Sin categoría

La carroza 66 y medio

¡Uepa, uepa, uepaje! Se escuchaba a un extremo de esa gran pasarela de concreto, tan caliente que el caucho en las zapatillas de fantasía se despegaba con cada pisada, mientras que del otro lado, algunos jóvenes en un ligero estado de alicoramiento y aparentemente felices de estar solteros, levantaban las manos, o eso decía la canción.

A pocos metros de ese apoteósico consenso cultural entre música y bailadores, se acercaba “el buitre de la 72”, así conocen en los callejones de Barranquilla a Jose Luis Quiroz Mendoza, no porque ande con mala sombra, ni porque tenga las alas rotas, sino porque su vida está hecha de lo que otros botan. Mientras el atlántico se revuelca en la dicha del carnaval, el buitre se sumerge en un festín de sobras, rescatando entre los montones de plástico y cartón el pan de su familia.

Barranquilla, en febrero, es un coloso de colores y música que se traga la sensatez de sus habitantes. Desde La Troja hasta la Vía 40, la gente se sacude la rutina con gaitas y tambores, las marimondas saltan como gallina que persiguen para un sancocho, y la alegría se pega a la piel como el salitre. Pero cuando la carroza número 66 va pasando y antes de que continue el picó de la número 67, es cuando el show más esperado por la familia Quiroz da sus primeros movimientos de cadera, de arriba abajo, recogiendo un plástico a la vez.

Armado con su vieja carreta de madera, que alguna vez fue un armario desechado, Jose Luis atraviesa en medio de las gargantas gastadas de tanto gritar. En cada esquina, entre serpentinas y vasos aplastados, encuentra botellas que cambiará por arroz, latas que le darán para el aceite, cartones que terminarán convertidos en la leche para su nevera vacía.

-Aquí uno no se puede dar el lujo de botar nada- dice, mientras aparta con las manos llenas de callo un ramillete de bolsas plásticas atoradas en una alcantarilla, -todo sirve, todo tiene dueño-.

La noche, que para los curramberos es un olvido feliz, para él es un campo de batalla. El hedor de la cerveza rancia se mezcla con el de la basura fermentada, los restos de disfraces empapados en sudor cuelgan en los postes como banderas de paz. Pero a Jose Luis no le espanta la miseria del carnaval; para él es como la lotería que todos ignoran.

A veces, entre los desperdicios, encuentra tesoros: un sombrero vueltiao que a alguien se le voló en medio de los brisones y la borrachera, y que luego vende a un buen precio, una muñeca sin brazo que una pequeña niña adoptara sin reparos, o un par de zapatos casi nuevos que alguien dejó tirados cuando el guayabo lo venció.

Al llegar a su casa, en un rincón humilde de Rebolo, su mujer ya tiene el fogón prendido. Vacía sus bolsillos y cuenta las monedas que ha conseguido con la venta del día y uno que otro azar del destino posado sobre el concreto ya frío. Aunque poco, es suficiente. Sus hijos se cuelgan de su cuello mientras el buitre sonríe, con la certeza de que, mientras otros celebran sin mirar atrás, él convierte la resaca de la ciudad en el sustento de su sangre.

-El carnaval es de todos, mija- Le dice con orgullo. -Unos lo gozan, otros lo trabajan-. Y así, mientras Barranquilla se prepara para despertar radiante el miércoles de ceniza, Jose Luis sigue recogiendo los rastros de la rumba, cuidando el planeta y alimentando a su familia, en el eterno vaivén de quienes encuentra riqueza en lo que otros desperdician.

Sobre el autor

Colectivo de comunicaciones con catorce (14) años de experiencia y 1730 jóvenes impactados. Somos un puente para la participación juvenil y funcionamos como una incubadora de talentos que promueve la colaboración, creatividad, co-creación, inclusión y compromiso social. Usamos la comunicación como una herramienta transversal para conectar a los jóvenes con oportunidades de educación y empleo y empoderarlos como agentes de cambio en sus comunidades. Nuestra misión es transformar ideas en acciones que generen impacto social, construyendo una red de jóvenes líderes comprometidos con un futuro más inclusivo y sostenible.
Noticias relacionadas
Sin categoría

Inversiones MinCIT, a través de Fontur, impulsa el turismo fluvial con inversiones históricas en los destinos del primer crucero por el Río Magdalena

Sin categoría

Importante empate en Ibagué

Sin categoría

El celular con menos funciones puede ayudar a combatir el deterioro mental

Sin categoría

Luvia de goles en Pasto

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *