Si no quiero que tus ojos perciban una imagen deformada, debo señalar a tu atención una cualidad intrínseca de esta ciudad.
Por:estela Monterrosa @monterrosa1961
Esta ciudad injusta que germina secretamente en la secreta ciudad justa: y es el posible despertar, como un concitado abrirse de ventanas, de un latente amor por lo justo, no sometido todavía a reglas, capaz de recomponer una ciudad más justa aún de lo que había sido antes de convertirse en recipiente de la injusticia.
Viernes 16 de junio, madrugada barranquillera, el taxi atraviesa raudo la vía cuarenta, va rumbo a Barranquillita, el punto de encuentro es la carrera 44 con calle 9. Es un encuentro para recorrer Barranquillita y el Boliche. Son las cinco de la mañana y la vía luce despejada, no existe sino uno que otro carro y los bellos colores de una madrugada tranquila.
Ya nos acercamos al punto de encuentro y se inicia el caos vehicular, el carro se adentra buscando la dirección y cada momento el tránsito es más difícil, logro ver un grupo reunido en la entrada de un granero y le digo al chofer, señor déjeme aquí, creo que este es el punto de encuentro, el chofer se detiene y me bajo, me dirijo al lugar y efectivamente, allí alcanzo a divisar a Dina Luz Pardo, a Alma Solano -Secretaria de Salud del distrito-, y otras de las personas convocadas allí para un recorrido por Barranquillita y el Boliche. Están Henry Cáceres, secretario de control urbano; Alberto Salah, gerente foro hídrico; Fernando Isaza, secretario de movilidad; Santiago Vásquez, secretario de gestión social; Jaime Pumarejo, gerente de ciudad; general Mariano Botero, comandante de la Policía metropolitana; Sara Rodríguez, directora de Barranquilla verde; Clemente Fajardo, secretario de gobierno; Yesid Turbay, director fondo de seguridad, Irina Martínez, alcaldesa local norte centro histórico. De estas personas convocadas faltaron algunas, otras llegaron un poco más tarde.
El origen o motivo de esta convocatoria es de los miembros directivos del Comité Intergremial Unidos por el Atlántico CIUPA, conformado por Asocentro, Fenacoven, Undeco, Asaba, Asocombol, Asopartes, Asoremo, Zona Segura, Red de apoyo de la policía nacional, ASO 30, Asocompaz.
Es que Barranquillita y Boliche también son Barranquilla. Éste es uno de los sectores productivos más importantes de la ciudad y el departamento, que está viviendo el paso del tiempo con la mirada indiferente de los dirigentes político—administrativos, que han hecho muchos proyectos y anuncios de obras para mejorar las condiciones, pero la realidad sigue igual.
Los gremios económicos miembros del Comité Intergremial Unidos por el Atlántico, buscan trabajar mancomunadamente con el Distrito para dignificar este importante sector comercial de Barranquilla. También buscan la observación sobre terreno de la situación actual, para luego trazar las acciones desde el corto plazo como las inversiones económicas necesarias.
Los objetivos específicos de este recorrido y la mesa de trabajo que se va a implementar son:
- Observar la situación actual de estos dos sectores tan importantes para la economía local.
- Evaluar las condiciones de salubridad y/o sanidad pública;
- Mirar las condiciones actuales del caño del Mercado, Ahuyama y Compañías.
- La ocupación del espacio público y manejo de los productos perecederos; aspectos relacionados con la movilidad.
- Temas afines a la indigencia y niños trabajadores en el sector.
- Inundaciones y sus causas.
- Todos aquellos aspectos que aquejan a los comerciantes del sector, como la seguridad y obras que se requieran de forma prioritaria para mejorar las condiciones de este islote.
En la mesa de trabajo se definirían unas acciones a corto plazo en un comité de Trabajo por el sector, con la participación activa de la administración Distrital y el concurso y apoyo de los gremios referenciados.
Ya el reloj marca las cinco y cuarenta y estamos próximos a partir para realizar el recorrido propuesto, mientras tanto el sector bulle con la compra y venta de mercancía, es impresionante como se mueve el comercio en este sector, la cantidad de personas que realizan desde las tres de la mañana transacciones comerciales, no importando el estado del sector, puesto que en la madrugada llovió y el barro y las aguas estancadas son mayores, llegó el momento de partir y arrancamos a paso firme encabezados por la Secretaría de salud, Alma Solano, una mujer de una dinámica a flor de piel y de un compromiso por su labor y un amor a su trabajo a toda prueba,la he seguido en su labor y merece un tratamiento singular es de los funcionarios que merece un 10 en su labor es de 24/7, con ella va Dina Luz Pardo, el Mayor Oscar Rueda y el Teniente Jeison Pérez.
Desde que se inició el recorrido la movilidad fue un caos, entramos a el mercado y lo primero que se ve es el desaseo, las mesas de la carne y al lado en el piso los basureros, es una situación antihigiénica total.
En medio del recorrido uno de los vendedores de nombre Enrique Cantillo se dirige a la secretaria de Salud, quien muy diligente dialoga con él y el señor explica que ellos (los vendedores) allí no cuentan con ninguna ayuda, que por allí nunca llega el administrador de los mercados, y lo poco que tienen como las mesas sobre la cual colocan la carne que venden, son hechas por ellos, que si se quema un foco ellos tienen que comprarlo. La secretaria de Salud les contesta que sí, que ella los entiende, y que deben tener en cuenta que esos proyectos de la administración se demoran, pero que lo que el alcalde ha prometido, eso va.
Pero existen muchas mejoras que son cambios de hábito, como por ejemplo mantener el sitio de trabajo limpio, y eso se soluciona con tanques con tapa para recoger la basura, con brigadas de limpieza que se pueden hacer frecuentemente, pero que si cada uno se dedica a mantener su sitio limpio no hay necesidad de brigadas constantes. Alma Solano se compromete a una reunión en aproximadamente quince días, después de resolver compromisos adquiridos con anterioridad.
Seguimos en el recorrido y una constante en todo el trayecto es la falta de higiene en todo el sitio, es una situación recurrente y es un chip que hay que cambiarle a todo este personal, es una labor de educación y debe ser en forma repetitiva, pues parece que son costumbres que se han ido transmitiendo de generación en generación, al escuchar a los vendedores y trabajadores, dando a entender que todo es labor de la administración municipal, y no es así, cada uno debe tener responsabilidades en su sitio de trabajo, en su ciudad, porque así como tenemos derechos también tenemos deberes.
El recorrido continúa y podemos observar alguno que otro niño trabajando en el lugar, al preguntarles a los adultos, confirman que sí hay niños trabajando en el sector, a lo que las personas encargadas de la comitiva anotan para regresar y hacer el respectivo censo para integrarlos a los programas de la alcaldía y sacarlos del trabajo.
Los olores nauseabundos, el barro, el desaseo, son el factor común de este recorrido, vamos saliendo rumbo a otro lugar y encontramos pequeños callejones que son “callejones del cartucho”, allí aún ya cuando van siendo las siete y treinta de la mañana están aquellos seres humanos con la mirada ida en la lejanía, producto de los efectos de la droga.
Encontramos cinco en un lugar, tres en otro, siete en otro, en la plena vía pública encontramos un poco más, al preguntarles si no hacen parte del programa de rehabilitación de habitantes de la calle, contestan que no. Indagamos por el sector y pudimos establecer que en las horas de la madrugada el número de estos habitantes puede llegar fácilmente a los cien. Es esta otra problemática de este sector recorrido.
Llegamos al Boliche, allí donde ofrecen y venden lo que menos uno se imagina, la placita llena de camiones que bajan sus productos y que es un sitio de gran comercio aunque no lo parezca, de toda la Costa llegan allí a descargar sus productos, que surten los negocios, a los mayoristas y a los pequeños vendedores, están también los buses intermunicipales, los bici taxis, los carretilleros, mejor dicho este sitio es bastante “garciamarquiano».
Las jóvenes a pie vendiendo el tinto, en una esquina la venta de huevos cocidos, los hombres que ponen las tablas para pasar el charco y el barro producto de alcantarillas rotas y de la lluvia que ha caído, es un maremágnum mañanero, es un caos comercial donde al final de la tarde se sacan las cuentas y a pesar del desorden, del hedor, y de todos los problemas de estos sitios recorridos, hay ganancias para el mayorista y hay forma de sobrevivir para el minorista y hay ingresos para el habitante de la calle y hay trabajo para la administración municipal, porque este entorno hay que transformarlo interior y exteriormente.
Es una verdad que hay que trabajar rápidamente, porque no podemos dejar que se acabe el mercado, resumiendo este es un sitio donde conviven la suciedad, la invasión del espacio público, la informalidad diversa y desproporcionada, los moto taxistas, los gritos, la contaminación visual y ambiental.
Quizás el problema más duro de resolver no sea el ambiental o el físico, quizás lo más duro de resolver es la problemática social que existe allí, porque se necesita voluntad política, visión histórica en el liderazgo y muchos recursos.
Finalizado el recorrido nos dirigimos hacia el restaurante El faro, para dar conclusión a lo visto, y allí el señor Isnardo Díaz Plata, presidente de Asocombol, recuerda que la primera iniciativa estuvo orientada a la seguridad. Fue hace 14 años, cuando los comerciantes se pusieron de acuerdo, compraron un par de motocicletas y montaron un frente coordinado con la Policía, que son los que han trabajado con ellos y no los han dejado solos. Con el tiempo, el espacio público se convirtió en la principal preocupación. La aparición de nuevos vendedores estacionarios y el desorden que esto trajo se volvieron tema obligatorio en las reuniones de comerciantes. Mientras tanto, según Díaz, la respuesta de la Administración era un listado de promesas sin cumplir, que aún sigue igual.
Ante las palabras del señor Díaz, la secretaria de Salud se comprometió a meterle el hombro a esta situación y poder iniciar con mejoras, de la mano de todo el grupo, tanto de la alcaldía como de los comerciantes, pues esta es una labor mancomunada y en bloque para conseguir buenos resultados.
Este fue un amanecer diferente, viendo y viviendo una realidad de Barranquilla en un sector donde confluyen comerciantes de toda clase y donde se mueve parte de la economía de la ciudad, porque los impuestos que pagan los comerciantes allí bimestralmente son bastante altos y por supuesto entran a las arcas de la ciudad. También pudimos observar el compromiso de los mismos comerciantes que quieren que todo mejore y de los funcionarios de la alcaldía cuyo compromiso y decisión generan la confianza de los sectores convocados y del personal de los mercados, para que comiencen a darse los primeros pasos en el mejoramiento de Barranquillita y el Boliche.
Galería de fotos