahora en detención domiciliaria, no son ellos quienes ocupan el primer lugar de los casos más escabrosos relacionados con universidades en Barranquilla.
Unitranca
Ese honor de máxima sombra lo tiene una historia sucedida en 1992, cuando se cometieron asesinatos y mutilaciones a punta de trancazos contra diez habitantes de la calle, víctimas de un plan ideado por personas vinculadas en aquel entonces con la Universidad Libre. Cabe aclarar que la UniLibre como institución no fue vinculada como sujeto procesal, tal como lo consta en la sentencia del 29 de febrero de 2000.
Los asesinos pensaron que nadie preguntaría por la desaparición de esos indigentes. Y necesitaban cuerpos frescos y baratos para el Anfiteatro. En vez de emplear el procedimiento legal para adquirir los cuerpos humanos, cuyo primer paso lógico era esperar a que estuvieran muertos, decidieron invitarlos a que entraran a las instalaciones de la universidad, dizque para regalarles unas cajas de cartón. Fue la carnada de una emboscada perfecta para solucionar el problema de anatomía y sostener el comercio de órganos.
Como en todo crimen siembre hay un cabo suelto, en este caso fue un indigente que sobrevivió a la palera que les propinaron y al definitivo tiro de gracia, porque el asesino sin darse cuenta se lo dio en la oreja y no en la frente. Lo dio por muerto y este aprovechó el descuido para escapar y correr hasta la estación de policía. Ese sobreviviente dio el aviso que desencadenó la historia espeluznante en pleno Carnaval de Barranquilla de 1992.
El buen verdugo
26 años después de ocurrida esa tragedia, el cineasta barranquillero Iván Wild presenta El Buen Verdugo, una serie audiovisual que en solo cuatro capítulos logra recrear el drama de los sucesos, empleando la ficción desde varias miradas: la de los indigentes, la de los funcionarios de la universidad implicados, y especialmente desde los investigadores judiciales.
Iván Wild como director audiovisual se separa del camino costumbrista y pintoresco con el que suele plasmarse el mundo tropical del Caribe colombiano. Es un cineasta que prefiere abordar las oscuridades como una manera de hallar la luz que completa el prisma. Este año dirigió para la banda Bomba Stereo el videoclip de la canción ‘Amar Así’, en donde el amor rompe el molde y se hace entre militares homosexuales en la naturaleza escarpada del Morro de Santa Marta.
El año pasado, en la serie de televisión ‘Antes de la fiesta’, hurgó en las raíces de los esbeltos cultivos de palma en el sur del Atlántico para desenterrar la muerte y desplazamiento de campesinos.
Y así sucesivamente, si recorremos su filmografía desde la película Edificio Royal (2012), nos encontraremos con un director que siendo hijo de la capital del Carnaval se concentra en lo que ocurre cuando la muerte sale de fiesta.
‘El Buen Verdugo’ es una realización de la productora Wild Movies en compañía de un grupo de profesionales del Caribe Colombiano y egresados del programa de cine de la Universidad del Magdalena. La serie, en la que participa un elenco con más de 20 años de experiencia en la televisión y cine colombiano, es protagonizada por la actriz Patricia Tamayo quien interpreta el personaje ‘Natalia Mendoza’, una fiscal que no sigue las convenciones sociales y que recibe el encargo de sus superiores para esclarecer el crimen.
En definición de Iván Wild, esta serie «nos permite disfrutar de personajes que interpretan Alexander Betancur quien en 2017 protagonizó la película colombiana ‘Siete Cabezas’, dirigida por Jaime Osorio; también se encuentra Hernán Méndez, Álvaro García, Fabio Velasco, el cubano Leosmedes Sosa y el español Gonzalo Sacarminaga, reconocido músico de varias películas nacionales».
El Buen Verdugo es un proyecto financiado por la Autoridad Nacional de Televisión, con el apoyo de la Alcaldía Distrital de Santa Marta a través del Fondo Distrital para la Cultura y las Artes- FODCA”, en coproducción con la Universidad del Magdalena, la empresa productora Tres Hermanos y KG Producción.
Sin más palabras ni escalafones, con ustedes ‘El Buen verdugo’, que ya está aquí en YouTube y está siendo transmitido en los canales regionales de Colombia. Todos los capítulos están ya online:
https://youtu.be/2PhfIPz_Lc8