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Fredis Montero Cabello fue despedido a lo puro vallenato

Nunca había festejado un cumpleaños como el de sus 65 años en junio pasado con una docena de acordeonistas y guitarristas, y los mejores juglares de la piquería.

 Por Chachareros 

Por primera vez en su vida, pronunció un discurso que remató con la siguiente frase premonitoria: “y en los próximos años aquí los espero, porque no me pienso morir antes de cumplir los 8O”.

[caption id="attachment_5379" align="alignleft" width="202"]Fredis Montero Cabello, Fremoca (QEPD) Fredis Montero Cabello, Fremoca (QEPD)[/caption]

Este jueves, durante las honras fúnebres, familiares y amigos recordaban con asombro lo que ocurrió en junio cuando Fredis Montero Cabello celebró sus 65 años de vida: él nunca había organizado fiesta, ni mucho menos tan ruidosa con una docena de acordeonistas, varios grupos de guitarras y los mejores juglares de la piquería. No solo eso. También rompió todo protocolo cuando, antes de empezar el ‘fundingue’, se dejó venir con un discurso de plaza pública, que remató con una frase premonitoria: “y en los próximos años aquí los espero, porque no pienso morirme antes de cumplir los 8O, y ahora sí, que suenen los acordeones ¡ay hombe, guepajé!”.

Montero Cabello falleció de dolencias cardíacas al ser trasladado a Santa Marta en donde sería sometido a un cateterismo para superar deficiencias en algunas venas obstruidas.

En medio de su inesperado discurso también reconoció su vida de mujeriego, lo que lo indujo a dejar 7 hijos con distintas mujeres, al mismo tiempo aseguró que, al unirse con su actual compañera Liliana Sequeda Pérez – con quien deja dos hijas de 6 y 12 años- se había “ajuiciado por completo. En ella encontré la tapa pa´la olla. Me ajuició cariñosamente”.

Fue despedido este jueves 31 de octubre en medio de lágrimas, dolor y cantos, como el más vallenato de los vallenatos. Nacido en todo el frente de la Plaza Alfonso López, cerquita de los Molina y de la Cacica Consuelo Araujo, siempre se preció de decir: “donde nací, vivo”. Al crearse el Festival de la Leyenda Vallenata, en 1969, Montero Cabello fue uno de los primeros y más entusiastas colaboradores. Unas veces servía de acomodador de sillas. Otras de jurado. Hasta llegar a ser coordinador del evento y miembro de la Fundación del Festival de la Leyenda Vallenata.

En el acto religioso el sacerdote Enrique Iceda destacó su aporte al folclor, sus calidades humanas y su nobleza. “Fredis tuvo el gran don del servicio y de la verdadera amistad”.

Sepelio, F_ Montero (9)A través de sendos comunicados la Alcaldía de Valledupar y el Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena Regional Cesar, donde laboró, presentaron sus notas de condolencias y exaltaron su liderazgo. “Un ser humano ejemplar, gran amigo, prolífico servidor, quien se caracterizó por su loable trabajo y defensa del folclor vallenato”, expresó el alcalde Fredys Socarrás Reales.

A su vez la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata emitió el acuerdo 004 donde exaltó su trabajo a favor de la auténtica música vallenata y reconoció su legado moral, de rectitud y por ser ejemplo para la sociedad vallenata. También el acuerdo indica: “En medio de la tristeza por la partida del amigo y del compañero bueno y fiel le damos gracias a Dios por todo lo que significó en la vida y por siempre transmitirnos los deseos de seguir dejando muy en alto el Festival de la Leyenda Vallenata, ese mismo que identifica a su amado Valledupar ante el mundo. Por ti y para ti y por todos los que se nos adelantaron seguimos adelante”.

También en las honras fúnebres se escucharon las sentidas palabras de Efraín Quintero Molina, vicepresidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, cuyos apartes fueron los siguientes: “Qué difícil es olvidar o echar a un lado imágenes frescas de un amigo como Fredis que entre carcajadas, días atrás con mi pluma y trazos seguros dibujaba su rostro lleno de vida. Un hombre de recio carácter, de mil batallas y un

En el acto también tomaron la palabra Blanca Carolina Montero Guerra, sobrina de Fredis, y su amigo Enrique Cabas Pumarejo, quienes destacaron su vida y obra, especialmente su “linda manera de ser y su cariño a los suyos y a sus amigos”.

 La despedida a Cabello, fue con música y en la iglesia el Rey de Reyes, Hugo Carlos Granados acompañado del canto de Ivo Díaz y Odacyr ‘El Ñeko’ Montenegro interpretaron ‘El cariño de mi pueblo’ y seguidamente cuando el féretro pasaba por la Escuela Rafael Escalona, Los Niños del Vallenato, entonaron la célebre canción ‘Ausencia sentimental’. Dos canciones que fueron el sello de los vallenatos para despedir a uno de sus grandes hijos, ese mismo que con su trabajo incansable se hizo merecedor a estar en un lugar de honor y ser considerado un ejemplo para las nuevas generaciones.

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