La polarización en torno al alcalde Alejandro Char crece por cuenta de quienes señalan cuáles son sus amigos y sus enemigos.
Por Jorge Sarmiento Figueroa
Un hombre llegó a la plaza con una vara de matarratón en la mano, se detuvo en medio de la multitud, blandió la vara a la vista de todos, luego trazó con ella una línea en la tierra y sentenció: «¡De esta línea para acá estamos los amigos del alcalde, amigos del progreso! ¡Y de aquí para allá, los que critican al alcalde, esos son los enemigos, que también son enemigos de la ciudad y enemigos del futuro!».
Este párrafo, que podría ser de un cuento literario, se hace real en Barranquilla por cuenta de un fenómeno de opinión pública en el que se señala de amigos o enemigos de la ciudad según se tenga cercanía o distancia con el gobierno distrital.
Surgen preguntas: ¿Son enemigos del alcalde quienes hacen crítica de sus acciones de gobierno? ¿Y esas críticas los convierten en enemigos de la ciudad? ¿Son amigos del alcalde quienes aplauden sus acciones? ¿Y por aplaudir al alcalde son amigos de la ciudad?
En días recientes, el prestigioso economista barranquillero, Jairo Parada, cuya trayectoria lo ubica por encima de cualquier vara de matarratón, escribió una columna que salió publicada en los Blogs Uninorte y en el diario El Heraldo. A él consultamos este tema de la polarización emocional en torno a la figura del alcalde. Esta fue su respuesta:
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