Necesitamos en materia cultural un gobierno que sea tan bueno como la gente que hace cultura.
Por: José Serrano – Periodismo con altura
Adache, no es un nombre muy común, me atrevería a decir que no tiene tocayo, es más aquí en Malambo solo hay dos personas que tienen ese nombre y son padre e hijo, pero sin embargo, en las listas de subsidio a los gestores culturales sí aparecieron y hasta como nombre de mujer.
La grave situación que se presentó en el Instituto Municipal de Cultura de Malambo, ha hecho que todos los ojos de la opinión pública se fijen en nuestro municipio por la mala hora que atraviesa el sector cultural.
Varios gestores hemos manifestado nuestra preocupación por la actualidad que vive la casa de la cultura. La confusión presentada con unas listas en donde no están los que son, ni son los que están, ha generado una ola de indignación y tristeza.
En las pocas conversaciones sostenidas con la directora del Instituto, Dilia Barrios, me he podido dar cuenta de sus buenas intenciones y sus ganas de trabajar de manera honesta por la cultura, su interés por rescatar del limbo en que se encuentra el Museo de Malambo, así me lo señalan, lo que me aventura a pensar que por su poca experiencia hoy se encuentra en el centro del problema.
Lo que sí se menciona, refiriéndose a la actual administración donde acusan al decimero Gustavo Lara de haber montado en la casa de la cultura su propio feudo político, la salida reciente del contador del Instituto ensombrece más el panorama.
La situación penosa presentada con los gestores culturales de Malambo ha sido cuestionada y replicada por varios medios de comunicación con audiencia a nivel departamental. Además, hemos sido víctimas de burlas y memes, como uno que decía que los demás municipios del Atlántico sientes celos de Malambo porque todos los días aparece en los noticieros.
Ahora, le aparece otro nudo al enredado caso de las listas de los gestores favorecidos con el subsidio, y es el primer hackeo de algunas cuentas lo que pasa de ser un caso administrativo para convertirse en un caso penal. ¿De dónde obtuvieron los datos de las personas para poder abrir esas cuentas? El enigma continúa sin resolverse y mientras tanto siguen apareciendo otras cuentas que han servido para mover millones de pesos.
Nuestra cultura en manos de la fiscalía …. maluco el bejuco.
Pero como de toda crisis se pueden obtener enseñanzas ésta podría conducirnos a reformas en el Instituto, es importante que aprovechemos este momento para ver cómo logramos que la Casa de la Cultura deje de convertirse en la caja menor de las administraciones, ¿no es hora de mirar para otro lado?
Debemos generar un cambio de mentalidad, un proceso de mayor conciencia, examinar los continuos y sistemáticos fracasos en los que ha venido incurriendo la Casa de la Cultura en los últimos años, porque con algunas excepciones los que han manejado la cultura en Malambo nunca han comprendido el significado y la grandeza de ella.










