EL COMENTARIO DE ELIAS por Jorge Guebely
Se evidenció la semana anterior con el premio Nóbel a Corina Machado: las ideologías dividen estúpidamente al mundo. Peligrosas trampas verbales construidas por poderosos para crear feligresías y perpetuarse en el poder. Engatusan a poblaciones enteras convirtiéndolas en el emperador desnudo quien se creía bien ataviado por creer en palabras lisonjeras de su séquito.
La izquierda criticó duramente el premio mientras la derecha lo aplaudió con felicidad. Chavistas venezolanos lo consideraron estrategia internacional para derribar a Maduro; la oposición: como apoyo a la democracia venezolana.
Lo criticó Putin quien somete a su pueblo con una ideología nacionalista, conservadora, autoritaria; por una Rusia fuerte, soberana, restaurada, similar al brutal slogan de “Make América Great Again”. Lo alabó Javier Milei, presidente de Argentina, por iluminar al mundo contra la narcodictadura venezolana.
Entre tantas peroratas sin contenido humano, unas y otras ignoraban las consideraciones internas del Comité Noruego para entregar el premio a la venezolana. Peroraban a partir de la ignorancia, de la ideología, pues un ideologizado no es más que un enajenado dispuesto a asesinar o hacerse asesinar por una ilusión llamada causa.
Como sus partidos políticos, a las ideologías no les interesa la suerte de los pueblos, excepto los votos de su feligresía para ganar elecciones y aumentar poder político y económico. Solo la codicia es su bandera, y los seres humanos, un instrumento.
Ninguna importancia al 90% de venezolanos, muchos en el exilio, ni chavistas ni antichavistas, simplemente ciudadanos con deseos de existir decentemente en su paso por el planeta. Tampoco la suerte del pueblo palestino; mientras Israel lo asesinaba, Rusia hacía lo propio con los ucranianos.
Con cualquier ideología, la muerte ronda la esquina; sin ella, la vida humana es posible. Por la vida, multitudinarias manifestaciones en el mundo contra el genocidio en gaza y contra el presidente de los Estados Unidos, su cómplice.
Por la vida, el pueblo palestino celebró el alto al fuego propuesto por Trump, no para celebrar su ideología. Varias familias acogieron el alto al fuego para reencontrarse con sus parientes secuestrados por el absurdo nacionalismo de Hamas y celebrar la vida con sus familiares. Por la vida, muchos israelitas protestaron contra Netanyahu por conocer la naturaleza letal de su ideológica sionista: tan ultraconservadora y tan genocida.
Cualquier sensato de la tierra, libre de ideología, comprendería las palabras de George Orwell cuando afirma: “Las ideologías existen para hacer que las mentiras suenen veraces y el asesinato respetable.” Comprendería también el poder tiránico de los constructos verbales o ideológicos en la era liberal, poderosas cadenas mentales, diría yo.










