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Aracataca y Sucre, unidos, son Macondo

El sociólogo, historiador y escritor de Sucre, Sucre, Isidro Álvarez Jaraba, en su nuevo libro brinda interesantes luces para entender mejor al genial Gabo. 

Por Rafael Sarmiento Coley

Isidro Álvarez Jaraba, consagrado filósofo, historiador, catedrático y escritor nacido en Sucre, Sucre en 1973 y autor de este formidable testimonio histórico sobre Gabo.

Gerarld Martín, el historiador y escritor inglés que elaboró una de las más completas biografías de Gabriel García Márquez, el Premio Nobel de Literatura 1982, en su muy atinado prólogo al libro ‘El país de las aguas’ del sucreño Isidro Álvarez Jaraba, revela una de las realidades más asombrosas de la vida del genio cataquero:
“La contribución de las aguas sucreñas (del pueblo de Sucre, Sucre), a la conciencia y la identidad de García Márquez ha sido muy bien apreciada y explicada por Isidro Álvarez en el libro –único, imprescindible—que ustedes leerán en corrientes idílicas. Y su comprensión de dicha contribución le ha llevado a comprender también la importancia fundamental –fundacional—de la “Serie de La Sierpe” en el desarrollo de la poética de nuestro gran escritor. En estos textos, el Mohán de origen indígena y la Marquesita de origen española, se juntan, hijo e hija de los ríos.

“Yo añadiría que la colección de cuentos ‘Los funerales de la Mamá Grande es igualmente fundamental, y de una manera paralela, por cuanto en su relato epónimo –muy político, por otra parte—las facetas de Macondo y de ‘el pueblo’ también se juntan y se fusionan (este relato medular aparte, la mitad de los cuentos son ‘macondinos’ y la otra mitad ‘pueblerinos’). El escenario de Los funerales de la Mamá Grande se llama ‘Macondo’ y, sin embargo, a él no se llega ni por carretera ni por tren sino por río. Es que Gabito se había dado cuenta de que no le había hecho justicia a Sucre, a lo que Sucre le había dado, así que ahora Sucre también tenía que ser parte de Macondo. (Este gesto ha confundido a muchos lectores y críticos, pero qué le vamos a hacer”).

Isidro Álvarez, Javier Duque Duque, la psicóloga Melina Cabrera, y los periodistas Jorge Mario Sarmiento Figueroa y Rafael Sarmiento Coley.

La presentación de este invaluable libro se llevó a cabo el 11 de abril en Barranquilla en el Club ABC, acto organizado por la Fundación Vida y Obra del Docente, que preside Javier Enrique Duque. Previo a la conferencia se brindó un breve agasajo al autor de la obra, Isidro Álvarez, en La Cueva, con la presencia del presidente de la Fundación que está al frente de este mítico tertuliadero de Gabo y sus amigos, Heriberto Fiorillo.

Gabo navega en el mar de aguas negras

Isidro Álvarez Jaraba nace en Sucre, Sucre, en 1973. Estudia filosofía e historia en la Universidad Santo Tomás, en Bogotá. Se especializa en pedagogía de la recreación ecológica en la Fundación Universitaria Los Libertadores (Bogotá).

Portadas del libro’El país de las aguas: García Márquez en La Mojana, la otra orilla de Macondo’.

Es un investigador representativo de la nueva generación de intelectuales comprometidos con el análisis y reestructuración de la memoria reciente de Colombia.

Autor de varias obras, este ensayo ‘El país de las aguas. García Márquez en la Mojana, la otra orilla de Macondo’, es de un valor insuperable para que los gabófilos entiendan un poco más la obra del genial cataquero, que tuvo la fortuna, por esas cosas de la vida misma, de nutrirse de esa Colombia variopinta aún dentro de sus propias regiones, como es el caso de Barrancas, La Guajira, Aracataca, Magdalena, Barranquilla, Cartagena, Zipaquirá, Bogotá y Sucre, Sucre, en varias etapas claves de su niñez, adolescencia, y juventud.

Su paso por aquella población lacustre que es una especie de capital de la subregión de La Mojana, marcó, de manera rotunda, el sendero de su literatura fantástica. Porque La Mojana es “agua, magia e historia”.

En La Cueva, los organizadores brindaron un almuerzo al autor del libro, quien aparece con Heriberto Fiorillo,Rafael Sarmiento Coley, y Javier Duque.

Tal como lo describe el propio García Márquez: “No solo el pueblo, sino la región entera era un piélago de aguas mansas que cambiaban de colores por los mantos de flores que las cubrían según la época, según el lugar y según nuestro propio estado de ánimo”. Una niña de Corozal  que se iba con sus tíos a llevar el ganado en los veranos fuertes que resecan los pastos de las sabanas sucreñas, recuerda que «entrar a esas ciénagas de aguas negras y mansas era un remanso de paz, de aventura y de sorpresas, con esa cantidad de peces que saltaban a la canoa y los jardines hermosos de las plantas acuáticas como la taruya y el bijao. En las aguas flotaban alfombras de toda suerte de frutas…mangos, ciruelas, guayabas, guanábanas. Lo único que no me gustaba era que todos los días las tres comidas eran pescado frito, sancochado o ahumado. Y lo que más me aburría era el coroncoro, que no tenía casi nada que comerle».

Esos abuelos irrepetibles

Gabo, en su época juvenil en Sucre, Sucre.

Gabo admite con franqueza que “tuve que vivir 20 años, y escribir cuatro libros de aprendizaje para descubrir que la solución estaba en los orígenes mismos del problema: había que contar el cuento, simplemente, como lo contaban los abuelos”.

Por eso, aunque vivió de cerca la trágica historia de uno de sus mejores amigos que tuvo en Sucre, Sucre (Cayetano Gentile, el mismo ‘Santiago Nasa’ en ‘Crónica de una muerte anunciada’), un joven estudiante de medicina con quien parrandeaba en una patota de rumbas y aventuras interminables con un peculiar mundo femenino sin tantos prejuicios, no lo marcó aquel suceso como una descomunal calamidad. Lo asumió como un episodio de la vida, irracional e injusto, Sí, pero inevitable en aquel mundo de costumbres arcaicas y detestables, como el episodio de devolver la novia el mismo día de la noche nupcial porque no era virgen.

Cayetano Gentile, el verdadero nombre de ‘Santiago Nasar’.

Y en medio de toda esa vida algo bohemia, estaba el escritor a la caza de detalles para sus distintas obras. Claro, y también, cómo no, con el ojo puesto en la niña de 13 años a la que él, mientras bailaban en una tómbola de colegio, le espetó esta frase premonitoria: “Tú serás mi esposa para toda la vida y mi polo a tierra”. Mercedes Barcha Pardo, niña bien educada, hija del boticario y farmaceuta del pueblo procedente de Magangué, no se sorprendió. Sabía que eso sería así, dada la firmeza y decisión con que aquel flacuchento pretendiente de ojos, bigote, pelo y camisas de mil colores como la de los gitanos o inmigrantes árabes, le habló.

El periodista Jorge Mario Sarmiento hace la presentación del acto, que tuvo como conferencista al autor del libro Isidro Álvarez y moderador, Rafael Sarmiento Coley,

Lo más vital para los García Márquez es que, nunca en ninguna otra parte, serían tan felices todos juntos. Dasso Saldívar, otro de los valiosos biógrafos de Gabo, al respecto sostiene: “Sin excepción, todos los García Márquez recordarían la época de Sucre como aquella en que fueron probablemente más felices y la única en que estuvieron juntos”.

La obra de Isidro Álvarez tuvo la fortuna de contar con dos prologuistas de marca mayor, cada quien dentro de su campo y distinto punto de vista del trabajo minucioso del autor.

La casa de los García Márquez en Sucre, Sucre, en dondde vivieron una de las épocas más felices.

Afirma el sociólogo, historiador, escritor y futuro alcalde de Santa Bárbara de Pinto, Edgar Rey Sinning: “El escritor Isidro Álvarez no se quedó – y eso es lo valioso de la obra- en las anécdotas y conocimientos de la tradición oral sucreña, sino que revisó las novelas, los cuentos, y relatos del Nobel colombiano que tienen presencia mojanera y que muestran que sus personajes existieron-realidad-ficción- en un espacio y en un tiempo determinado. Además trianguló las narraciones noveladas con la información recopilada en los textos: ‘Vivir para contarla’, la autobiografía del Nobel, y ‘García Márquez, el viaje a la semilla’, la biografía de Dasso Saldívar.

«De tal manera que el licenciado Isidro no es un “embelequero” que quiere demostrar que su tierra le aportó a la obra y a la vida del más grande hombre nacido en Colombia, sino que tiene los fundamentos para sustentarlo. Pienso que su trabajo es un aporte significativo para entender aquello que no se cansa Gabo de repetir: “La realidad rebasa la imaginación en América Latina y los escritores es poco lo que tienen que decir”.

Las aguas encantadas

Gabito, en su época estudiantil en el colegio San José de Barranquilla.

Sí. Definitivamente hay que leer y reeler de P a Pa esta breve obra de Isidro Álvarez, profunda en investigación, y poética en la descripción de los paisajes de ensueño de esa inmensa y rica región llamada La Mojana.

Y lo documenta con un recuerdo histórico irrefutable: “Por ser hijos del río, los habitantes de ‘Pansheinú: País encantado de las aguas, estar asentado a lado y lado, a lo largo de sus orillas en el verde de sus riberas, los mojaneros no han escapado al significado mágico del agua, que en las líneas del tiempo se ha convertido para ellos en un símbolo, y ha marcado su memoria para dar origen a expresiones narrativas fantásticas asimiladas y recogidas en la palabra, en la manifestación y fluidez verbal de los abuelos y la virtud innata de su imaginación para mantener indisolubles y enriquecer hasta nuestros días, el patrimonio oral e intangible de esta región tan natural a la fábula y el mito”.

About author

Director general de Lachachara.co y del programa radial La Cháchara. Con dos libros publicados, uno en producción, cuatro décadas de periodismo escrito, radial y televisivo, varios reconocimientos y distinciones a nivel nacional, regresa Rafael Sarmiento Coley para contarnos cómo observa nuestra actualidad. Email: rafaelsarmientocoley@gmail.com Móvil: 3156360238 Twitter: @BuhoColey
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