
Un bordillo fue el origen. En el barrio Los Olivos de Barranquilla, desde 2017, un pedazo de acera se transformó en teatro. Allí nació El Bolsillo Teatro de Bordillo, y con él una pregunta que aún resuena: ¿cómo llevar el arte a esos territorios donde contadas veces aterriza?
De esa pregunta se creó Movimientos Parlantes, un proyecto apoyado por el Programa de Concertación Nacional del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes 2025. Como un garcipolo, recorrió Cuatro Bocas, Guaymaral, El Bosque y Los Olivos, llevando talleres de circo, danza, escritura y oralidad a niños y jóvenes que, al encontrarse con la magia del arte, descubrieron que también podían inventar su propio vuelo.
Territorios que hablan
Cada comunidad abrió sus puertas con un acento distinto: El Bosque y Guaymaral con lideresas que ya habían sembrado procesos; Cuatro Bocas con la voz insistente de Leandro Jimenez, que insistentemente preguntaba: “¿cómo hago para que esto también llegue a mi gente?”. Movimientos Parlantes fue respuesta, pero también fue pregunta: ¿qué historias guardan estos niños?, ¿qué sueños resisten en medio de la basura, del ruido, de la violencia que ellos mismos nombran en voz alta?
En un taller de escritura, un niño confesó: “No me gustan los domingos, porque aunque descanso, es el día en que mis vecinos hacen más bulla”. Esa simple frase se volvió espejo: el territorio habla en la voz de sus niños, y el arte escucha.
El reto de reír y de creer
El circo, con sus malabares y cintas danzantes, les exigió paciencia y entrega. Cada truco era un reto, cada logro un triunfo. “El circo es divertido, pero también desafía. Cuando un niño logra un truco, rompe una barrera y dice: yo sí puedo”, recuerda Nátaly Acosta, directora del proyecto.
En los talleres de danza se trabajó la cumbia, el mapalé, el son de negro y la puya. Para muchos niños fue la primera vez que se acercaban a estos ritmos desde el movimiento. Las profesoras, parte de la compañía aliada Top Dance, llevaron la enseñanza con un tono lúdico que hizo del aprendizaje un juego compartido.
El día de la caravana ocurrió un momento especial. Todas las profesoras llegaron uniformadas con el uniforme de la compañía. Uniforme que las profesoras, siempre llevaban a los talleres. Al verlas, un niño gritó con entusiasmo: “¡Se multiplicaron las seños!”. Para él, era como si aquella profesora que había estado a su lado durante semanas enseñándole pasos, ahora se hubiera replicado en varias.
La caravana: un vuelo compartido
El final no fue un espectáculo solemne, sino una caravana. Veinte artistas recorrieron los territorios no para mostrar un producto acabado, sino para compartir un vuelo: los niños exhibieron lo que habían aprendido, y los maestros les ofrecieron un destello de lo que podían alcanzar si el arte se quedaba en sus vidas. Fue, más que un cierre, una siembra: un pájaro posándose en cada comunidad para dejar la semilla de otro horizonte.
Retos y sueños
Los retos fueron muchos: padres que aún no reconocen el arte como una necesidad vital, dinámicas comunitarias que a veces ponen obstáculos y la fragilidad de procesos que dependen de convocatorias. Pero también hubo certezas: creemos en los espacios no convencionales como escenarios de transformación social, lugares donde se rompen las formas establecidas y se abre camino a lo inesperado. Allí, en un parqueadero, en una calle, en una terraza, el arte se democratiza y nacen nuevas formas de estar juntos.
El sueño es que Movimientos Parlantes no sea solo un proyecto temporal, sino un proceso vivo, sostenido por alianzas, acuerdos y voluntades colectivas. Porque solo al habitar y reinventar esos espacios podremos seguir sembrando futuros distintos para los niños y jóvenes del Atlántico.
“Estos niños son el futuro del Atlántico —insiste Acosta—, y merecen otras oportunidades, otras visiones de vida, otros caminos posibles”. Y en esa imagen, la de un niño que lanza una pelota al aire, que la atrapa y sonríe porque ha vencido el reto, Movimientos Parlantes se parece a un pájaro: ligero, persistente, dispuesto siempre a volar hacia donde lo necesitan.





