
De no haber sido por los eventos virtuales y las dinámicas de las entidades oficiales de cultura, peor hubiera sido la suerte de la región.

Crónica ganadora del Portafolio de Estímulos Germán Vargas Cantillo 2021, otorgado por la Secretaría de Cultura de Barranquilla.
Por Rafael Sarmiento Coley
Desde el 5 de marzo de 2020 Colombia entendió que sería inevitable tener que acostumbrarse a vivir con la pandemia del Coronavirus que ya tenía de rodillas a más de medio mundo.
Ese día, en el aeropuerto internacional El Dorado, una joven procedente de Milán, 19 años, buen semblante, no pudo resistir las intensas ganas de toser, porque, como decía el difunto expresidente venezolano Carlos Andrés Pérez, “lo único que no se puede ocultar es la plata y la tos”. Le hicieron la prueba y dio positivo con Covid-19. No la podían devolver, porque la empresa que la transportó ese mismo día desde su país de origen suspendió los vuelos internos y externos.
La paciente fue internada en una clínica de categoría, con todos los protocolos del caso. Aun así, de ahí en adelante fueron multiplicándose los casos de Covid-19 en Colombia, en toda su geografía.
A la Costa Caribe llegó por Cartagena y Barranquilla en plena furia del bullicioso Carnaval y temporada de turismo, y después se regó como una verdolaga infernal por toda la región.
“Vea compadre, eso fue terrible. Desde el momento en que se conocieron los primeros casos de Covid en Barranquilla y otras ciudades de la Costa, se nos acabaron los contratos. Y usted sabe, uno vive de esto. Es nuestra profesión”, dice el dos veces Rey Vallenato, Orangel ‘El Pangue’ Maestre, villanuevero, residente en Barranquilla por más de 30 años.

“Al principio a mí me dio una profunda tristeza -dice el compositor, cantante, gaitero y director del grupo Pueblo Santo, Marlon Peroza-, porque sentía que se me cortaban las alas para los proyectos que con tanto entusiasmo veníamos trabajando. Menos mal que dos buenos amigos, y muy ligados al grupo, Camilo y Julián Andrés, me dijeron: ‘¡Ahora es cuando tenemos la oportunidad de concentrarnos a pulir y sacar lo que tenemos ya avanzado!”. Lo dicho fue como una profecía, porque en The Chanclet Studio, en Barranquilla, ellos habían producido un año antes el trabajo musical de Pueblo Santo que logró clasificar para los Grammy 2020, nominado en la modalidad de Cumbia-Vallenato.

Entre tanto, el Distrito de Barranquilla diseñaba una estrategia envolvente para mantener a la comunidad en casa, con el fin de mitigar el contagio masivo y prevenir un mayor número de fallecidos. Todo el equipo del alcalde Jaime Pumarejo empezó a ‘cranear’ cuál debería ser el músculo de esa estrategia. Y, sin pensarlo mucho, Pumarejo reflexionó: “Barranquilla es la ciudad más alegre del país, es en donde se concentra el arte y la Cultura del Caribe inmenso. ¡Esa es! ¡Quédate en casa que nosotros te ayudamos a sobrellevar el encerramiento con alegría, arte, música, en fin, cultura en general!”
¡A trabajar se dijo!
De inmediato se prendieron todos los portátiles para diseñar un programa y una hoja de ruta, en la cual participarían todas las dependencias y sus cabezas visibles del Distrito, liderados por el alcalde Pumarejo, con la punta de lanza de la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo, a cargo de María Teresa Fernández.
De esa manera, mucho antes de cualquier otra ciudad del país, Barranquilla entendió que la principal fortaleza para esa estrategia de “¡Quédate en casa!” era la magia de la virtualidad para evitar lo presencial y los eventos masivos, en donde era casi que imposible conservar los protocolos de distanciamiento, tapabocas, lavado de manos, alcohol antiséptico glicerinizado y demás elementos preventivos.
Para montar toda esa estrategia sobre ruedas se diseñaron diversos eventos atrayentes y estimulantes. La primera fase fue la campaña ‘El Escenario es tu casa’, dirigido a escuelas y academias de danzas, con el atractivo de premios en efectivo. En esa primera fase se premiaron 239 proyectos de artes escénicas en los primeros siete meses de cuarentena. Luego comenzó la segunda etapa, que en total entregó en estímulos $1.500 millones a los agentes y gestores públicos de los sectores de teatro, música, danza, circo, con una presencia, en la segunda etapa, de 744 proyectos. El doble de la primera fase.
Así fueron focalizándose eventos de enorme trascendencia como Killart (un evento de la Alianza Francesa con la Secretaría de Cultura de Barranquilla, que llenó a la ciudad de hermosos murales de todos los colores del gran Caribe: “Barranquilla, una gran galería a cielo abierto”); Cine a la Calle, PoeMaRío, Drum Fest, No Conocí al Palma (viejo edificio que derrumbaron para construir la Caja Agraria, donde hoy funciona la Fiscalía seccional Barranquilla); Sabor Barranquilla, Barranquijazz, Festival del Humor Sordo, Libraq, Sabor en Casa, que incluyó un homenaje póstumo al médico y escritor cordobés Manuel Zapata Olivella, autor de la célebre novela ‘Changó, el gran putas’; talleres de música, pintura, baile, todo dándole en primer lugar el merecido valor al escenario digital.
“Fuimos unos bienaventurados por la magia de la era digital, de lo contrario el virus nos hubiera tragado. Yo mismo me contagié y estuve en tratamiento, recluido en un apartamento solitario, durante casi dos meses. Gracias a Dios me recuperé pronto sin mayores consecuencias. Pero imagínate que yo no sabía que tenía Covid. Sí sentía algunos dolores en el cuerpo y una tos de esas que nos dan cuando, cantando, hacemos un esfuerzo demás. Así estuve participando, desde un estudio aquí cerca de mi casa en Barranquilla, en la presentación virtual del himno del Festival de la Leyenda Vallenata ‘Ausencia sentimental’, yo tocando el acordeón para nueve cantantes: Silvio Brito (quien grabó la versión original precisamente con el Pangue Maestre); Beto Zabaleta, Iván Villazón, Jean Carlos Centeno, Peter Manjarrés, Ivo Díaz, Rafa Pérez, Elder Dayan Díaz (hijo de Diomedes Díaz) y la bella Karen Lizarazo”, dice Orángel Maestre Socarrás.
También hizo un concierto virtual en compañía de otro consagrado acordeonista, José Enrique ‘El Coco’ Zuleta (hijo de Emilianito Zuleta Díaz), y la voz de Orángel ‘Panguito’ Maestre. Ese concierto “me salvó la patria, porque vendimos muchas boletas para el link de conexión al concierto virtual”, dice Orángel Maestre Socarrás, quien también, sin moverse de Barranquilla, fue el acordeonista del concierto virtual denominado ‘Duelo de autores’, con la participación de los cantautores Rafael Manjarrez, Roberto Calderón, Iván Ovalle y Marcos Díaz. Todo desde Barranquilla.
Se multiplicaron las ventanas
Así como una acreditada industria tecnológica barranquillera tiene como lema ‘La Ventana al Mundo’, podría decirse que desde la capital atlanticense la pandemia del Coronavirus hizo el milagro de abrir, no una, sino miles de ventanas nacionales e internacionales.
“Nosotros ganamos un proyecto con el Ministerio de Cultura para clases virtuales a través de la Fundación Cuarto Verde, denominado ‘Tambores del Caribe Mujeres’, y tenemos cerca de 200 alumnas, no solo de Barranquilla, el Atlántico y Colombia, sino de México, Argentina, Canadá, varias ciudades de Estados Unidos y Panamá y Costa Rica”, dice el consagrado músico, productor musical y arreglista Juventino Ojito.
Al margen de esa maravillosa experiencia, con su grupo Son Mocaná, ha seguido montando un disco carnavalero, con la participación virtual de los principales instrumentistas y cantantes de la música tropical colombiana.
“A nosotros el Covid-19 no nos ha acorralado en ningún momento, sin movernos de Barranquilla, siempre nos han invitado a presentaciones en plataformas virtuales con nuestra música”, agrega Ojito. De hecho, fue Juventino con su experiencia y buen tino como director y productor quien le puso el ojo al trabajo musical de Pueblo Santo y lo presentó a los organizadores del Grammy Latino.

Otros que no se han quedado sentados en el sofá, aunque sí en casa, son Juan Piña y Checo Acosta. El primero es invitado para participar en proyectos conjuntos de colegas que se unen para brindar un concierto virtual con tiquete pago. Y de eso han vivido muchos artistas en más de un año de pandemia.
“Es que, si no fuera por el ambiente cultural que se mueve de manera intensa en Barranquilla, nosotros los músicos estuviéramos comiendo cable. Aquí uno encuentra muchas ofertas. Hay emprendimiento para espectáculos virtuales. Además, Barranquilla es una de las ciudades que más dominio tiene sobre las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. Eso ha facilitado que, desde las entidades oficiales locales encargadas de la cultura, también fomenten la oferta de trabajo para nosotros”, afirma Piña.
Un caso admirable es el del joven cantautor, licenciado en música de la Universidad del Atlántico, Andrés Ricardo. Por todas las redes sociales y en un concierto-taller virtual ha presentado en sociedad cuatro temas de su autoría, dentro de un proyecto que ha denominado ‘Vallenatos con valores’.
“Mi propuesta va encaminada a que se recuperen valores como el respeto, la comprensión, la tolerancia, honestidad, lealtad, y, en especial, un mensaje de reconciliación con un tema puntual que titulé ‘No la maltrates’. Porque ya está bueno de tanto maltrato del hombre hacia la mujer, tanto físico, como de palabra y el comportamiento sexual”, sostiene Ricardo.
Considera que lo más importante que sucedió en Barranquilla para aplanar la curva de la pandemia es la fuerza de un movimiento cultural profundo liderado desde “la propia entidad distrital del ramo, a la cual hay que agradecerle por la oportunidad que nos ha brindado a todos los artistas de la ciudad y la región por medio de la convocatoria de estímulos ‘El escenario es tu casa’. Ese fue un cabezazo genial”.
La ciudad que marcó la pauta
No es arriesgado argumentar que, gracias a la era digital, y por culpa de una pandemia inesperada, salió a flote todo ese rico ancestro cultural caribeño que ha sobrevivido a través de los tiempos, como el sonido quejumbroso del tambor llamador, el incitante sonido del tambor alegre, esa gaita con sabor a los Montes de María. La virtualidad desenterró esas raíces ancestrales y las proyectó a Colombia y al mundo.
Y, aunque sea otra reflexión con sus riesgos de controvertida, gracias a esa arrolladora y dinámica vitalidad cultural, Barranquilla ha sabido afrontar las olas más fuertes del Coronavirus, navegando en los hogares a través del arte.
