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El Búho en los tiempos del paro

La clase política colombiana fue sorprendida y superada por la muchachada de las manifestaciones.

Por El Propio Búho

Jamás pensó el uribismo y su descuadernado gobierno nacional que una muchachada enardecida, verrionda, sin miedo a las brutales estrategias del miedo a que durante 30 años acostumbraron al pueblo colombiano a meterse debajo de la cama ante el primer matasuegra que estallara. En un principio, sin asco, sin piedad y con el mayor cinismo, sacaron a sus mercenarios para que se infiltraran con los manifestantes, para así deslegitimar las protestas y estigmatizarlos como unas hordas de vándalos que lo que pretendían era “alterar la vida pacífica del pueblo colombiano acostumbrado a resolver sus problemas sociales mediante el diálogo”. Pura paja. Los manifestantes esta vez no creyeron en esas frases huecas de políticos farsantes.

Sí, es un zoológico

Y en medio del atortole de los tradicionales dueños del poder económico, político y social, qué grato fue disfrutar de algunos chispazos del humor del bueno. Como cuando Vicky Dávila preguntó a la polémica senadora uribista «¿Cómo calificaría usted al Congreso?». Y ella, sin pensarlo dos veces, respondió, «¡Como un zoológico!».

Lo curioso es que seguido del video se escucha el siguiente audio:

Y Claudia, con un discurso cantinflesco

Se sabe que en una gesta de protestas para reclamar justos derechos pisoteados durante años, es apenas natural que haya efectos colaterales negativos, pero nunca superiores al daño inmenso que durante décadas ha padecido quienes se han envalentonado, arriesgando la propia vida, para que se les respeten sus sueños y esperanzas. Con todo respeto, Claudita, ¡te pifiaste!

Obligado a los diálogos

Por primera vez en Colombia los jóvenes asumieron con valor y firmeza su liderazgo para hablar en todos los escenarios a donde fueron citados por el Gobierno de Duque, cuando vio que la candela le subía piernas arriba. ¡Ni modo!

Uribe defenestrado

En los lugares más insólitos del mundo, hubo presencia de las protestas colombianas, que contaron con miles de simpatizantes solidarios con los manifestantes del país Suramericano, sometido a unas condiciones de penuria por la mezquindad de un engendro de sistema político que en casi tres décadas ha entregado todos los privilegios a una mezquina casta de empresarios, mientras que cerca del 40% del pueblo se encuentra en la miseria, en la peor desigualdad social del mundo.

No funcionó el opio del pueblo

Hasta mediados del siglo pasado las juventudes izquierdozas sostenían que las religiones eran el opio del pueblo. Ahora ya saben que estaban subiendo el loro en troja ajena. Lo que de verdad narcotiza al pueblo en estos tiempos es el fútbol. Por ello el Gobierno se esmeró en realizar un interesante torneo internacional. Que al final, por una lógica indiscutible en medio de la cruda pandemia, fue cancelado.

Diálogos sin intermediarios

Las realidades cambiaron en forma diametral. El partido político en el poder durante dos décadas todo pensaba, menos que un puñado de dirigentes rasos se les atravesara en el camino y perturbara sus sueños de seguir con el poder en la mano. Era demasiado cinismo, después de haberle causado tanto daño a las clases populares, para entregarles todo a los cuatro o cinco grupos económicos que han financiado con holgura todas sus campañas, con abundante plata. Ante la realidad contundente, al Gobierno no le quedó más remedio que tragar sapos y culebras en el desayuno, almuerzo y cena, reunido con un puñado de dirigentes sindicales y sociales sólidos e incorruptibles.

Hasta los ´paracos’ se silenciaron

Ciertos reductos de los extintos ejércitos ilegales del paramilitarismo intentaron meter la cuchara en el movimiento nacional de protestas. Les fue como a perro en misa. Porque el pueblo esta vez no se dejó intimidar. Y día y noche demostró que estaba firme dispuesto a vencer o morir, pero no dejarse doblegar por la sanguinaria estrategia del miedo.

El mensaje de los organizadores

Durante las ya largas jornadas de protesta el mensaje de los orientadores de estos movimientos sociales ha sido unificado y con consignas que el pueblo asimila, sufre y respalda para salir de la condición de pobreza y miseria. Para que la juventud tenga acceso gratuito a la educación. Para que los adultos y adultos mayores tengan acceso a la salud y a la seguridad social.

Finalmente, un pensamiento de la inolvidable Mafalda

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