Por: Fausto Pérez Villarreal
El salón Sierra Nevada del Centro Cultural de Riohacha fue el epicentro, la noche del viernes 21 de noviembre, del foro ‘El Caribe y su música’, enmarcado en la apertura del Festival Internacional del Bolero, evento que cada año se celebra en la capital de La Guajira.
Ante un auditorio repleto de público, que siguió la velada con notable atención, se rindió homenaje al bolero, ese hermoso género musical con más de cien años de existencia que sigue siendo el alma de los corazones latinoamericanos. La jornada trascendió lo meramente académico para convertirse en un homenaje lleno de nostalgia y pasión.
La ceremonia fue inaugurada por Álvaro Escorcia, presidente del Encuentro de Coleccionistas, quien abrió las puertas a un mundo donde la música se convierte en lenguaje, en voz, en historia. Con su intervención, Escorcia invitó a los asistentes a un viaje sonoro y literario, creando un espacio donde las notas del romanticismo se entrelazaron con el pensamiento y la poesía.
Normado Suárez . investigador
Cuando la maestra de ceremonias, Betty Martínez, dio paso a la primera intervención, el profesor Normado Suárez tomó la palabra. Este investigador, sabio explorador de la música y la cultura del Caribe, develó las profundas conexiones entre la obra del eminente sociólogo barranquillero Orlando Fals Borda y la música que emerge del mar Caribe.
Suárez, desde su perspectiva académica, presentó el sentipensamiento del bolero como un reflejo de la identidad cultural del Caribe, desentrañando cómo las melodías y los ritmos han influido profundamente en el pensamiento de uno de los sociólogos más importantes de Colombia. A través de su disertación, el bolero dejó de ser solo una forma de expresión musical, para convertirse en un vehículo de reflexión sobre la identidad, el amor y las tensiones sociales que definen la región.
El consagrado docente destacó la importancia de Fals Borda como compositor, explicando cómo en 1949 compuso la cantata ‘Mensaje a Colombia’, inspirada en los trágicos hechos del 9 de abril de 1948, tras el asesinato del líder político Jorge Eliécer Gaitán. También resaltó su influencia en emblemáticas canciones populares colombianas como ‘María Varilla’ y ‘El indio sinuano’.
Álvaro Escorcia, presidente del Festival del Bolero, y Betty Martínez, presentadora.
A continuación, Manuel Jaimes Triviño, con la erudición de quien conoce las raíces de la música popular latina, relató la trascendencia de la orquesta Los Van Van de Cuba en la historia de la música latinoamericana. En su exposición, el investigador cartagenero, residente en Nueva York, destacó la habilidad de la emblemática agrupación, fundada en 1969 por el cubano Juan Formell, quien la dirigió hasta su fallecimiento en 2014.
Jaimes Triviño habló sobre el aporte transformador de Los Van Van, cuyo repertorio, nutrido por son, jazz, blues, entre otros géneros, dio origen a una propuesta sonora innovadora llamada Songo, que sigue marcando generaciones. Asimismo, explicó cómo esta orquesta cubana, más que un grupo musical, ha sido y sigue siendo una escuela de autenticidad y revolución sonora. “Como no tengo buena memoria, voy a leer”, advirtió Jaimes Triviño. Sin embargo, esta advertencia no restó calidad ni profundidad a su presentación.
Ricardo Polo
Pero fue el poeta, compositor y pianista Fernando Linero quien, al cierre de las ponencias, tocó las fibras más sensibles del alma del bolero. Su exposición, titulada ‘Los contenidos literarios del bolero’, fue un viaje poético-musical. Con su voz y su piano como aliados, Linero nos sumergió en los misterios literarios de este género, en el que el amor, el desamor y la melancolía se encuentran en cada palabra, en cada frase, en cada acorde. Para Linero, el bolero es una obra de arte que nace de la pena, pero también de la esperanza; un canto que, aunque triste, nos habla de lo eterno, de lo inalcanzable, de lo que nunca se olvida. Citó a figuras sobresalientes de la bolerística como los cubanos Agustín Lara, Armando Manzanero y Miguel Matamoros.
La velada alcanzó su punto culminante cuando Linero, acompañado de su banda Yao, y con la presencia cautivadora de Lele, la cantante de voz arrebatadora y hermoso cabello corto magenta, junto a Rolando Sánchez (guitarrista y vocalista de extraordinaria destreza), Ricardo Polo (bongosero y ejecutante de la campana), Carlos Bueno (conga resonante) y el extraordinario saxofonista Jorge Peña, hizo vibrar el aire con las canciones que han sido parte de su vida y de su obra.
Fausto Pérez y el niño Ernesto Leclerc
Fue un acto de generosidad musical, una entrega total al público, que se sumió en la atmósfera emotiva que solo el bolero puede crear.
Y cuando el público aún seguía suspendido en la magia de las notas, Rolando Sánchez, acompañado de su guitarra y ese rubateo que fascina, dedicó una interpretación conmovedora del bolero ‘El Amor’, compuesto a cuatro manos con Fernando Linero. Las melodías suaves y las letras cargadas de un amor que trasciende el tiempo resonaron en el auditorio. Fue una de esas interpretaciones que no solo se escuchan, sino que se sienten, como un susurro en el viento que acaricia el alma.
Pero como si el destino hubiera querido coronar la noche con un momento sublime, el niño prodigio Ernesto Leclerc, de solo diez años, subió al escenario vestido de blanco, con elegancia y la pureza que solo los más jóvenes pueden transmitir. Con su voz de cristal, sin temor ni vacilación, Ernesto sorprendió a todos al interpretar el emblemático bolero ‘Cómo fue’, de su tocayo Ernesto Duarte, un clásico mexicano que sigue siendo el corazón de muchos boleristas. La interpretación del niño, llena de emoción y naturalidad, dejó al público sin aliento y arrancó un aplauso cálido y prolongado. Fue la cereza del pastel, un acto que coronó una noche verdaderamente inolvidable.
EL ENCUENTRO DE COLECCIONISTAS
La noche de gala, celebrada en el parque Nicolás de Federman, a pocos metros de la playa, se transformó en un auténtico ritual sonoro donde la música desplegó toda su magia. El niño prodigio Ernesto Leclerc, Chabuco, Pali Gámez, Cabas, la orquesta del Festival, dirigida por Kevin Caicedo Martínez, y la emblemática agrupación Los Van Van de Cuba elevaron el ambiente a un estado de fiesta inolvidable. Fue el sábado 22: un espectáculo de ensueño que parecía suspender el tiempo.
El domingo 23 tuvo lugar el Encuentro de Coleccionistas, con la participación de diez representantes de distintas ciudades de Colombia. Ante el jurado calificador —integrado por Ricardo Polo, Manuel Jaimes Triviño y este servidor, Fausto Pérez Villarreal—, los concursantes presentaron sus selecciones musicales, las cuales cobraron vida gracias al DJ Carlos Pájaro Muñoz. Al final, el primer puesto fue otorgado a Víctor González; el segundo, a Carlos Mayans Pacheco; y el tercero correspondió a Jesualdo Bracho.
