No solo es el conflicto grave de Venezuela y la incertidumbre con Bolivia y Cuba. Colombia también tiene su lado ‘negro’.
Por El Búho desde mi rincón
Comencemos por lo local. Es una aberración para el pueblo colombiano la queja sentida y muy justificada de la población indígena de la vasta zona de explotación del carbón del Cerrejón.
Desde cuando Rodrigo Dangond Lacouture fue Gobernador de La Guajira (1981-1983), y se dejó quitar por un primo de Gabo, de apellido Iguarán Cotes, las administraciones en ese departamento dejan mucho qué desear.
Desde esa época para acá, el robo a las regalías del gas y del carbón por parte de funcionarios departamentales ha sido una constante. Tanto así, que por lo menos 20 de sus Gobernadores están en la cárcel, se encuentran prófugos o afrontan litigios judiciales por la adjudicación de contratos en forma ilegal.
Cuando Dangond Lacouture consiguió que a La Guajira le pagarán regalías por la explotación de sus reservas naturales no renovables (gas, petróleo y carbón), saltaba en un solo pie como mico con compañera nueva.
Desde entonces, es cierto, entraron caudales de dinero a las arcas del departamento, tanta plata, que era suficiente para que hoy la población wayúu no estuviera viendo morir de física hambre a sus niños. Todos los pueblos de los alrededores de una vasta zona han sido desplazados de manera injusta y sin que se haya ejecutado un plan eficiente de repoblamiento humano en un lugar acogedor, con las características propias de la forma de vida de dicha población indígena.
La explotación a cielo abierto en todos los frentes de la gigantesca mina avanza como un mar de leva que va arrasando todo lo que encuentra a su paso.
Como lo relatan algunos de los líderes de tan maltratada población, que en pleno siglo XXI es tratada de manera inhumana como lo hacían los explotadores de caucho hace cerca de 200 años. Y son empresarios de los mismos países que trataban a las poblaciones indígenas como esclavos. Del Reino Unido de Gran Bretaña, de Suiza, de Bélgica. Quizás sus gobiernos no estén enterados de las conductas despreciables de sus grandes empresarios fuera de las fronteras de sus respectivos países. Pero de alguna manera, como la revolución de los medios de comunicación de hoy, deberían estar enterados de estos métodos casi criminales que emplean sus empresarios contra poblaciones pobres a indefensas.
Venezuela se desangra
A propósito de esto que sucede en el hermano país de Venezuela, mirado desde afuera, se ve que es un conflicto político manipulado desde afuera por dos fuerzas antagónicas. La que se aferra al fracasado modelo de la economía central, y la que defiende el mercado abierto. Cual de los dos sean más hipócritas.
Eduardo Galeano, periodista, escritor e historiador, dejó para la historia dos obras maestras: ‘Las venas abiertas de América Latina'(1971), y ‘Memoria del fuego’1986. Galeano no debió llamarse Galeano sino Eduardo Hughes, pues es hijo de Eduard Hughes Roosen con la dama uruguaya Lucía Esther Galeano Muñoz. Eduardito, desde cuando hacía sus primeros escritos y caricatura (a propósito, lo primero que le publican es una caricatura en el semanario El Sol), adoptó el nombre de Eduardo Galeano, porque le sonaba «más artístico». Como diría un barranquillero del Barrio Abajo, un «nombre más bacano». Y así se quedó.
En cambio Turcios, el magnífico caricaturista internacional a quien la agradecemos por la publicación del Slider de esta nota, después de muchos años de trajinar con con sus ‘monitos’ -como él llama a a sus caricaturas- está en el camino de la literatura. Le tiene que ir bien. Porque es un hombre talentoso.
Pero escuchemos con mucha atención las palabras sabias de un maestro de la talla mundial de Galeano, lamentablemente fallecido en su Montevideo natal, el 13 de abril de 2015 (allí mismos había nacido el 3 de septiembre de 1940).
América Latina no pierde su alegría
Hoy, en medio de las tragedias de Venezuela, las expectativas de lo que pueda ocurrir en Bolivia y Cuba, lo que pueda pasar en Colombia con un proceso de paz que tiene algunos amarres flojos y el predominio aplastante de Estados Unidos, el gigante de América, uno no sabe qué pueda pasar.
En Venezuela no se ve una salida clara y posible a la vista. Porque en la oposición hay mucha ardentía y buenas ideas y mucha inteligencia pero poca claridad para negociar. Sobre todo para negociar con un Nicolás Maduro que este domingo día de su constituyente madrugó a las seis de la mañana a hacer proselitismo con las vacas de un corral. Y les preguntaba «¿ustedes van a votar por la constituyente, porque ustedes son inteligentes (como el entrevistador) y no quieren que esto se caliente, verdad?» y la vaca, mecánicamente bajó y subió su cabeza. Lo que Maduro, emocionado, entendió como un Sí. Definitivamente está más loco que una cabra.
Pues bien la alegría la aporta ese extraodinario cantante y compositor e interprete dominicano Juan Luis Guerra con una bella canción dedicada a Colombia. ¡Qué bueno, Juan Luis!. Gracias por ese noble gesto que nos viene de la hermana República Dominicana a través de una de sus figuras estelares del folclor.