 
							Por: Francisco Figueroa Turcios

Pedro Vergara Mena encarna hace 60 años fielmente a el líder revolucionario argentino Ernesto Che’ Guevara. Se ha convertido en uno de los disfraces icónicos del Carnaval de Barranquilla.
Quienes transitan por la carrera 38 (Avenida de los Estudiantes) con el Paseo Bolívar (calle 34), pudieron identificar perfectamente a un hombre mayor, delgado, con boina y barba espesa, laborando como zapatero, pero no como uno más, porque es inevitable relacionar su parecido físico con una de las figuras emblemáticas e iconográficas más reconocidas del mundo: Ernesto ‘Che’ Guevara.
El lugar de trabajo de Pedro, más que un punto específico que determine a primera vista que allí se repara calzado, es una especie de santuario a la imagen del Che.
El retrato fotográfico en el que el Che mira al cielo, obra de Alberto Korda, es una de las imágenes más reproducidas del mundo tanto en su original como en variantes que reproducen el contorno de su rostro, para uso simbólico, artístico o publicitario. Esa fotografía no podía faltar en todo el entorno que rodea el Che Vergara, no sólo en su sitio de trabajo, sino en su vestuario y por ende en su residencia en el barrio Las Palmas en la Capital del Atlántico.

La afición de Pedro hacia Ernesto Guevara nació a la edad de 15 años, cuando aún merodeaba en las calles de su barrio de nacimiento, Las Nieves. Desde esa etapa del pasado comenzó a seguir las ideas socialistas del Che y a seguir un estricto régimen para no solo parecerse a Guevara en la parte de vestuario y aspecto físico, sino también en lo ideológico.
La figura del Che despierta grandes pasiones en la opinión pública tanto a favor como en contra, convertido en un símbolo de relevancia mundial; para muchos de sus partidarios, representa la lucha contra las injusticias sociales o de rebeldía y espíritu incorruptible. Así lo encarna Pedro Vargara , de allí que él lo mantiene vigente en el Carnaval de Barranquilla en la tradicional Batalla de Flores.
Del disfraz a la realidad
«Yo no soy el ‘Che’, eso lo tengo claro, pero al emular a este gran ídolo revolucionario mi meta es mantener intactos sus ideales. Frecuentemente voy a dictar charlas sobre él, en las universidades, especialmente en la del Atlántico y la Simón Bolívar. Tengo en mi casa 24 libros, 124 cuadros de Ernesto y todas las películas sobre su vida.
Mi parecido con él me ha facilitado mi labor para mantener viva la imagen de este ícono mundial y la mejor plataforma para lograr ese objetivo es el Carnaval de Barranquilla», resalta Pedro Vergara sobre su imaginario con el líder argentino.

Pedro Vergara conoció en el año 1959 al Che Guevara cuando trabajaba en un parque de diversiones en Cúcuta. Allí el argentino llegó con un grupo de niños. «Allí tuve el privilegio de conocer al Che en Cúcuta, él se me acercó al sitio donde yo estaba en el parque, aproveché y le dije: ‘lo admiro por su ideales'», recalcó Pedro sobre esa experiencia inolvidable.
De la realidad al desfile
El tradicional disfraz del ‘Che Guevara’ usado por Pedro Vergara durante recorridos del Carnaval desde hace 60 años, está compuesto por una camisa y un pantalón de camuflaje y una boina con una estrella, haciendo apología al personaje argentino, quien fue médico, político, revolucionario, comunista, escritor y guerrillero.
Juan Ruiz, presidente de la Fundación de Disfraces del Carnaval de Barranquilla, resalta la labor de Pedro Vergara en las fiestas del rey Momo de la Capital del Atlántico. «Pedro es una leyenda viva de la historia del Carnaval de Barranquilla, porque lleva décadas personificando al líder argentino. Los disfraces no dejan morir esta expresión del Carnaval de allí la importancia del rol de Pedro Vergara. Sin disfraces no puede existir el Carnaval. El Che es alma, cuerpo y vida de las tradicionales fiestas barranquilleras», apuntó Ruíz sobre la importancia del disfraz del Guevara. «Pedro Vergara, por ser un hombre humilde, pobre y zapatero es mirado con displicencia y, lo peor, es estereotipado como un loco. Detrás del disfraz del Che Guevara se esconden unas facetas interesantes como es un símbolo de lucha, constancia e incluso se ha visto involucrado en situaciones confusas simplemente por el tinte político por ejemplo, cuando fue detenido por la policía por encarnar al personaje.
La tarea de Pedro no ha sido fácil de encarnar durante 60 años al líder argentino para mantener vivo su legado a través del Carnaval de Barranquilla. Si Pedro estuviera en otro país, sin lugar a dudas, lo habrían revestido de una importancia y se le diera el valor que merece”,resalta Benjamín Bula, periodista e investigador cultural.

“Desde la perspectiva de la sociología y la psicología, el disfraz del Che Guevara tiene su lectura. Las figuras míticas hacen parte de cualquier carnaval, no en vano todo cambia para que todo siga igual. Es el ámbito cultural que encierra las carnestolendas. Pedro Vergara tomó como propio aquello cuyo impacto social se transfiere a las necesidades de representación e identificación populares, el Che se transforma en disfraz, en elevación cultural perdurable a través de quien lo encarna, es por ello que tal representación hace permeable el imaginario colectivo para que el disfraz no muera, nuevas generaciones de carnavaleros asumirán esa herencia sembrada por un precursor»,reflexiona Guillermo Mejía sociólogo, catedrático de la Universidad Autónoma del Caribe.
«El Che Guevara ha sido uno de las tantas personalidades de la política y de la historia cuya importancia ha trascendido grandemente al mundo cultural. Pedro Vergara, quien se disfraza del Che Guevara, es una persona que lo admira tanto que en su fantasía le gustaría fervientemente haber sido él. Pedro aprovecha el Carnaval para, ante los demás, ser él y personificarlo en su indumentaria y a la vez en su caminar, hablar y actuar, como si fuera el mismísimo líder guerrillero argentino. El carnavalero revive el valor histórico de este personaje trasmitiendo sus ideales y valores con los que se identifica plenamente», destaca Roque Herrera Michel, psicólogo, sobre el disfraz del Che Guevara intepretado por Pedro Vergara.

«Deseo morir un Miércoles de Cenizas», dice Pedro Vergara con la mirada lejana, similar a la del Che en la foto histórica. ¿Y por qué ese día?, le pregunto. Con el característico humor barranquillero lanza una respuesta repentina que nos hace volver a la realidad de la persona y deja atrás al personaje: “Nojoda, lo bacano que es morir el Miércoles de Cenizas, cuando ya me he gozado los cuatro días del Carnaval.
¿Te imaginas morir un Sábado de Carnaval? ¡Qué vaina barro! El miércoles me pueden acompañar a mi sepelio todos los disfraces del Carnaval. Le he dado instrucciones a mis dos hijas de que el día en que me muera sea enterrado con todos mis atuendos del Che. Es el mejor homenaje que puedo hacerle». Pedro termina su reflexión, deja atrás el humor y vuelve a la mirada lejana, la misma de su ídolo. En las manos tiene ahora unos zapatos que está arreglando, los transeuntes ven al Che y ven al zapatero, parecen preguntarse si ya pasaron los Carnavales, o si en Barranquilla la historia siempre se vive y se cuenta en clave de Carnaval
 










