Ya en numerosos países el ciudadano cuenta con la manera más fácil de ejercer ese deber democrático.
Por Rafael Sarmiento Coley – Director
En estos días el Registrador Nacional del Estado Civil Carlos Ariel Sánchez Torres se quejaba de la ausencia de delegados costeños en unas jornadas de capacitación que se hicieron en Bogotá. Claro, señor Registrador, quedaba más fácil y menos costoso trasladar a las distintas ciudades del Caribe a los capacitadores, que llevar a los jurados costeños al altiplano.
Ese pensamiento del Registrador es exactamente lo que tiene a Colombia atrasada en materia electoral. Porque se hace siempre lo más difícil. Nunca lo más fácil. El voto electrónico cuesta. Pero el país avanza en democracia. Ya se sabe que el democrático no es el mejor de los sistemas. Alguien dijo “pero es el menos malo de todos”.
Y aunque se insista en que estos tarjetones de ahora para Senado y Cámara son menos complejos, para numerosos ciudadanos el asunto no es como soplar y hacer botellas. Por eso Lachachara.co ha venido insistiendo en la necesidad de una pedagogía más intensa por todos los medios, especialmente por parte de los candidatos, quienes son los primeros beneficiarios del buen manejo de estas grandotas tarjetas electorales por parte del votante.
En el caso del listado para Cámara por la circunscripción del Atlántico, se divide en tres secciones: la primera, en la cual se elige a siete representante a la Cámara, en las listas de los partidos y movimientos que inscribieron candidatos: Polo Democrático, Partido Liberal, Partido Alianza Verde, Partido Opción Ciudadana, Partido Conservador, Partido de la U, Movimiento Mira, Cambio Radical, el uribista Centro Democrático, y la casilla del voto en blanco.
Las 8 primeras listas son abiertas. Por lo que el ciudadano puede votar de dos formas: marcando el logo de su partido y el número que le correspondió a su candidato, o simplemente marcando el número, o al revés, marcando solamente el logo. En todo caso procure no salirse del recuadro a marcar. No pase el bolígrafo de las 4 rayas de la casilla.
La lista de Centro Democrático (la uribista) es cerrada. El ciudadano sólo tiene que marcar el logo, pues las curules las reparte el partido. El dueño del balón. En este caso, Álvaro Uribe. Y punto.
La segunda sección especial es por las comunidades indígenas. Y la tercera y con mayor número de partidos y movimientos es la de los afro-descendientes.
La circunscripción nacional de Senado
Esta ‘sábana’ de Senado tiene dos secciones: de Senado Nacional y la de las comunidades indígenas.
En la circunscripción nacional de Senado ocho partidos o movimientos inscribieron candidatos. En esta competencia serán elegidos 102 senadores. Las dos primeras listas del tarjetón son las del uribista Centro Democrático, que es lista cerrada y por lo tanto no aparecen los números de los candidatos inscritos. Lo mismo ocurre con el movimiento Mira.
En cambio el Partido Conservador, Polo Democrático, Opción Ciudadana, Cambio Radical, Partido Liberal, Partido de la U y Partido Alianza Verde, sí aparecen los números de los candidatos. Son partidos y movimientos más democráticos. Menos caudillistas. Lo único malo es que no aparecen nombres ni fotos de los aspirantes. Por lo que el ciudadano deberá memorizar muy bien cuál es el número del candidato de sus preferencias y marcar bien el recuadro, sin salirse hacia los números vecinos, porque le anulan el voto.
Aquí el votante igualmente es libre de marcar solo la casilla del número de su candidato. O marcar el logo y el número. O si su pasión es por el partido o movimiento y no ningún candidato en particular, pues del mismo modo puede marcar el logo de su partido, que ese voto es válido y suma para pasar el umbral, por ejemplo. Pero si marca dos logos, le anulan el voto. O si se sale de la casilla a la hora de poner la cruz, también se lo anulan.
El voto en blanco, como ya lo hemos explicado en este portal, es de un enorme valor como protesta o mecanismo de sanción e indignación si ninguno de los candidatos llena las expectativas de los ciudadanos. Si gana el voto en blanco, se repite la votación, pero con candidatos distintos.
Eso puede ocurrir en Cámara, tanto en las circunscripciones departamentales, como en Comunidades Indígenas y Afro-descendientes. En Senado y hasta en las elecciones presidenciales puede darse el triunfo del voto en blanco. Gana el voto en blanco cuando, si en la sumatoria de todos los votos válidos por los candidatos a Presidencia se producen 5 millones de votos válidos y el voto en blanco saca cinco millones un voto, gana el voto-protesta. Y se fija fecha para las nuevas elecciones, pero sin ninguno de los candidatos que participaron en el debate derrotado. Lo mismo vale para Senado y Cámara, para alcaldía, gobernación, asambleas, concejos y juntas administradoras locales. También el ciudadano tiene su mecanismo de premiar o castigar a los candidatos. Es apenas justo. Y ojalá ocurriera en este debate en alguna parte del territorio nacional.