La guerra ha afectado hasta el lenguaje, veamos qué significado tienen ciertas palabras en momentos de conflicto y reconciliación, que es, el momento que estamos viviendo en Colombia hoy.
Por Estela Monterrosa
El doctor Enzo Nussio especialista en relaciones internacionales y gobierno, de la Universidad de St Gallen (Suiza), define Estigmatización diciendo: «El estigma parte de un reconocimiento de una diferencia (nosotros vs ellos) y a lo largo de estas diferencias se pueden generar conflictos y violencia. Mientras los conflictos armados traen consigo unas líneas divisorias visibles, el posconflicto puede llevar a divisiones menos claras. Categorías construidas con el objeto de beneficiar a ciertas poblaciones (víctimas, desplazados, desmovilizados, etc.), pueden derivar en nuevas formas de estigmatización y discriminación»
Cuando hablamos de Verdad, tenemos la opinión de Juan Pablo Aranguren, psicólogo y doctor en ciencias sociales, quien nos dice: «Verdad es la apuesta fundamental de muchas de las víctimas del conflicto armado en Colombia. Esto se centra en dos perspectivas: una de carácter simbólico que permite conocer quiénes son los responsables de los hechos violentos, y otra que tiene un peso para la sociedad, para las víctimas, y es la verdad judicial. No solo es saber quién fue, se espera que la verdad tenga un peso en lo jurídico. La verdad debe tener un sentido práctico».
Hablando de Dignidad, para Juan Diego Prieto, doctor en política de la Universidad de California en Santa Cruz, Estados Unidos: Para quienes han sufrido a raíz del conflicto implica un reconocimiento de su humanidad y los derechos que conlleva: como mínimo, el respeto a la vida y a la integridad física y mental. Para muchos es crucial el resarcimiento por las injusticias sufridas y la posibilidad de satisfacer necesidades materiales y psicológicas para reconstruir la vida a futuro. Políticamente implica repudiar toda justificación de victimización de personas en estado de indefensión como medio para alcanzar cualquier fin, así como la tendencia a culpar a la víctima («porque algo debía»). Más allá de todo esto, la gente también construye y afirma su dignidad en su vida cotidiana, en sus luchas personales y políticas».
Perdón: Es una experiencia subjetiva y humana. En algunos casos el perdón surge de la práctica de creencias religiosas, pero también existe la práctica de «ni perdón, ni olvido». El perdón emerge de una condición del sujeto y en un momento. El perdón no es algo que se le puede imponer a nadie. El perdón no es algo que haga sentir mejor necesariamente, pero que no hay que desconocer, por ejemplo que los actos de ofrecimiento de perdón público tiene un peso simbólico.
Que podemos decir de la frase «El día después de». María Emma Wills, doctora en filosofía, de la universidad de Texas, es asesora de la dirección del centro de Memoria Histórica, nos dice: «No puedo imaginar todavía el día después de la guerra. El pulso no se ha ganado.Y no hablo del dialogo en La Habana, que puede ser mas bien fructífero, sino lo que veo en las regiones colombianas cada día. La guerra arrebata el sentido de vida a las victimas y a quienes escuchamos. Descubro a través de sus voces que en mi país la sevicia y la ferocidad han traspasado los limites de lo que era capaz de imaginar: Escudriño en mi interior y no encuentro ese yo profundo capaz de resistir, incólume ante la atrocidad. Naufrago ante el horror. He dejado de saber quién soy, para qué sirvo y quién quiero ser».
Entonces con estas palabras, con sus significados, la historia del conflicto en Colombia será un relato lleno de voces y matices, con cada página se ira descubriendo una versión diferente y en diferente lenguaje, pero será un lenguaje de guerra, un lenguaje donde está la codicia sobre la tierra, la lógica sobre la intolerancia, y la negación del otro.