«Hay que soportar adversidades. Brindar oportunidades a los que están llegando. Es lo rescatable de este triunfo”. José Pekerman.
Por: Estela Monterrosa Cabarcas
Desde cuando despuntó el día, en Barranquilla el ambiente era de optimismo y festividad. A las cinco treinta de la mañana ya habían casas engalanadas con el tricolor, y a las siete de la mañana la ciudad era una mancha amarilla por donde uno transitara, todo el mundo vestía orgullosamente la camiseta que distingue a la Selección Colombia.
Todos los caminos conducían al estadio Metropolitano Roberto Meléndez. Los aficionados comenzaron su peregrinar hacia el coloso de la ciudadela 20 de julio, y ante la declaración por parte del alcalde con el decreto expedido el lunes, donde concedía tarde cívica a los trabajadores y estudiantes, todo se confabulaba para hacer de esta tarde del 29 de marzo una maravillosa tarde.
Rumbo al estadio Metropolitano vía Transmetro, para mayor comodidad de los aficionados, los buses lucían engalanados con los usuarios que salían en grupos familiares, de trabajo, para acompañar a la Selección. Había una conexión entre todos y uno le preguntaba al otro: «¿vas para el estadio?», y el otro respondía: «¡Claro que sí voy para allá!».
Ya se acercaba la hora del partido y los alrededores del estadio era una locura total, un paroxismo, un desorden ordenado, porque si algo existió fue organización, la logística, la policía, todos te guiaban y te hacían más fácil la llegada a las graderías del metropolitano. A las tres de la tarde ya el estadio se encontraba lleno, solo dos pequeños claros en la tribuna donde daba el sol con toda su fuerza y esplendor, la gente coreaba canticos, hacia la ola, comentaba, y existía un común denominador: la sonrisa. En cada uno de los asistentes en ese momento solo existía la felicidad de estar allí, de hacer parte de la fuerza del equipo de Pékerman, de empujar con las buenas energías a ese grupo de jugadores, unos nuevos, otros ya experimentados, pero todos en un solo engranaje, en una sola familia y con un solo deseo: hacer las cosas bien, agradar al aficionado, ganar y acercarnos más a la clasificación al mundial de Rusia 2018.
Se cantan los himnos, se hace el protocolo inicial, y ruge la afición cuando se toca el balón dando inicio al esperado encuentro futbolístico, el líder Ecuador se ve dominado desde los primeros momentos por el equipo colombiano, que mágicamente tocaba la pelota y se acercaba peligrosamente al arco rival, hasta que llegó el momento culminante del toque, del esfuerzo y es cuando el porteño Carlos Bacca emboca de un zapatazo la pelota al fondo de la red, y allí estalla el grito de gol, un grito al unisono que salía del corazón, de la emoción.
Y llegó el segundo y luego el tercero, y llegó también el descuento por parte de los ecuatorianos, pero eso no fue motivo para que no se celebrara cada pase, cada toque, con el famoso olee, que enardecía a los ecuatorianos, que lucían impávidos ante la tarde de ensueño que vivía la Selección, los aficionados, los directivos, la ciudad entera, que celebraba de forma maravillosa esa pasión que es el fútbol, que es capaz de unir a un país con un lazo tan fuerte que nos hace sentir indestructibles, poderosos e inderrotables en el campo de juego. Al final nadie quería moverse de su silla, esperando el paso de los jugadores al camerino, para ovacionarlos, para agradecerles esta maravillosa tarde futbolística de un martes 29 de marzo del 2016.
Las palabras de Pekerman en la rueda de prensa lo dicen todo:
«Reconocer el trabajo de los jugadores, han hecho las cosas de una forma excelente. Ellos se lo merecen».
«Hay que soportar adversidades. Brindar oportunidades a los que están llegando. Es lo rescatable de este triunfo».
«No quisiera hablar de individualidades porque hoy todos los jugadores fueron figuras».
«Los jugadores saben lo que está pasando. Sabían que estos partidos era claves y aparecieron en los momentos justos».
«Estoy convencido que Ecuador tiene este momento (líderes de la Eliminatoria) porque están juntos desde hace mucho tiempo».
Finalmente una grandiosa victoria de Colombia que demostró a punta de talento, coraje y goles que todavía tiene jerarquía para disputar mano a mano el cupo a Rusia 2018.
